Capítulo 25 - "Luz y música."

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Otro día empezaba en la bella ciudad de Magnolia. En estos momentos, a pesar del alboroto que se estaba ocasionando en el gremio, Rose se encontraba tranquila en su oficina. Sus ojos y manos estaban trabajando en aquel montón de hojas apilados en su escritorio; consecuencia de haber estado en coma por tres meses.

-Demonios- se quejó al sentir que cada vez eran más papeles por revisar-. Que buen trabajo hicieron Kaylor y Mike al ocuparse de esto- dijo con notable sarcasmo y sonrió al ver que en realidad no habían hecho nada más que dejarle el trabajo en orden para que lo hiciera ella.

-¿Jefesita?- aquella voz interrumpió su discusión con ella misma y sintió un golpe agudo en su pecho; le habían asustado.

-Pasen- la puerta se abrió lentamente y un Mike inseguro se asomó.


Rose levantó un poco su mentón y siguió con su trabajo. A paso lento, cada uno de sus hermanos fue entrando, dejando a Shirou al último para que cerrara la puerta.

Pasaron unos cinco minutos y Rose seguía con su atención en los papeles, sus hermanos se veían entre ellos con preocupación. Kaylor abrió la boca para llamar su atención, pero la cerró de inmediato al pensar bien las cosas; no quería más problemas con ella.

-Bien, al menos ya tengo la mitad- aquellas palabras de parte de la morena provocaron un pequeño susto en los presentes.


Sin percatarse de lo que había provocado, Rose apiló el montón que ya había revisado; era el de un mes y era bastante papeleo.

-Mike y Bayo, ya saben qué hacer con este montón de sobres- señaló el pilar blanco y ambos asintieron nerviosos-. Ustedes quisieron que me hiciera cargo de esto, también les toca el trabajo pesado- y el silencio invadió de nuevo el lugar.


Rose se levantó de su lugar y movió el resto de hojas que faltaba por revisar; no era momento de trabajar en eso. Al terminar su tarea, dejó salir un pesado suspiro, llevó sus manos a su cadera y se dio la vuelta para encarar a sus hermanos.

-Ahora sí, hagan la pregunta que tienen en su boca desde aquel incidente- los chicos parpadearon un par de veces y las miradas se fueron sobre Kaylor; Rose sonrió al ver que ya Kaylor iba tomando el papel que ella tanto deseaba en él.

-¿Qué fue lo que pasó?- esa pequeña y simple pregunta abarcaba todas las dudas que tenía cada uno de los integrantes de la familia Murakami hacia la mayor.

-Efectivamente, como ustedes sabían, por el exceso de poder que estuve consumiendo aquel día, mi cuerpo iba a explotar y, entonces, iba a desaparecer de esta existencia- Rose caminó por la habitación hasta regresar a su escritorio, dejó caer su mano en la silla y vio a través de la ventana-. Pero... Por alguna extraña razón, encontré una forma de sobrevivir al último momento- Kaylor, Mike, Shirou, Bayo y Alex se vieron entre sí; Rose se giró sobre sus talones-. La respuesta es... He repartido aquella energía acumulada en cada uno de ustedes-.

-¿Repartir tu poder? ¿Eso es posible?- nuevamente Kaylor fue quien habló por todos y Rose llevó su mano hacia su mentón; buscaba las palabras exactas para explicar lo sucedido.

-Bien, como saben, cada uno de ustedes son mi creación, por así decirlo- los chicos asintieron; los había transformado en demonios y ella los hizo inmortales-. Gracias a que ustedes son lo que son gracias a mí, en parte, tienen dentro de ustedes una parte de mí, un trozo de mi oscura alma. Eso, por consecuencia, los hace compatibles a mis poderes que son de un Dios. No, no pueden llegar a ser un Dios, pero igualan el poder de uno por lo que les dije anteriormente-.

K.A.R.M.A. IIWhere stories live. Discover now