58: Lamentable

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Dedicado a FNDRSMDFR. Que lo disfrutes, cosita♥

—¿Qué haces aquí? —Estaba conteniendo mi molestia, por lo que mi tono de voz no expresó ni la mitad de la emociones que se encontraban enclaustradas en mi garganta

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—¿Qué haces aquí? —Estaba conteniendo mi molestia, por lo que mi tono de voz no expresó ni la mitad de la emociones que se encontraban enclaustradas en mi garganta.

Gennaro parpadeó varias veces mientras me observaba en silencio, al parecer le costó reconocer a su propio nieto. No me sorprendía.

—¿Andrea?

—De todos los momentos para reaparecer en nuestras vidas, escogiste el peor. Ni siquiera sé cómo te enteraste de que mi nonna falleció.

Mi cuerpo estaba tan tenso que mi cuello empezaba a doler. Lo último que quería era que Gennaro entrara a la funeraria y se topara con mamá, ella no necesitaba una razón más para ponerse a llorar.

—En realidad, Pía me dejó un mensaje notificándome. Mi sentido pésame.

Eso me hizo sentir traicionado. ¿Para qué carajos mamá le avisaba a ese señor que mi nonna había muerto? Lo único que él había traído a nuestras vidas habían sido decepciones y dolor. Mis mujeres habían sufrido durante años por su culpa.

—Pésame recibido. —Me crucé de brazos—. Ya puedes irte.

—Andrés... —Belén pronunció mi nombre con suavidad, casi temerosa de cómo yo pudiera reaccionar—, intenta relajarte un poco.

—Esto tampoco te concierne, Belén —contesté. Todavía estaba molesto con ella por el comentario que le había hecho a Ximena.

A pesar de que una parte de mí, no quería absolutamente nada más con Xime, me molestaba que otras personas hablaran de ella, específicamente durante la época que estuvo conmigo. Nuestra intimidad no era asunto de otras personas, y aunque yo le hubiera contado a Belén algunas cosas sobre mi relación con ella, no le daba derecho de repetir lo que Pía había contado en aquel lamentable almuerzo familiar.

No me gustaba que hablaran de Ximena. De la misma manera en la que no me gustaría que hablaran de Belén.

La rubia me miró con tristeza, pero se limitó a asentir y a dejarme solo con Gennaro. Suspiré, sintiéndome un poco mal por haberle hablado de esa manera. Sabía que al final del día, Belén no había dicho o hecho nada con el objetivo de herir, solo había sido torpe.

Gennaro no pareció tener intenciones de irse, sin embargo, cada expresión de su arrugado rostro delataba que tampoco quería quedarse.

—Durante sus últimos años sufrió episodios, ¿sabías? —comenté, sin saber porqué le estaba dirigiendo la palabra—. Era como si mi nonna recreara momentos de su pasado, y en cada uno de ellos preguntaba por ti. Siempre creyó que volverías, que al menos intentarías conversar con ella una vez más.

Él exhaló con pesadez.

—Lamentable —respondió.

—Algunas personas solo intentan regresar después de que ya no hacen falta. Eso sí es lamentable.

—Como dije antes, solo vine a darles el pésame.

Después de tantos años, ¿esas eran sus únicas palabras? ¿No se disculparía con mi madre por lo menos por todo el sufrimiento que le había causado? No exigía que se disculpara conmigo por comportarse como un cabeza de pija las pocas veces que le vi en persona, pero después de tanto tiempo, ¿no era capaz de reconocer errores?

—Recibido. Adiós.

Cuando hice el intento de darme vuelta para volver a la funeraria, Gennaro me llamó. Me tomó mucha fuerza de voluntad girarme para ver qué demonios quería ahora.

—Espera, una cosa más —dijo sacando algo de su traje negro y brillante. Me quedé sin palabras y sin respiración. Gennaro empezó a llenar un cheque frente a mí. Un cheque—. Espero que esto pueda servirte en tus estudios. Sé que estás estudiando... ¿Qué era? ¿Ingeniería?

Ni siquiera tuve la intención de corregirlo, no valía la pena.

Me entregó el cheque y lo primero que quise hacer fue empujarlo, golpearlo, gritarle, descargarme por todo, por no entender cómo un ser humano puede borrar de su corazón a su propia familia para enfocarse en otra. Pero me contuve, no era el día ni el momento para descontrolarme.

Observé la cifra que había escrito en el cheque y solté una pequeña risa, a lo mejor ya había empezado a perder la cordura. Negué con la cabeza antes de arrugar el cheque y lanzarlo lejos.

—Vete a la mierda.

Sin más, me aparté de él y me adentré en la funeraria donde mi familia me necesitaba. Mientras daba cada paso, me sentí aliviado. Siempre había guardado una mala impresión de Gennaro: por lo que le hizo a mi nonna, por lo que le hizo a Pía, por cómo llegó a ignorarme las veces en las que le vi, por cada uno de los desplantes. No obstante, una parte de mí siempre creyó que con el tiempo, él cambiaría. De la misma forma en la que mi nonna creyó que él volvería.

A lo mejor algunas personas jamás cambian. A lo mejor lo que debemos cambiar son nuestras expectativas.

Alcancé a mi mamá y la abracé sin más, interrumpiendo la conversación que estaba teniendo con una de sus amigas.

Pía no necesitaba el afecto de un padre que jamás la quiso, como yo tampoco necesitaba de un abuelo que no se interesaba por mi existencia. Ella y yo nos teníamos el uno al otro, y así sería siempre.

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Nota de autor.  Al final Andrés se contuvo, pero él más que nadie respetaría un día tan importante para su familia. // El caso de Gennaro es terrible, pero pasa y mucho. Es bueno esperar a que algunos cambien, pero hay personas que al parecer, jamás lo harán. Lo importante es no sentirnos abatidos al respecto, sino avanzar y ser felices a pesar de ello♥.

¿Están listos para la conversación de Belén y Primavera?

Gracias siempre por tanto♥ Nos leemos pronto. ¡Cambio y fuera!


Una sonrisa por alfajores © ✓ | (Watty 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora