extrañaré tu risa

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Pasé la mañana con su playera de Foo Fighters puesta, él llevaba una de The Who; bailamos canciones de los 70's, volvimos a hacer el amor, tocó el violín para mi, le tomé más fotos, comimos hamburguesas insaboras del hotel e hicimos notas positivas con mensajes que queríamos oír para deslizarlas por las puertas de los otros cuartos.

Mañana saldríamos temprano, alistamos las maletas y buscamos todo lo que nos faltaba, al caer la noche de nuevo nos sentamos en la orilla de la cama con las manos entrelazadas.

Ninguno habló por un rato.

"No es-"

"No digas nada" me calló y me miró "Te amo, muchísimo"

"Te amo más" sostuve su rostro y lo besé.

Estábamos recién bañados, el cabello de Tom más mojado que el mio, yo aún llevaba su playera, estábamos listos para ir a dormir pues era tarde pero no queríamos.

Tom se puso de pie y apagó la luz dejando sólo las lamparas de las mesitas.

Agarré mi celular y, después de buscar lo que quería, lo dejé junto a la lampara.

"¿Qué haces?" Preguntó consternado.

"Voy a extrañar tu risa" dije y me abalancé sobre él para hacerle cosquillas.

"¡No, Rex!" Me sostuvo las muñecas sonriendo.

Luché, quedando con mis rodillas a cada lado de su cadera, como pude zafé una mano y la llevé a su estomago haciéndolo gritar. Aflojó su agarre y con las dos manos libres lo hice carcajearse. Su risa así era diferente; no era tan lenta y ruidosa, eran más bien gritos desesperados por aire. Ya sabía que no sería igual, pero no estaba de humor para hacer bromas.

"¡Rex, ya!" Gritó y lo dejé en paz.

Recuperó el aire tendido en la cama y me empujó a un lado para poner pausa a la grabación de voz.

"Voy a extrañar tu risa" repetí.

Sonrió triste y buscó mis labios para, con su dedo, jugar con ellos como le gustaba hacer.

"Ya nos arreglaremos" dijo.

Esa noche dormimos de cucharita, lo abracé por casi treinta minutos hasta que se dio la vuelta, en vez de acomodarme lo abracé fuerte y enterré mi cara en su pecho para quedarme dormido. 

Soñé que estaba solo, en una especie de parque donde había personas, pero nadie reparaba en mí. Los arboles estaban verdes, el sol se metía detrás de mi, oía pájaros, parecía ser primavera, había flores naciendo a los pies de la banca sobre mi. En general el paisaje era hermoso, digno de una estúpida postal o una pintura de un profesor de universidad fracasado. Pero yo estaba solo. Simplemente sentado al centro de la banca, viendo al frente a las personas pasar, metidas en sus asuntos. Y si pasaba algo más en el sueño, no lo noté, no lo recuerdo. Solo recordada estar solo, con un enorme vació emocional en el pecho que me prohibía moverme de ahí, aferrado a la madera con las manos, y los pies bien plantados en el suelo. 

Desperté con el sonido de mi celular. Lo apagué sin ver y Tom no estaba a mi lado. Me incorporé rápido y oí la cadena del baño. Por un momento mi corazón había dejado de latir. Apareció por la puerta del baño, con el cabello húmedo y una toalla en la cintura.

No dijo nada, me puse de pie y fui a bañarme y mientras el agua recorría mi cuerpo sentí esa impotencia de nuevo, la de querer detener el tiempo a como diera lugar y mantenerlo así para siempre. Me odié pues sólo había postergado la situación y la había hecho más difícil, en vez de ser un niño grande y afrontar las cosas a su momento. Salí y me puse la ropa interior en el baño antes de ir al cuarto y encontrarlo alistando su maleta. El sol entraba por la ventana, olía a café por ultima vez. Sorbió su taza y la dejó en la mesa para doblar un pantalón.

Saqué ropa para ponerme, lo mantuve simple, y empaqué lo demás. Fui al baño por un par de cosas que había dejado allá y cuando volví, solo las lancé a la maleta.

Caminé hasta él y lo abracé por la espalda. Con mis brazos pasando por su cintura y mi mejilla recostada sobre su hombro. Su mano fue a mi cabello y lo acarició con cuidado.

Lo solté sin ganas y continué metiendo todo a la maleta. Me senté en la orilla del colchón y me abroché los tenis. Respiré hondo oyendo como cerraba el zipper.

"¿Listo?" Pregunté.

"Sí"

Asentí, tomé mi maleta y salimos del cuarto. Pasamos unos minutos regresando la habitación y salimos al auto. Subimos las cosas a la parte de atrás y nos metimos. No había nada en la radio y Tom puso un CD viejo que estaba en la guantera. Salí del estacionamiento del hotel y fui a poner gasolina.

Me bajé del auto y caminé a la tienda, manteniendo mis manos en mis bolsillos cuidando del dinero. Caminé por los pasillos, agarré unos Red Bull, Oreos, palitos de carne y frituras y fui a pagar. Volví con Tom y comencé a cargar la gasolina en el auto. Me quedé afuera, recargado contra la bomba mordiéndome el pulgar. Le di una rápida mirada a Tom, que miraba a su lado de la ventana.

Terminé y subí al auto. Lo encendí y conduje. No hablamos, comenzó la carretera y me incliné a sus pies sin despegar la vista del camino para sacar las galletas. Las abrí y le extendí una.

"No quiero, gracias" dijo mirando la galleta sin ganas.

"Vamos... Vamoooosss" le insistí con mi mano derecha estirada hacia él y la mirada al frente.

Comió la galleta y antes de que yo bajara mi mano, la sujetó y entrelazó nuestros dedos. Lo miré y me sonrió.

"Estoy considerando la opción de Colombia" dijo.

Reí y me besó en la mejilla.

Comenzamos a bromear y reír. Eran cinco horas hasta Nueva York y necesitábamos pasar el tiempo de alguna manera. Contamos autos y perros, cantamos a gritos y comimos Oreos y después de dos horas Tom se durmió. Me detuve a un lado de la carretera para estirarme por mi cámara, tomarle una foto y moverme un poco.

La idea de manejar hasta Texas me cruzó por la mente. Pero la descarté rápidamente.









confieso que estuve tentada a hacerlos huir a texas y que vivieran ahí para siempre, compraran una casita, tuvieran un perro, caballos y un granero... pero no lo hice, no sería responsable de mi parte. 

Like Someone In LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora