Segundo capítulo: ¿Cómo te llamas?

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- Bueno, así pues, mañana empieza el inicio de vuestras últimas vacaciones de verano antes de entrar a la universidad. Seguro que muchos os estaréis preguntando qué hacer con vuestras vidas en este periodo, qué va a suceder… - El tutor seguía hablando pero era todo tan aburrido que Ana sólo pudo hacer que girar la cabeza y mirar por la ventana hasta que terminase la clase. Como si los rezos de todos los estudiantes se hicieran realidad la última clase terminó y fueron saliendo

- Uuuuf ¡Por fin somos libres! - Roi apareció detrás de Ana que salía al pasillo, extendiendo los brazos hacia el cielo, estirándose - Ey, ey, espera

- ¿Hm? - Ana se giró preguntando

- ¿La conoces?

- Si te digo la verdad no… Alguna vez la he visto, pero...

- Ah, ya sé. Debe ser “el destino”. Te he visto seguirla con la mirada… si es que sois iguales

- Pero qué dices, qué te inventas, Roi - Ana empezó a seguirlo, por los pasillos, esquivando como podía la gente

- Puede que sea aún demasiado temprano para ti

- Ay, cállate… - fueron bajando por las escaleras hasta la planta baja, intentando seguir las bromas de su amigo

- Pero, al caso, ¿Te parece mona?

- Mmn, bueno, no te voy a decir que no...

- Si es que no importa cómo lo mires pero es qu-

Se vieron cortados por un par de chicas que supusieron que eran de primer año, interponiéndose en su camino

- Eres Roi, ¿verdad? - preguntó una de ellas, la que parecía tener más agallas, agarró las manos de su amiga, llamando su atención - Va, venga, ve a por él - susurró

Roi miró a Ana un poco con cara de circunstancias, mientras se dirigía a ellas. Ana veía la situación de lejos y Roi se disculpó hacia ella, diciéndole que se fuera yendo ella sola, era obvio que iban a entretenerlo un poco. A la que Ana se encaminó hacia la salida vio a la chica misteriosa del día anterior.

La muchacha del vestido blanco.

Con la que chocó.

A la que se le cayó el colgante.

Su mente hizo que ahora la viese andar a cámara lenta, sus movimientos ralentizados, no oía nada a su alrededor, sólo estaba ella en su campo de visión. Con su uniforme y la mochila colgada del hombro. Ana reaccionó como si hubiera recibido una descarga y salió corriendo de allí, tras ella, colocándose bien las zapatillas para no tropezar y caer

- ¡Oye! ¡Perdona! - gritó mientras se acercaba a ella, ésta se giró, con los ojos como platos, casi como si acabara de ver un fantasma - Aah - buscaba las palabras - Así que vas a la misma escuela… No me había fijado hasta ahora… - respiraba aún un poco agitada de su pequeña carrera - Lo siento mucho por ayer… euhm… perdón… te… ¿Te hiciste daño? Es-espero que no… De veras que lo lamento mucho - Y otra vez la chica no reaccionaba, sólo la miraba, ahora casi sin parpadear, agarrando con fuerza el asa de su bolsa - Eeeh E-em.. T-t ¿Tu nombre..? - La chica deshizo el contacto visual con Ana para al cabo de unos segundos volver a engancharse a sus ojos, dar un paso hacia delante y agarrarla de la muñeca

- Vamos - espetó, apenas mostraba expresión alguna en su rostro

- ¿Eeh? - Ana se vio completamente sorprendida ante ese giro inesperado, no esperaba esta reacción tan espontánea de la chica

La llevó a un centro de bateo, de esos que son en interior, con máquinas que lanzan las pelotas automáticamente. La chica las bateaba todas a la pura perfección, pero casi desganada, como si fuera lo más común del mundo

- ¿No vas a batear? Te vas a sentir bien, relaja

- ¿Sueles venir a menudo? - Ana estaba sentada en el área contigua, que no estaba ocupada

- Hmm - asintió justo antes de batear la siguiente pelota - Me desestresa - Ana la miraba a través de la red, un poco fascinada por no fallar ni un sólo lanzamiento

- ¿De verdad eres de tercer curso?

Otra pelota bateada hasta el fondo y se giró para mirar a Ana

- ¿Por? - se volvía a colocar en su pose de bateadora

- Bueno… Es que hasta ayer no te había visto nunca… - Ana no vió como apretaba con más fuerza el mango del bate y apretaba los labios, bateando la siguiente

- Estoy en la clase D. Tú, Ana, estás en la clase C, ¿Verdad? Eso nos hace vecinas - bateó lejos

- Vaya, así que no hemos ido nunca a la misma clase… ¿no?

- Pff. Bueno, eso es porque hay tantos alumnos…

- Y, entonces, ¿a qué grupo ibas en segundo? - la chica la miró por un segundo, con el bate a medio preparar para batear, pero no respondió, volviendo su vista al frente - ¿Pero y tu nombre? - tragó saliva - Tu nombre, tu nombre

La pelota impactó contra la pared de seguridad y el bate salió disparado hacia delante, rebotando contra el suelo y haciendo un ruido metálico ensordecedor, asustando a Ana, y la propia chica soltando la energía de sus brazos, con la mirada al frente, bajándola un poco y la respiración acelerada, sus hombros y su pecho subían con su respirar, Ana no dejaba de mirarla y las pelotas seguían impactando contra la pared de detrás. La chica se giró, mirándola un breve instante que le pareció a Ana eterno

- Tengo sed. Voy a comprar un zumo

- ¿Qu-? - No tuvo tiempo a que la oyera que ya había salido de allí, y las pelotas seguían saliendo disparadas esperando ser bateadas 

- ¿Eh? - entró alguien un par de áreas detrás de Ana - Pero si eres tú, Ana. ¿Qué haces aquí, sola?

- No me digas que has venido aquí para intentar convertirte en profesional, pfff

Empezaron a reírse ambos chicos, eran de su clase pero apenas hablaban. Ana seguía sin entender nada.

Te prometí... (Warmi, finalizada) Where stories live. Discover now