OCHO

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Después de haber comido me recosté un rato en la cama y cerré mis ojos un "rato", obviamente ese rato se convirtió en muchas horas, ya casi son las seis de la tarde y aún sigo en bata y la toalla que tenía enrollado en mi cabello se ha deshecho. Reviso mi celular, y tengo varios mensajes y llamadas perdidas de mi mamá, de mi papá y otros de un número que no conozco, lo abro y al parecer es Charley, que quiere que llegue a las seis y media a su oficina. Le contesto rápidamente que ahí estaré, luego procedo a responderle a mi mamá de que no podré llegar, además de explicarle por qué no llegué, e igualmente a mi padre.
Luego me visto rápidamente con un short talle alto una camisa a cuadros y unos botines color café. Salgo rápidamente y me subo al auto, ¡Por los dioses! Ni siquiera pude peinarme, solo me hice una moña improvisada. Enciendo el auto, lo conecto a mi celular para poner música, y ponerme en ambiente, la canción de Anne Marie "Perfect" resuena por lo alto, y empiezo el camino cantando a todo pulmón al ritmo de música, sí he de decir que por poco y las aves me siguen por lo delicado de mi voz, bien, está bien no es cierto, por poco invoco a quién sabe qué al cantar en inglés.

Esta zona del bosque es bastante oscura, la verdad causa un poco de miedo, así que como casi nadie transcurre por acá me permito acelerar más, no han pasado ni dos minutos cuando un impacto en mi auto me hace parar tan repentinamente que hizo que balanceará mi cabeza hasta casi pegar en el vidrio de la ventana.
—¡Auch! —eso dolió, pero seguro golpeé a algún animalito por ir de miedosa. Así que decido bajar rápidamente para comprobar que se puede levantar.

—Animalito, Animalito —llamo como si el animal pudiera contestar. Busco y al fin veo algo tirado al lado de mi auto. Me acerco y alumbro con la lámpara de mi celular. Y bum, al acercarme es una persona. —¿Estás bien? —indago mientras le alumbro la cara.

—¿Tú qué crees tarada? —¿Quién más podría ser que el mismo Elioth, el mismo idiota —Solo ayuda a levantarme —pongo mis ojos en blanco y le tiendo la mano. Él la toma y me jala tan fuerte que me hace caer de culo en el concreto.  —Te lo mereces —dice poniéndose en pie. Le pateo una de sus rodillas y eso lo hace caer encima de mí, para ser precisa, su rostro cayó sobre mis pechos. Lo empujo rápidamente sintiéndome tan estúpida por estar en esa situación con el ser más arrogante del planeta.

Al desviar la atención de él, me enfoco en el gran golpe que quedó marcado en mi auto. —Carajos Elioth, mira como dejaste mi auto.

—Eso te manda a que conduzcas con cuidado. Mira lo que causas, tremenda loca.

—Tú eres el loco, ¿Cómo es que te puedes mover después de ese golpe? Además, ¿Qué hacías aquí justo ahora? Ahora dime, ¿Quién es el tremendo loco? Tremendo idiota es lo que eres. —hablo con rapidez, giro sobre mis pies y me subo al auto sin esperar respuesta.

—¿A dónde vamos? —pego un respingo al escuchar la voz de Elioth a mi lado.

—¿Qué demo... Qué demonios haces Anderson? —espeto con una mezcla de susto y enojo al verlo sentado en el lugar del copiloto.

—Tú qué crees pinche loca. Yo también tengo que llegar a un lugar.

—Pues vete caminando —afinco.

—No quiero. Además, si no me equivoco vamos hacia el mismo lado, así que no le veo problema en que me lleves, después de haberme atropellado, es lo mínimo que puedes hacer por mí.

—Idiota —espeto mientras pongo en marcha el auto.

Llegamos al fin a la cabaña, soy la primera en salir del auto, al entrar al lugar las campanillas suenan, y veo a Susana arreglando una montaña de papeles.

—Señorita Rouse, puede pasar, igualmente usted Elioth —habla la mujer sonrojándose un poco al ver al idiota ese, que patético.

Al entrar veo a Charley trabajando en el computador.

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