SIETE

16 0 4
                                    

Al amanecer, el sol con sus primeros rayos comienza su salida y puedo escuchar algunas voces de las diferentes personas que hay en lugar. Me reincorporo, aún me duele un poco la cabeza. Salgo de la tienda de acampar y a lo lejos puedo divisar a Elioth con su vista hacia el crepúsculo, se escuchan algunas aves, y algunos otros animales.

Me nacen unas grandes intenciones de ir, pero simplemente me quedo de pie, observándolo desde lejos, los rayos de sol hacen que su piel parezca arte en fusión con cada una de las facciones de su rostro, me quedo maravillada y prácticamente hipnotizada.

Elioth gira su rostro hacia a mí, y por mero auto reflejo desvío mi mirada y camino en busca de las personas que aún están dormidas.

Luego de unos minutos de que ya hayamos quitado todas las tiendas y estuviésemos listos para irnos, emprendemos nuestra pequeña caminata. Ya vamos rumbo de regreso, la gente ha quedado maravillada con la fauna y flora. Aunque con lo que respecta a mí, no me ha ido tan bien con la fauna, afortunadamente a los visitantes no les pasó nada, al parecer todo lo malo ha caído sobre mí.

Que puedo decir, "Mi suerte es envidiable".

Al fin llegamos donde Charley, y me comienza a llenar de preguntas sobre mi primer día de trabajo.

—Siento no poder responder tus preguntas. —digo cansada —Creo que debo irme —Charley asiente, y me levanto del sillón para irme.
Subo a mi auto, y me voy directo a casa, la verdad necesito darme un baño.

En unos minutos ya he llegado a casa, no hay rastro de mi padre, al parecer ya se ha ido. Entro directo a mi cuarto, miro mi cama y me dan unas ganas de tirarme y dormir como oso en hibernación, pero primero tengo que darme un baño, me urge.

Retiro mi ropa y entro al baño para darme un buen baño con agua helada.

Al terminar, salgo temblando de frío, busco la toalla, pero ¡Carajos! Ahora que recuerdo, quedó tirada en la silla de mi escritorio, vale, soy desordenada y muy despistada.
Salgo del baño, abrazándome con mis manos.

Veo una figura de espaldas, dentro de mi cuarto.

¡Oh shit!

Busco rápidamente un bate o algo con que golpearlo y al fin, encuentro el bate con el que solía salir a jugar béisbol con mi padre y me pongo en posición.

El tipo se voltea y todo el calor llega a mis mejillas.

¡SANTA MADRE DE LA PAPAYA!

—Oh mierda —pronuncia Elioth, mientras se gira hacia otro lado —Ponte algo pinche loca. —mi boca se abre con desconcierto y enojo, soy un cúmulo de emociones.

—Pinche loca... Me llamas a mí ¡PINCHE LOCA! —espeto con ira. Me acerco a la silla y jalo la toalla, veo que Elioth me ve de reojo —¡No me veas idiota! —digo ya consternada. Me termino de enrollar la toalla y él se voltea hacia a mí —¡¿Me puedes explicar qué diablos haces en mi cuarto?! —indago casi gritando.

—Mejor me voy —se encamina a la puerta con rumbo a salir. ¿QUÉ? ¿ES EN SERIO?

—¿Cómo que te vas? Así sin más... —él se gira y posa su mirada sobre mí y asiente —Déjame ver —camino de un lado a otro tratando de apaciguar mi enojo —Entras a mi casa y más aún en mi cuarto como un jodido ladrón, me ves desnuda y solo dices "mejor me voy" —río con ironía —me dices ahora mismo lo que buscabas o... —él se acerca a mí, y me atraganto con mis palabras al sentirlo tan cerca y respirar un olor único, que he identificado sólo en él durante el poco tiempo.

—¿O si no qué? —habla con autoridad —¿llamarás a tu papi? —mi boca se abre en consternación — ¿O mejor a tu padrastro? 

Vacilo un poco, pero al fin hablo;
—¿Qué te parece si mejor llamo a tu hermano? —veo cómo se tensa. ¿Cómo te quedó el ojo Anderson?

—Llámalo —sube sus hombros —Pero qué crees que pueda pasar antes de que lo puedas llamar —expresa irónico, y comienzo a tener un poco de miedo, aunque no lo demuestro y me armo de valor. Tomo con más fuerza el bate y lo elevo.

—Veremos qué pasa —empujo el bate con todas mis fuerzas para golpearlo. Pero en un parpadeo con gran agilidad detiene mi golpe, dobla mi mano hacia atrás y pega su cuerpo más al mío. —Suéltame —Exijo. Elioth acerca su rostro a mí...

—No quiero —habla muy cerca de mi rostro. Hace que suelte el bate, y afloja un poco su agarre, pero sin soltarme. —hueles bien para ser tan necia y testaruda —me ve a los ojos, que extrañamente logra ponerme nerviosa.

¡Qué pasa conmigo!
¡REATZIONA ROUSE, REATZIONA!

Siento mi boca sedienta, y ni siquiera puedo salir de un hechizo aparentemente invisible.
Y quién no estaría embobada con esos ojos verdes casi irreales y es como si fuera una nueva tonalidad en ese color.
Su rostro se acerca aún más, y siento su aliento sobre mis labios, y por un momento, por un solo momento creí que me besaría, pero no.

Tan de repente me suelta como si lo estuviera quemando con mi cuerpo y sale de mi cuarto, así sin más, dejando su olor impregnado en el lugar, y a mí en un estado de perplejidad.

Parpadeo un par de veces, pero para cuando logro reaccionar para ir a buscarlo.  Nada, ya no está en la casa.

¡Por Artemis!
¿Qué fue todo eso?

Bajo a la cocina, aun en bata con una toalla alrededor de mi cabello, para prepararme algo de comer.

Después de haber comido, mi madre llamó para preguntar cómo había ido todo, y decir que luego pasara por su casa. Obviamente tuve que mentir, y decirle que todo fue de maravillas para que no se preocupara.

Perfect ConnectionWhere stories live. Discover now