Capítulo V

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Lance terminó de cocinar y lo sirvió en el comedor, Keith enseguida fue a comer. Lance regresó a la cocina y se tomó otra de esas pastillas que ya eran una costumbre, se humedeció la cara y peinó su pelo hacia atrás, se sentía cansado, muy exhausto, para descansar se sentó en el sofá y cerró sus ojos dándose un pequeño descanso. Al percibir un peso al lado suyo abrió un ojo y se encontró con un Keith mirando la televisión para después pasar su mirada hacia él, y Lance tenia que admitirlo, esos ojos eran preciosos.

–La pregunta...

Lance se sentó correctamente y empezó a jugar con sus dedos, no sabia como exactamente decirle que no sabia absolutamente nada de él.

–Pues, veras...

–Antes, por favor respóndeme lo siguiente: ¿qué eres de mí? ¿un amigo, compañero de trabajo, algo...?

–No somos nada.

–¿Por lo menos te conozco?

Lance negó con la cabeza, en reacción retrocedió chocando con el apoyabrazos.

–¿Qué quieres de mí? -enterró sus uñas es el apoyabrazos, tenía miedo.

–No pienses así de mí, solo te esto ayudando.

–¿¡Ayudando!?, ¡explícame por que estoy en la casa de un completo desconocido!

–Por favor, cálmate –tomó su mano y la alejó del apoyabrazos.

–¡No me toques!

Formó su mano puño y la estrelló contra su mejilla. El contundente golpe le hizo girar la cabeza y se cubrió el rostro con sus manos. Keith estaba jadeando, sintió mucha adrenalina en muy pocos segundos, miedo, incertidumbre y mucha confusión, después de aclarar su mente se sintió culpable por sus actos, había usado mucha fuerza, hasta alcanzó a escuchar algo tronar, inmediatamente se alarmó, se acuclilló frente a Lance e intentó retirar sus manos.

–¡Lo siento mucho!, ¿estás bien?

Lance retiró las manos de su rostro y dejó ver su mejilla completamente sana.

–Estas bien, que alivió.

Acercó su mano a su mejilla y le dio una pequeña caricia, pero Lance la apartó juntó a un quejido de dolor.

–No hagas eso, duele –vio su cara de confusión–. Sano rápido, pero aun así duele.

–Eso es algo inhumano –quedó perplejo.

–En teoría, es verdad. 

–Q..qué clase de monstruo eres –Keith tartamudeó aterrado.

–Oye, eso duele –frunció el ceño–, el vampiro que te salvó a tu servicio.

Keith soltó un pequeño jadeo y se llevó una mano a la frente con frustración.

–Pensé que fue un sueño, suena algo, ¿loco, irreal?

–El mundo es muy raro, eso sí que te lo aseguro –sacó de su bolsillo una y  licorera bebió de esta.

Keith se inquietó por el olor que le llegaba de esta, olía como a hierro, arrugo la nariz asqueado, si lo de ser él vampiro era verdad entonces su supuesto sueño era verdad.

–Entonces, soy un hombre lobo –dijo con más con fundido que seguro.

–Bingo –dijo tomando el control y cambiando de canal.

–Eso no es posible, quiero decir, no parezco uno ¿o sí?, no tengo cola o orejas, no sé exactamente como es un hombre lobo, esto es muy confuso –se dejó caer en el respaldar y se cubrió el rostro en exasperación.

Lance no pudo evitar sonreír levemente, él había actuado en negación de similar manera, por no decir igual. Se cruzó de piernas y se sentó de frente a él, llamó la atención de Keith, le indicó que lo imitara. Dudoso, Keith lo imitó y quedaron frente a frente con las piernas cruzadas.

–Has lo que te digo.

Keith asintió.

–Cierra los ojos e inhala.

Obedeció y tomó una gran bocanada.

–Así no tonto, por la nariz, ahora exhala y repite.

–¿Así?

–No hables, no pienses en nada y solo escucha mi voz.

Logró conseguir una tranquila y constante respiración, su pecho subia y bajaba suavemente, apenas vio que su expresión facial era nula procedió.

–Imagina la luna, en su punto más alto, ilumando la noche oscura. Es hermosa, lo más precioso que has visto es esa luna que te llena con su vitalidad, ella te ama y no te abandonará.

Frunció el ceño, las palabras de Lance eran muy raras, pero siguió con ello.

–La luna te llena de poder, eres poderoso, eres fuerte, ágil y perceptivo, como un lobo, que escucha a su presa fuera de su cueva, a pesar de ser una silenciosa criatura, la reconoces a la perfección, es un pequeño roedor, se encuentra entre los arbustos y está llamando a sus amigos, pero el único cerca eres tú.

Inconscientemente se lamió los labios  sintió salivar acompañado por una respiración agitada y un hambre repentina.

–Abre los ojos y toca tu cabeza.

Apenas sus manos palparon su cabeza, sintió unas pequeñas protuberancias peludas, abrió los ojos con sorpresa, y sintió como esas orejas reaccionaban al roce.

–¿Estas son...?

–Mira detrás de ti.

Volteó la cabeza y se encontró con una peluda cola.

–Todo esto es muy raro, ¿cómo es posible?

–Eso no es todo, mira esto.

Le extendió su celular con la cámara delantera, en este podía ver sus orejas con el mismo color de su cabello y sus ojos parpadeantes pasando de amarillo a morado. Keith lentamente regresó el celular y se acomodó entre sus piernas, cubriendo sus orejas con la manos.

–¿Ahora que haré?, soy horrible –la situación lo están mortificando.

–No lo eres –retiró sus manos, levantó su rostro y sonrió dulcemente–, yo pienso que te ves lindo.

Le revolvió levemente el cabello, se levantó del sofá y se dio la vuelta.

–Estoy muy sudado por el trabajo, iré a bañarme y después arreglaremos donde vas a dormir.

Dicho esto, Lance se alejó y dejó a Keith confundido, ¿ese cosquilleo en el estomago y su cola moviéndose era algún tipo de efecto secundario?

Entre Garras y Colmillos - KlanceWhere stories live. Discover now