Capitulo XX

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No perdieron nada de tiempo, se levantaron de donde estaba sentados y salieron corriendo a la oficina de Lance, allí lo encontraron despierto, pero en mal estado, a su lado estaba Coran quien, preocupado le recomendaba dormir, pero este se negaba.

–No quiero, no quiero... –Lance repetía sin parar.

–¿¡Qué sucede!? –Pidge preguntó de forma abrupta olvidando por un momento que le estaba hablando a su jefe.

Verónica llegó poco después y se ubicó junto a Hunk y Pidge, quienes apenas podían procesar ver a Lance tendido y en tan mal estado.
Coran se levantó de su asiento y se acomodó su abrigo, se aclaró la voz y empezó a narrar.

–Llegué aquí acompañado de Veronica para recoger unos reportes, pero vimos Lance con la cabeza sobre el escritorio, no respondía a nuestros llamados, cuando lo despertamos, lo encontramos en una fiebre muy alta y con severo dolor de cabeza, intentamos hacer que descansara, pero no deja de negarse –Coran narró con un gesto de absoluta tristeza.

–Tenemos que llevarlo a casa a descansar –Hunk comentó.

–Iré con ustedes –Coran anunció.

–Yo también quiero ir –Verónica dijo mostrando preocupación.

–Por favor encárgate de terminar de recoger los informes, solo puedo confiar en ti para hacerlo –Coran pidió.

Verónica asintió y fue a terminar con su trabajo, entre Hunk y Coran cargaron a Lance, Pidge ayudó con las puertas y abriendo camino, llegaron hasta el auto de Hunk, Coran de copiloto y con Pidge atrás con Lance, sintiendo un déjà vu por la situación.

Solo veinte minutos despues, Keith escuchó el timbre de la puerta, no entendía quien estaría allí a esa hora, se asomó por la mirilla y vio a Hunk, sin problema abrió la puerta y la gran sorpresa que se llevó cuando vio a Lance en pésimo estado siendo cargado por el mismo Hunk y un señor con bigote, sin mencionar que tras de ellos estaba una pequeña de cabello avellana.

Los dejó pasar inmediatamente, dejaron a Lance sobre el sofá, Hunk le contó sobre lo sucedido, y la chica llamada Pidge se disculpó por la intromisión, el señor que inmediatamente se dirigió a la cocina y empezó a rebuscar en el refrigerador era el jefe Coran, Hunk explicó.

Lance se cubría el rostro con el antebrazo, y sus colmillos sobresalían ligeramente, Keith hacia todo lo posible para que nadie se diera cuenta de ello distrayendo a los presentes, poco después Coran volvió con un vaso con un contenido de color rojo, Hunk preguntó por ello con curiosidad.

–Jugo de rábano –Coran respondió sin dudar.

Pero el olfato de Keith le decía que era otra cosa muy distinta, con cuidado Coran le dio de beber el liquido poco a poco dejó de tener una respiración errática, y quedó dormido.

–Ya es hora de que se vayan –Coran se dirigió a sus empleados.

–Pero señor ¿Cómo va a volver...? –Hunk preguntó.

–Tomaré un taxi, no tienen de que preocuparse –Coran respondió con una sonrisa tranquila.

Hunk y Pidge se retiraron, Coran se quedó viendo a Lance con un rostro de tristeza, Keith estaba algo incomodo por la presencia Coran, pero determinado se acercó a él y le preguntó.

–Señor Coran, ¿qué sucede con Lance?

–Dime solo Coran –tomó asiento en uno de los sillones, Keith lo imitó–, eres Keith ¿cierto?, el hombre lobo...

–Sí... ¿Lance le dijo?

–Lance me dijo que estaba viviendo contigo, pero supuse lo de hombre lobo, debes ser cuidadoso, tu dentadura está sobresaliendo.

Entre Garras y Colmillos - KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora