Capítulo 14

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Seungkwan había despertado después de un par de horas, observando que en la habitación solo se encontraban él, Hansol y Sofía, ambos dormían en sus respectivas camas. Seungkwan buscó una toalla y ropa limpia que el Rey había mandado a traer, se desvistió estando en el baño, abrió las llaves del agua para finalmente esperar y meterse a la tina que había. No recuerda cuando fue la última vez que pudo disfrutar de un baño en tina, dejó soltar un suspiro y su cuerpo se estaba recuperando de todo el cansancio que traía consigo. Limpió cada parte de su cuerpo, después secó y puso su ropa. Peino un poco su cabello para finalmente salir y notar a Hansol que lo miraba sentado en la cama. Seungkwan notó aquello.

—¿Qué es lo que pasa? –Seungkwan aún podía notar que él seguía medio dormido. Hansol negó.

—Eres bonito. –El silenció duro una eternidad para Seungkwan después de escuchar aquellas palabras. El sonrojo y el calor se inundó en su cuerpo rápidamente, mientras que Hansol ponía una cara de no saber que pasaba– ¿Qué...?

—¡Eres un idiota! –regañó en voz baja, debido a que Sofía aún seguía durmiendo. Se acercó en zancadas hacia Hansol tomando su almohada y comenzando a golpearlo.– Te voy a matar Chwe.

Ambos jóvenes estaban peleando, uno trataba de protegerse y quitar el arma de su oponente, y él otro encima golpeándolo con una almohada con enojo. La puerta se escuchó dejando a ambos paralizados y esperaron unos segundos hasta que una voz se escuchó detrás de esta.

—Disculpe que los moleste, pero es necesario que comience arreglarse por la bienvenida del príncipe Jeon, están invitados. –el soldado que ha estado resguardando el lugar habló y esperó la confirmación de alguien para retirarse.

—Esta bien, estaremos listos en una hora. –levantó Seungkwan la voz, soltando un suspiro.

—Kwan... –Hansol murmuró para ambos para que Seungkwan notará en la posición que estaban ambos. Hansol acostado en la cama teniendo a Seungkwan sentado a sus caderas.

Ambos se miraron fijamente sin saber que hacer, Seungkwan estaba completamente rojo por lo que sucedía, pero no quería moverse, al contrario, quería estar observando a Hansol por más tiempo. Y el menor solo observaba cada parte del rostro de Seungkwan. Dejó la almohada a un lado, y observó que nadie estuviera despierto en la habitación, se acercó rápidamente al rostro de Hansol dejando un beso en lo labios de este. Hansol se sorprendió por lo que hizo y a pesar que Seungkwan no se separaba, ninguno de los dos hizo algo para separarse.

Separaron sus bocas un centímetro para volver a unirlas y corresponder el beso lentamente. Hansol tomó las mejillas de Seungkwan para apegarlo más a él, disfrutaban la sensación que estaban teniendo, sus corazones acelerados, sus labios ardiendo, y una chispa de felicidad que inundaba todo su cuerpo. Se separaron rápidamente cuando un ruido en el exterior se escuchó, como si hubieran dejado caer algo aproposito. Seungkwan se quitó de encima de Hansol para observar la ventana, y ver que habían sirvientes arreglando el castillo.

—Deberias ir arreglarte. –fue lo único que dijo Seungkwan sin separar su vista de todo lo que hacían afuera. Algo raro estaba sucediendo, pero no sabía que.

Hansol se levantó siguiendo las órdenes de Seungkwan, mientras él solo se quedaba observando aún. Seungkwan se molestó por no encontrar la razón por la cual tenía un mal presentimiento, como si la sensación ya la había reconocido desde antes.

Mingyu había tomado un baño en la habitación de Wonwoo, había terminado y puesto la mitad de las prendas, aún no se ponía la parte superior de su cuerpo, y veía las cicatrices que este tenía. Tenía una gran cicatriz que pasaba por el frente de su estómago, no más grande de diez centímetros, tenía otra de unos cinco centímetros entre la clavícula y el hombro. Y finalmente, otra en su costado derecho que tocaba su abdomen y llegaba hasta su espalda. Puso una playera negra y siguió con el saco que Wonwoo le había conseguido, similar a las prendas especiales para los príncipes, solo que este era negro. Abrochó los botones dejando los últimos dos que estaban cerca del cuello. También abrochó los que se encontraban en las muñecas, acomodó el traje y peino su cabello para después salir.

El Príncipe Encantado - SEVENTEENWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu