CINCO

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Después de haber ido por el microbús con la gente que iría a la excursión, nos encontramos a punto de adentrarnos en el bosque.

Durante todo el trayecto he sido yo la que ha indicado y dado información a las personas, agradezco por haber traído conmigo los papeles con los que me explicó Charley, pues Elioth no se ha dignado a hablar y para lo único que abrió su boca, fue para decirme.
"Tú te encargas de todo lo concerniente a lo que tenga que ver con ellos, hablarles, escucharles etc., yo solo los guiaré"

Yo opté por sólo escucharlo y no responder, pues nada ganaba hablando o refutando.
Lo que sí tenía ganas de decirle
"Perfecto no quieres que también te cargue, maldito gilipollas"

Después de haber hablado con Charley me di cuenta de que la excursión duraría toda la noche y parte del siguiente día.
Al avisarle de aquello a mi padre, se puso un "poquito" histérico. No lo tomó para nada a bien, pero que más podíamos esperar si se trata de excursiones.

Volviendo a mi presente, Elioth ya se ha encargado de guiarnos.
Hay alrededor de quince personas, contando a algunos niños.

Después de haber caminado por una hora y media más o menos, hemos llegado a un lugar hermoso, donde acamparemos.
Hay un lago de agua cristalina muy bello, el sol ya se ha metido y la luna esa quien ahora nos ilumina, se refleja perfectamente en el lago.

He ayudado a algunas personas a instalar sus tiendas de campaña, y doy gracias a la providencia por saber cómo hacerlo, pues con mis padres venía mucho.
Ahora que me doy cuenta no traigo la mía. Tengo un gran problema, no sé qué diantres haré, y al "señor" Elioth, no le puedo decir, ya es lo bastante indiferente, evita cualquier contacto con las personas. A él no le puedo pedir ayuda, así que técnicamente estoy jodida.

—Rouse —habla una voz tras de mí, giro sobre mis talones y ahí está él, con una figura casi perfecta. La luna hace que sus facciones resalten. Si tan solo no fuera un idiota —¿qué haces aquí? —indaga

—¿Disculpa? —digo a la defensiva —¿te incomoda también que esté aquí?

Pasa su mano por encima de su cabello, desordenándolo —Deberías estar allá junto a la fogata y esas personas.

—No eres el único que le gusta tener su propio espacio personal —digo volteando mi vista hacia el lago, ya que su mirada me aturde —y si es por mi trabajo déjame decirte que he sido yo quien más les ha ayudado y estado ahí para responder sus preguntas y demás.

—Yo ya te lo había dicho —dice acercándose a mí hasta quedar a unos pasos de mi lado derecho —tú te encargarías de ellos —yo pongo los ojos en blanco — ¿además dime dónde está tu casa de campaña?

—La he olvidado —digo con recelo

—¡Tú eres una despistada! —resopla por lo bajo, se queda en silencio hasta que por fin habla — puedes dormir en la mía, yo no la usaré —dice con voz dura, a lo que me desconcierta con sus palabras, creo que por un lado quiere ser algo gentil, y por otro no se lo permite.

—¡¿Cómo?! ¿y tú dónde dormirás? —digo sorprendida.

—Mira si quieres ve a dormir donde quieras ya he ofrecido la mía, pero si deseas dormir acá en el suelo por mi está bien

Me siento en el suelo, y comienzo a tirar piedritas al agua.
—No confío en ti —digo sin verlo a la cara. Por el rabillo del ojo veo que se voltea y sigue su camino hacia no sé dónde.

Después que me ha hablado y tratado como lo ha hecho, y de lo que le dijo Charley acerca de que no se pasara de la línea, eso me hace querer quedarme aquí. Aunque muera de frío, pues solo traigo mi chaqueta, y en mi mochila no traigo si quiera mantas. Pues es la mochila que me dio Elioth, creo que lo hizo a propósito, aunque también creo que pasé por alto las indicaciones que me dio Charley de traer conmigo las cosas esenciales.

Narrado por Elioth

—¡Esa niña tonta!, ¿qué se cree? ¡morirá de frío! Es tan jodidamente terca y orgullosa.
Si muere ya me imagino todo el maldito drama de Charley.

Desde que esa niña se topó en mi camino no ha hecho más que sacarme de quicio. Acaso no leyó la parte de "traer lo más necesario"

Me he dado en la gran molestia tarea de llevarle unas cuantas sábanas de las que he traído.
Me encamino hacia ella. Y ahí está tranquila como si no sintiera frío ni miedo.
Su cabello corto se mueve por el poco viento que hace y los rayos de la luna hacen ver su piel tan fina y delicada.
¡Carajo! Es una jodida humana terca, y jodidamente orgullosa.
Al estar cerca de ella, le tiro las sábanas.

—Ten, cúbrete con eso. —me ve con algo de duda, hasta que las toma y se las enrolla alrededor de su cuerpo.

—Gracias —musita apartando su mirada de mí.
Me quedo un rato observándola sin que ella se dé cuenta.

—¿Por qué te caigo tan mal? —al fin habla.

—No tengo ganas de empezar una conversación contigo —digo en tono molesto

—Entonces sólo conversas cuando tú quieres ¿no? Eso es egoísta

—Y a ti qué más te da.

—Por qué tratas de cubrirte con todas esas capas de indiferencia. —se voltea hacia mí y se pone de pie viéndome fijamente —Veo que evitas ser la persona que realmente eres.

—Tú no me conoces —digo con rabia.
Ella da un paso hacia mí —Cierto, no te conozco, pero los ojos son las ventanas del alma... Y ellos no engañan por e...—no la dejo terminar y me aproximo a ella, lo bastante cerca de su rostro que escucho su respiración acelerada.

—Tú sólo eres una niña que no sabe nada de mí, ni de la vida en lo absoluto, crees que todo es como una novela y que eso pasa en la vida real, ¡NO CREAS CONOCERME! —digo con amargura

Sus labios están entreabiertos y no puedo evitar fijar mi vista en ellos.

—No sé qué hago hablando contigo —dice poniendo sus manos sobre mi pecho y empujándome sin lograr moverme un poco. Se aleja de mí y se encamina hacia mi tienda de campaña, cerrándola.

No puedo evitar reír forzadamente por su actitud.
Me molesta su terquedad, me molesta no poder olvidar su mirada y esa voz tan fastidiosa.
Desde que vi sus ojos cobrizos, no he podido evitar recordarlos, me irrita solo recordar su mirada. 

Perfect ConnectionWhere stories live. Discover now