ONCE

8 2 0
                                    

Rouse

Charley me saluda, con preocupación en sus ojos.

—¿Cómo te sientes Rouse? —indaga, observándome con ternura.

—Mi cabeza duele, mi cuerpo también, lo peor es que me siento desorientada, como si despertara de un sueño. Porque en realidad no recuerdo ninguna caída —puntualizo

—Seguro por el mismo golpe no lo recuerdas.

—Charley, es cierto que soy algo descoordinada por momentos, pero estoy casi segura de que algo me tuvo que haber hecho Elioth, porque no recuerdo resbalar, ni nada —conjeturo tratando de hacer memoria.

—No te preocupes, hablaré con él para que me diga si él te hizo algo, y si fuese así, yo mismo le daré lo merecido. —trata de darme confianza.

—Bueno, igual yo puedo defenderme sola. Si lo llego a recordar yo misma lo haré arrepentirse —hablo con convicción.

—No creo que sea necesario, y no es porque sea mi hermano, pero lo conozco y no te haría algo malo Rouse. —Decido no responder y observar a la nada. —Te dejaré para que descases, cualquier cosa que necesites me lo dices.

—Está bien. Descansaré o trataré, esperando a que este dolor desaparezca. Y así poder ayudarte con los visitantes.

—No te preocupes —acaricia mi cabeza, lo cual se me hace un poco extraño. Me sonríe mientras aparta su mano al ver mi ceño fruncido —Yo los iré instalando. Algunos acamparán y otros dormirán en la cabaña. —solo asiento.

Charley da la vuelta y sale del cuarto. Quedando sola, en serio trato de recordar, pero al hacerlo mi cabeza duele de manera hilarante. Creo que lo mejor es descansar.

....

Me despierto de golpe veo que todo a mi alrededor está a oscuras y un miedo desconocido se apodera de mí, como si alguien me fuera a hacer algo, como si me observaran. Trato de buscar cómo rayos encender la lámpara que está en la mesa de noche, y justo alguien abre la puerta y enciende las luces, me quedo paralizada del susto, en un chico alto, bastante moreno. Me observa con cara de susto por lo que puedo percatar.

En un intento de valor trato de reincorporarme. —Qué... —hablamos al unísono.

—¿Qué haces aquí, ¿quién eres? —pregunto con desdén.

—Sorry —dice con un acento francés.

—¿Sí hablas español? —indago, pues podría ser uno de los visitantes.

—Yes —logra responder.

—Entonces dime qué haces aquí?

—Yo solo buscaba mi cuarto —me dice con dificultad —Disculpe, no es mi intención interrumpirle.

Me pongo en pie, y me doy cuenta de que traigo una camisa muy grande de varón, con un olor agradable.

En ese mismo momento veo a Charley que me observa fijamente.

—¿Cómo te sientes Rouse? —no me da ni tiempo de responder una sola palabra y se dirige al hombre que hace unos minutos entró como si nada al cuarto. —Señor Lamaire, conjeturo que se ha equivocado de puerta, ha sido un error mío por no guiarle. Lo invito a que vayamos a su habitación.

—Lo siento señorita —habla el hombre. Que hasta ahora me permito detallarlo, es de estatura media, con piel oscura, lleva puesto una camisa rosada de seda, un pantalón de mezclilla azul, siendo muy llamativa su indumentaria y más por el lugar en donde está.

—Ya vuelvo Rouse, no te levantes sola, espérame aquí —ordena serio Charley —solo acompañaré a nuestro visitante a su habitación. —yo solo asiento con mi cabeza.  Y no estaba equivocada al pensar que era uno de los visitantes, aunque me llevé tremendo susto, al creer que alguien estaba observándome.

Decido ir al baño, y asearme un poco. Me veo en el espejo, con una cara de cansancio. Me quito la camisa, que aún no sé cómo llegó a mí, y me meto a la ducha. Sentir el agua caer sobre mí, me relaja de una manera inexplicable.

No mido el tiempo en que pasé en la ducha, y escucho que alguien toca la puerta del baño. —Ya voy, ya casi salgo —vocifero.

Agarro una toalla, me la enrollo en mi cabello y otra alrededor de mi cuerpo, y salgo. Charley está sentado, y me observa ceñudo.

—¿Ya te sientes mejor? —habla con duda.

—No totalmente, pero sí un poco mejor.

—Antes de dejarte sola —se pone en pie hacia la puerta —por si tenías duda, una señora que me acompaña para ayudarme con la limpieza y cocina, te cambió de ropa, siento si te incomodó verte mi camisa puesta, pero es lo único que había. Tu ropa ella la subirá, ya debe de estar lista —no me deja responder y sale.

---------------
Hola gente, les traigo un capítulo bastante corto, pero con amor.

Perfect ConnectionWhere stories live. Discover now