Capítulo 9.

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Después de mi conversación con Elliot el viernes, decido hacer una tregua con Asier e intentar mejorar nuestra relación mientras tengamos que hacer el trabajo, para que así este salga mejor y pueda conseguir una buena calificación por parte del Señor Andrews. El problema es que aunque la teoría está bien, me falla la práctica, ya que Asier no aparece en el instituto hasta el jueves en el recreo, que además es el día del baile. Al igual que el resto de días, lo veo en la cafetería sentado en una mesa juntos a unos cuantos chicos y chicas con los que no he hablado nunca. Parecen ser amigos de toda la vida, aunque Asier llegó al instituto hace apenas un mes.

-¿A qué hora te toca venir esta tarde?-pregunta Eleanor a mi lado. La clase de Elliot tenía que encargarse de empezar a llevar todo el material del baile al gimnasio durante esta mañana, por lo que no lo hemos visto desde que llegamos a primera hora. Pero me alegro de que Eleanor se haya sentado conmigo, porque cada día la voy conociendo un poco más y me doy cuenta de que es la mejor chica con la que Elliot podría estar. Y viceversa, claro.

-A las cinco, ¿y tú?-digo dejando de prestar atención a la mesa que hay a unos metros de nosotras y girándome para mirarla.

-Qué suerte.-responde. Le da un mordisco a su manzana y añade:- Yo tengo que venir a las cuatro. Ni siquiera sé si me va a dar tiempo a comer.

-Bueno, pero a ti te da tiempo a irte a casa y cambiarte luego, ¿no?-Eleanor asiente.-Yo tengo que cambiarme aquí.-añado resoplando. Ella abre la boca para responder, pero alguien la interrumpe.

-¡Hola!-nos saluda Alice sentándose delante de nosotras.-¿Qué tal? ¿Tenéis ganas del baile?

Eleanor y yo nos miramos y hablamos a la vez:

-No.

-¡Venga ya!-exclama Alice.-¡Solo hay dos bailes en el curso! Y encima es vuestro último año, ¡deberíais tener más ganas que nadie!

-Alice, llevamos dos semanas haciendo el decorado y hasta viniendo por las tardes para prepararlo todo. Mi ilusión se esfumó el primer día.-le digo, tras lo cual sigo comiendo mi ensalada.

-Sí, yo creo que llego a tener que estar un día más colgando adornos y letreros y me vuelvo loca.-confiesa Eleanor. 

-Bueno, pensad en lo que vais a disfrutar esta noche. ¿Tú con quién vas?-me pregunta Alice. No puedo evitar reírme.

-Conmigo misma.-respondo. Ella alza las cejas.

-¿No te han invitado al baile?-pregunta con tristeza.-Bueno, no te preocupes, seguro que algún chico te saca a bailar esta noche.-añade guiñándome un ojo. 

-Alice, me dan igual los chicos, no quiero que nadie me saque a bailar.-admito.-Voy al baile porque me obligan. Literalmente.

-Sí, la señorita Lawrence es experta en hacer chantaje.-dice Eleanor. Yo asiento.

-Más le vale ponernos un sobresaliente. Si no, vamos a tener un problema.-digo de broma.

-Venga, va, si seguro que lo pasamos súper bien.-insiste Alice. Yo niego con la cabeza.

-Si tú lo dices...-respondo.

-¿De qué te vas a disfrazar, Alice?-pregunta Eleanor.

-¡Sorpresa!-exclama ella.-Ya lo veréis esta noche. Solo os puedo decir que John y yo vamos a ir de una pareja muy famosa.

A veces siento envidia de mi amiga. Quiero decir, realmente vive en su propio mundo. Lo ve todo de color de rosa y no hay nada que le puedas decir que vaya a quitarle la ilusión por las cosas. Cuando quiere algo, no para hasta que lo consigue, y no deja que nada ni nadie la pare. Además, no se preocupa por las cosas, y cuando alguien le gusta simplemente se deja llevar, sin pararse a pensar en lo que va a pasar. A veces me gustaría ser como ella y disfrutar más de las cosas sin tener que estar preocupándome por las consecuencias.

-¿Sabéis qué?-Alice cambia de tema al ver que ninguna respondemos.- Sarah me ha dicho que el otro día Will Roberts le pidió que fuera al baile con él. Pero le dijo que no.

-¿Por qué?-pregunto, aunque la vida de Sarah Stone me importa bastante poco.

-¡Por que irá con Peter Gallagher!-dice como si fuera algo impactante.-Luego lo intentó conmigo, pero le dije que yo no era segundo plato de nadie, aunque obviamente iba a ir con John de todas maneras.

Estoy apunto de responder cuando el timbre suena, interrumpiendo nuestra conversación. Me despido de Eleanor y Alice y me voy directa a clase. Pero mientras estoy cruzando el patio me fijo en que por la parte de atrás ha entrado un camión y varios alumnos están descargando sillas y mesas. Al ver a Elliot entre ellos, me acerco.

-Hola.-lo saludo.- ¿Seguís con las cosas para el baile?

-Sí.-responde él suspirando. Se sube a la parte de atrás del camión y coge unas cuantas sillas para pasárselas al chico que está a mi lado.-No hemos parado en toda la mañana. 

-Si te sirve de consuelo, al menos tú vas a tener la tarde libre. Yo voy a tener que estar aquí desde las cinco.

-Esto es una mierda.-dice, y yo asiento.

-Ey, guapa.-me llama alguien poniéndose a mi lado. Cuando me giro para verlo, me doy cuenta de que es Will Roberts.-¿Tienes pareja para el baile?

Yo pongo los ojos en blanco.

-No, pero no iría contigo ni aunque me pagaras, Will.-digo sonriendo. Por su expresión, puedo ver cómo he herido su ego.

-Te he dicho que no tenías posibilidades.-le recuerda Elliot. Yo lo miro sorprendida.

-¿Qué me he perdido?-pregunto. Él se encoje de hombros y le pasa una mesa a Will. Cuando este se va, mi mejor amigo me responde.

-Me ha dicho esta mañana que iba a pedirte ir al baile, y a pesar de decirle que no aceptarías nunca, me ha dicho que lo iba a intentar igual. Pero, como siempre, tenía razón.

-Tampoco hay que ser un genio para saber que me iba a negar a ir con Will Roberts al baile.-digo.-Me ha dicho Alice que también lo ha intentado con ella y con Sarah, pero las dos les han dicho que no.

-Lo sé. Me ha contado que si le decías que no, lo intentaría con las amigas de Eleanor. Otra cosa no, pero el chico es persistente.-dice Elliot sonriendo. Yo asiento y me giro para mirar a Will, que está llevando la mesa hacia el gimnasio. 

-En fin. Creo que me voy a ir clase.-le informo.-Nos vemos está noche, ¿no?

-Si no he muerto, sí.-dice resoplando. Se pone de cuclillas en el borde del camión, dándome un abrazo rápido y un beso en la coronilla.-Luego te veo.

Me alejo del lugar y me voy directa a clase. Para mi sorpresa, me encuentro a Asier caminando en dirección contraria a la mía. Anda deprisa y ni siquiera me mira, ya que tiene la vista fijada en el teléfono que lleva en la mano. Doy por hecho que va a saltarse la hora de matemáticas, y una parte de mi se alegra de no tener que compartir otra clase con él.



La distancia entre tú y yoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum