XIV

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Hyoga

Por primera vez en todo éste tiempo juntos, dejé que mi instinto tomara el control de mis acciones, detuve como pude a Ikki y lo abracé deseando que me correspondiera, fue mi asombro cuando lo hizo, inconscientemente yo estaba temblando cual hoja, otra vez esa sensación de miedo se apoderaba de mis sentidos, debía ser fuerte. 

 - Ikki... No te vayas... Por favor... Yo... -

Ruego sin saber realmente como llegar a él, sin saber que decirle.

En silencio me abrazó, la calidez de su cuerpo me tranquilizó completamente, sentí que todo lo que nos rodeaba no existía, éramos solo él y yo, juntos, en paz.

- No te alejes de mí, Alfa.

Dije en un susurro aferrándome. "¿Por qué no puedes quedarte?"

- Hyoga, esto no es sano. -

Fue lo último que oí antes de caer en el profundo silencio y vacío de la habitación, él tenía razón por más que lo intente, no me amará, debo resignarme. Debo olvidarme de mi vida por un rato, pasaría la tarde con Isaac, mi salvavidas.

Tan metido estaba en mis pensamientos que en sonido del timbre me asustó, al abrir me encontré con Seiya que se le veía preocupado, bastante a decir verdad.

- Hyo-Chan... -

Lo hice entrar inmediatamente y de buenas a primeras me abrazó buscando consuelo y se lo di, abrazándolo y acariciando sus cabellos.

- ¿Seiya? ¿Qué sucede...? -

Indagué esperando una explicación que no tardo demasiado en llegar.

- Hades, me engaña. -

Confesó, sentí mi camisa húmeda debido a las lágrimas del Pegaso, mi mente quedó en blanco, estaba en shock, eso no podía ser, el profesor Hades amaba a Seiya, no sería capaz de hacer eso.

- Seiya ¿Estás seguro? -

Cuestionó con angustia, no podía creerlo, pero las lágrimas y el desespero en la voz de mi castaño amigo me hizo caer en cuenta de que estaba muy seguro.

- Hyo-Chan... Estoy... Estoy en cinta. -

Iba a desmayarme allí mismo, el profesor Hades lo estaba engañando y para rebalsar el vaso, estaba esperando un cachorro de él.

- Sei... - 

Me quedé sin palabras, atiné abrazarlo lo más fuerte que pude para hacerle saber que estaba allí para él y al parecer lo entendió, los sollozos cesaron con el pasar de los minutos, por más extraño que fuese, agradecí el hecho de estar solo, no deseaba causarle problemas a Ikki.

- Ven, Seiya. - 

Lo guíe hasta uno de los sofás y me senté con él, acaricié su cabello y sonreí.

- Deben tener hambre ¿Qué desean comer? -

Pregunté alegre, si bien lo de Hades era malo, el pequeño no tenía la culpa.

- No tengo hambre, no he comido, siento que le estoy haciendo mal, Hyo-Chan. -

- Debes comer, Seiya. - Insistí.

- Está bien... -

Susurró agachando su cabeza, suspiré observándolo, se le veía tan decaído y preocupado. Sonreí animado luego de observarlo, me encargaría de mimarlo y hacerle saber que todo estaba bien, fue así como sin decirle nada lo abracé y besé su frente con cariño.

- Estarán bien. -

Sonreí esperándome y me encaminé hacía la cocina con la intención de preparar algo para que Seiya comiera. En todo este lapso de tiempo no le presté atención a mis heridas, hasta que en ese preciso momento comenzaron a dolerme de nuevo, fue molesto por instantes pero no lo suficiente como para detenerme en mi afán de querer ayudar.

Los minutos pasaban, ya casi estaba todo listo para que Seiya comiera, cuando me dispuse a ir en su búsqueda fue cuando lo vi un poco más animado tocándose con delicadeza su (aún plano) vientre, llamé su atención y lo guíe hasta la cocina, que era más pequeña que la sala, un espacio acogedor y cálido para disfrutar comer en estos días de otoño-invierno.

- Seiya, no quiero amargarte más, haciéndote preguntas, así que que te parece sí, después de comer pruebas uno de los postres que he hecho. -

Más que una pregunta era más como una afirmación sin embargo, lo tomó bastante bien, mostrándome una bella sonrisa, pequeña pero sonrisa al fin. Tal acto me hizo no perder las ganas de ayudar a Seiya. Debía pensar en Isaac también, en la tarde vendría a visitarme y Shun lo hace todos los días sin falta desde el "accidente" de hace un par de días atrás, tantas personas en casa, la verdad me emociona la idea, no he dejado de pensar en tener a alguien aquí para que me haga compañía. Nunca me ha gustado estar... Solo.

Las horas pasaron demasiado rápido a decir verdad, ya casi eran las tres de la tarde, con Seiya hablábamos de como sería el bebé hasta que oímos el timbre, me acerqué a la puerta y la abrí con delicadeza, por alguna razón estaba nervioso y no era para menos el mismísimo Hades estaba parado en la entrada hecho un manojo de nervios, tanto Seiya como yo mantuvimos la cabeza gacha por unos cuantos segundos.

- Ha-Hades... -

Musitó mi castaño amigo casi sin respirar, su expresión era de sorpresa y se podía notar el dolor que trataba de ocultar. Hades se acercó sin prisa pero sin pausa a él haciéndolo temblar.

- Seiya. ¿Me puedes explicar, por qué te fuiste sin decir nada? -

Cuestionó con notable exasperación el Alfa tomando por los hombros al menor quién se encogió de miedo y cerró sus ojos.

- Señor Hades, por favor. Calmese. -

Pedí amablemente, posando mi mano sobre la de Hades. Lo cuál no pareció molestarle hasta logró calmarse un poco a lo cual sonreí, no era necesaria la violencia.

Seiya

- Tú... ¡Me engañas! ¡Eso es lo que sucede! -

Exclame con lágrimas en mis ojos, sentía tanto dolor en mi pecho, me sentía desfallecer allí mismo, me aleje bruscamente de mi esposo y de Hyo-Chan.

- Te odio... ¡Te odio! -

Grité lo que no era cierto, por más que lo dijera mil veces no iba a ser cierto, no soy capaz de odiarlo. Sin poder evitarlo comencé a sollozar, cubría mis ojos con mi antebrazo, no quería que me viera llorar por él. Poco iba a ocultar, quizás por eso quieres a alguien, quien puede querer a un llorón y tonto como yo.

- Sei... Seiya... duele... -

Confesó en un susurró lastimero, levanté mi cabeza, apartando mi brazo y entre lo poco que podían ver mis ojos, vi como Hades estrujaba su camisa del lado izquierdo y de sus ojos brotaban lágrimas al igual que yo. Fue entonces que lo sentí y supe de que se trataba, al parecer Hyo-Chan también se había dado cuenta de lo que sucedía. El lazo que nos une como Alfa y Omega.

- Mientes, estás mintiendo... -

No estaba seguro a quien se lo decía realmente, sí a él o a mi Omega, no pasó mucho cuando todo comenzó a dar vueltas. Oía voces lejanas, todo en mi comenzó a fallar.

- ¿Seiya? ¡Seiya! Seiya... Sei... ya. -

Caí en una inmensa oscuridad.

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Hey, Hola! Estrellitas, lamentó mucho la innecesaria tardanza, pero me había quedado ya sin ideas para continuar, pero remonte con esta idea, sinceramente tenía ganas de un HadesxSeiya y para no distraerme en hacer una historia aparte los haré pareja secundaria aquí, lamentó sino les agrada, pero la participación de ellos me ayudará a continuar con este fic. Espero que les guste.☆

Tengo un proyecto en borradores Hades x Seiya e Ikki x Hyoga (Mpreg como éste) para un futuro fic, su nombre "El príncipe del Inframundo" ¿Quisieran ver de qué va? C:

A pesar de Todo [a.b.o] [Ikki x Hyoga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora