Primer capítulo: Damasquina

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 [¡Hola! Esto es una adaptación y traducción de una película japonesa. Como que no quiero que os spoileéis sólo dejaré el título de la película al final del último capítulo, y si os apetece le dais un vistazo. En la historia original los protagonistas son un chico y una chica pero quería tanto adaptarlo a este ship… Lo he ido adaptando lo mejor que he podido, intentando mantener el máximo de cosas de la historia original, pero hay cosas que obviamente he tenido que cambiar. Tengo ya escritos y listos todos los capítulos, así que en esta historia la rapidez de las actualizaciones dependerán mayoritariamente de cuánto las pedís vosotros y vosotras, gentecita que lee]

 

Los alumnos de tercero salieron de sus aulas luego de que sonara la campana que anunciaba el final de las clases, se empezaba a notar el calor del verano, el propio ruido del verano, las mangas del uniforme arremangadas y más de un par de botones de las camisas desabrochados. Las mochilas colgadas a la espalda, algunos con las propias bolsas de deporte, de los clubs extraescolares. En el patio exterior ya se confundían los estudiantes que salían para irse a sus casas con los que se quedaban, cambiados con ropas más cómodas para hacer deporte, la bruma de decenas de conversaciones mezclándose con la gente que corría, gente que transportaba cacharros arriba y abajo, preparando actividades. Alumnos jóvenes montando la red para poder jugar a vóley, tensando con ayuda de monitores. En la entrada, donde se despedían cada dos por tres varios grupos de gente hasta el siguiente día, Ana estaba sentada con la mirada fija a la nada, apoyada en una pared, viendo gente pasar, a veces giraba la cabeza siguiendo los pasos de quien pasaba por delante de ella, pero lentamente su cabeza volvía a su posición mirando al frente, con los brazos cruzados encima de las rodillas

- ¡Perdón por la esperaaaa! - exclamó Miriam

- Por dios, qué lentos… - se quejó Roi, que hablaba con un par de chicas

- Jo, es que no había manera de terminar la limpieza… - se excusaba Amaia

Siguieron hablando pero Ana no les prestaba atención alguna, alzó la cabeza al techo, estirándose

- ¡ANAAAA! ¡Vayamos al karaoke! - Amaia se agachó al lado de Ana y abrazándola por el cuello la obligó a levantarse

- Au, au, joder, tía, para, suelta… - se quejó Ana, parecía ya costumbre en ella esto de quejarse

- ¿Se puede saber qué hacías aquí, tú toda sola? ¿Estabas pensando en las musarañas? - le alborotó el pelo Roi

- Ay, cállate…

- Venga, vamos

Los 4 empezaron a andar, saliendo del interior del edificio del instituto, paseando por al lado del campo donde estaban jugando a beisbol

- Chicos ¿habéis empezado a pensar en qué universidad queréis entrar?

- Uhmm de pensar lo he pensado, sí… pero aún no he rellenado ninguna solicitud

- Yo sí he entregado algunas, pero no sé si me van a aceptar

- Yo… yo creo que no iré a ninguna, prefiero hacer algún ciclo o algo así, tener alguna titulación, quizás con eso consigo algo, ya mismo servirá, ¿no?

- Tú es que no tienes sueños, ¿eh?

El ruido de los bates golpeando las pelotas y lanzándolas lejos, practicando, la arena siendo pisada por las carreras que se pegaban, los profesores metiendo caña, les hizo parar por unos momentos su conversación y su camino, observándolos practicar sus pases 

Por la noche, ya en su casa, Ana se encontraba sentada en su escritorio con la hoja para la solicitud de universidades enfrente de ella. Se pasaba la mano por la cara y el pelo, hacía rodar el bolígrafo entre sus dedos y suspirando cansada arrastró la silla hacia atrás, y mirando por una última vez la hoja aún en blanco se levantó y se echó en la cama, cansada, boca abajo, abrazando la almohada.

- ¡Ana! - sonaba la voz de su hermana desde el piso inferior - ¡Tenemos sandía! ¿Quieres?

- ¡No! ¡Gracias! - se giró para poder contestar y girando la cabeza de más se fijó en la bolsa de tela que tenía en su mesilla de noche, se sentó en el colchón y mirando el interior se acordó de los DVDs alquilados que se olvidó de devolver, suspirando un poco asqueada. 

Sin más salió de casa y con la bici se dispuso a ir al videoclub a devolverlas, la pequeña bolsita de tela colgada en el manillar. Fue bajando por el barrio, a esas horas de la noche no se veía ni un solo coche y sólo oía las ruedas debajo de ella con fuerza por el asfalto. Yendo por una bajada por la que ya había pasado miles de veces cogió espacio para girar en una curva cerrada pero no vio alguien enfrente de ella al girar, chocando y cayendo

- ¡Uaaah--! - se desestabilizó y rodó por el suelo, rozando un poco el pavimento - Aah… tshhh - se quejó al levantarse, frotando la muñeca. Una vez ya levantada se giró y vio de pie, de espaldas, la persona con la que había colisionado. Una chica con un vestido blanco, cabizbaja, su pelo rubio meciéndose con la brisa que soplaba, al igual que la fina tela de su vestido. Ana se iba a acercar a ella para preguntarle si estaba bien y vio en el suelo, a camino entre ellas dos, un colgante dorado, con un pequeño medallón redondo con unos pequeños detalles florales grabados, que se afanó en recoger 

- Eehm.. eh… ¿Estás… estás bien? - preguntó resoplando aún un poco, pero la muchacha no respondía - ¿Oye?

La chica se giró lentamente y su rostro mostraba miedo, pavor… ¿Desilusión? ¿Dolor?

- Perdón, lo siento… Te-tenía un poco de prisa, si te digo la verdad… - la muchacha no decía nada pero ahora no apartaba la vista de Ana, su expresión marcada por las cejas, un deje de preocupación, o algo que no sabía identificar - Y entonces he chocado contigo… De veras, lo siento mucho - seguía sin responder, no se movía, apenas respiraba y parpadeaba lo justo y necesario, iluminada por la tenue luz de las farolas. Ana la observaba sin ser capaz de descifrar nada de la escena, la observaba y se sentía observada pero parecía incapaz de reaccionar ella misma tampoco - Ah… e-esto… - se acercó un poco más a ella, mirando el colgante que recogió antes y entonces sí la chica pareció reaccionar y sus ojos fueron como una flecha, sus manos rápidas a recuperar su objeto, como reacia a que alguien más lo tocara

- Essstoy bien - Y empezó a correr, alejándose, el sonido de sus pies descendiendo por unas escaleras, perdiéndose en el vecindario, Ana no entendía nada pero la siguió con la mirada hasta desvanecerse.

Te prometí... (Warmi, finalizada) Where stories live. Discover now