Capítulo 13.

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Richie llega a la casa de Eddie rociado de (quizás) demasiado perfume. Toca la puerta nada más una vez, porque Eddie le ha dicho que eso es suficiente para que él pueda escucharlo y su madre no. En efecto, Eddie no tarda en salir.

El pequeño luce tan lindo como siempre. Lleva una camiseta azul, un shorts rojo de sus típicos shorts cortos (que Richie ama) y su cangurera atada a la cintura.

—Vaya Eds...— levanta las cejas.

—¿Qué? ¿Cuál es el chiste?— pregunta el pequeño en lo que cierra la puerta.

—No hay chistes, luces genial— la naturalidad con la que Richie lo dice hace a Eddie mirarlo sorprendido y sonrojarse.

Kaspbrak desvía la mirada y camina adelantándose a Richie.

—No digas...cosas así tan de repente.

—¿Debo avistarte antes de decirte lo guapo que estás?— ríe Richie.

—¡Rich!— pero Eddie está sonriendo.

Richie desearía besarlo justo ahora, pero sabe que no puede hacerlo delante de todos. Desearía ser como Bill y Stanley, que han logrado llegar al punto en que no importa en absoluto lo que nadie piense, ni siquiera sus padres. Pero eso solo sería si tuvieran tiempo...

Y no lo tienen.

....

—¿Qué película veremos?— pregunta Eddie, examinando con atención los pósters con las opciones y sus horarios.

Richie se ajusta los lentes. La última que vieron era la del hombre lobo, y era de terror. Recuerda como Eddie se abrazaba a él y esa sensación le gustó, por lo que tal vez debería elegir otra de terror.

Pesadilla en la calle elm tiene horarios disponibles para dentro de media hora, la suerte le sonríe.

—¿Qué tal esa, Eds?— la señala.

—Deja de llamarme Eds— Eddie examina el cartel que Richie señala y se estremece ligeramente—. ¿De verdad quieres ver... esa?

—Claro, ¿por qué no? Si no te gusta, puedes elegir la siguiente— se encoge de hombros.

—¿La siguiente? No creo que tengas tanto dinero, no te dej...

—Nos colaremos, duh.

Sin darse cuenta realmente de lo que hace, toma la mano de Eddie y lo guía hasta la boletería con una sonrisa en el rostro.

—Pero...

—A menos que tengas miedo, claro— agrega Richie de forma burlona.

Eddie frunce el ceño y su cara se colorea.

—¡No...No tengo miedo!

El de lentes suelta una risita y asiente con la cabeza.

—Excelente entonces, señorrr.

Richie compra los boletos para la película con una gran sonrisa en el rostro.

—Vamos por dulces, ¿quieres?— ofrece, cuando ya ha comprado las entradas. Eddie no responde nada, casi luce tenso:—¿Eds?

—Tu mano... está sudando— hace una mueca.

Solo entonces Richie da cuenta de que, en todo este tiempo, no ha soltado la mano de Eddie. Enrojece al instante y se separa del pequeño rápidamente, para limpiarse la mano en el pantalón.

Ángel | Reddie AU.Where stories live. Discover now