Capítulo II. Prohibido castigarte

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Llegó a la habitación y cometió el grave error de girar el pomo de la puerta, al hacerlo su respiración se cortó de manera abrupta cuando observó que el hombre que yacía en aquella recámara se trataba de su enemigo acérrimo...

Ambos se encontraban en silencio, sus miradas comunicaban lo que su voz no dejaba escapar por la sorpresa. En ese momento un cúmulo de emociones rodeaba la habitación. Después de un momento que parecían horas, Iori dio un paso adelante y cerró la puerta tras él sin dejar de ver el rostro de su oponente.

—¿Ya estás feliz después de tus bromas estúpidas? —esperaba que fuera un juego más que otra cosa.

—¿De qué hablas? —no esperaba que rompiera el silencio con aquella pregunta—. ¿Qué haces aquí?

—No digas que no sabías que iba a venir —la molestia se reflejaba en sus ojos—. ¿Qué hago yo aquí? —decidió responder— Lo mismo que los demás ¿o a qué crees que podría venir?, más bien, ¿qué haces TÚ aquí?

—Lo mismo que los demás...—devolvió— Y no. No sabía, si lo supiera jamás estaría en esta situación tan incómoda. Solo me dijeron que esperara a un buen cliente que tienen, al parecer eres conocido en este tipo de cosas ¿no?

Sin obtener una respuesta, el joven castaño comprendió que no debía seguir más en aquel lugar, tomó su bolso de doble correa que usualmente llevaba a la escuela y se encaminó a la puerta en donde aún permanecía su rival, al notar que no se movía de ese sitio comenzó a hablar de nuevo.

—¿Y bien? ¿Me dejarás salir? No tiene sentido que yo siga aquí —dijo— Yo no te vi, tú no me viste, lo prometo.

Sus palabras eran sinceras, en realidad tampoco le convenía que se enteraran de esa pequeña parte de su vida que no quería mostrar a nadie. Por otra parte, Iori se encontraba abstraído, daba la impresión de que en sus pensamientos estaba por tomar una decisión que pronto Kyo iba a averiguar.

—Lo haré, pero debes cumplir primero con tu trabajo...—su voz serena y directa fue la parte que más inquietó al joven que planeaba irse.

—Es una broma ¿verdad? —sabía muy bien que no lo era—. Yagami escucha, es imposible que tú y yo... D-Dejemos esto como un malentendido y volvamos cada quien a nuestras ocupaciones.

—Esto es una relación de trabajo, muy aparte de nuestra vida personal.

—¿Y crees que una no intervenga en la otra? —objetó

—Yo no tengo problema con ello, se diferenciar una cosa de la otra.

Si no fuera por la seriedad de sus palabras, creería que solo estaba provocando que se molestara.

—No se trata de eso, contigo es diferente. ¿No te das cuenta de la situación?

—No.

Kyo no sabía qué hacer, no le molestaría hacer su trabajo con la persona ahí presente. Si bien la vida personal debe estar aparte de la laboral, es imposible que no se mezclen. Peor en el contexto de enemistad que ambos tenían.

Ante el silencio del moreno, Iori habló de nuevo.

—Tienes poco en este lugar, no querrás una queja sobre tu conducta tan pronto ¿o sí?

No estaba seguro de acceder a lo que el pelirrojo propuso, pero tampoco tenía otra solución más fácil.

—No te voy a convencer ¿cierto? —sonrió— Debí imaginarlo, toma...

Iori tomó lo que parecían unas anotaciones y comenzó a leerlas.

—Se trata de lo que estoy dispuesto a hacer y de aquello que no permito. Debes firmar si estás de acuerdo.

El contrato┊IorixKyoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن