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Hyoga

Esto no podía estar pasando, sólo quería disculparme, no deseaba esto, en serio que no.

- I-Ikki-Sa... ma... No... E-espera... Por favor. -

Supliqué al sentir la invasión de mi espacio personal, Ikki tomó mis muñecas elevándolas a la altura de mi cabeza las unió dejándolas aprisionadas con una sola de sus manos, la que estaba libre de un movimiento me tomó del mentón y me obligó a mirarlo, sus ojos estaban ámbar, me daban miedo, no era él mismo, ese era Fénix. Unió sus labios con los míos, dejando de lado mi rostro sin dejar de besarme cerró la puerta con seguro, liberó mis manos, me tomo de la cintura y dirigió hasta su cama, posé mi manos sobre sus hombros intentando mantener mi propio equilibrio, mi respiración se volvió rápida y errática, mis ojos se abrieron sentí sorpresa y miedo al sentir las manos ajenas debajo de mi pijama. Comenzó acariciando mi vientre, siguió hasta mi pecho, atrapó entre sus dedos uno de mis pezones, presionándolo hasta hacerme sentir un dolor realmente placentero, no me dí cuenta en que momento mis ojos comenzaron a derramar lágrimas, mis piernas no dejaban de temblar, posé una de mis manos sobre la mano de Ikki, lo cual hizo que dejará de presionar y me observe.

- P-por favor... Detente... - Le supliqué una vez más con la esperanza de que me dejara libre, sin embargo, volvió a presionar está vez ambos pezones, abrí mi boca dejando escapar un quejido.

- No me detendré, porque... Eres mio... - Me susurró lo último en mi oído para seguidamente bajar y lamer mis pezones jugando con estos, mordiéndolos, succionando hasta dejarlos rojos, no dejaba de removerme debajo de él, este no era Ikki, no lo quería así, debía escapar.

Deja que vea a mi omega... - Ordenó suavemente sin usar "la voz", yo aún estaba peleando en mi interior con mi omega, yo no quería esto, no así. Lo cual es una completa locura a penas y lo conocí hace un par de días.

[...]

Ikki no era consiente de lo que estaba haciendo, y el alfa estaba comenzando a cansarse de esperar, opto por presionar sin lastimar las muñecas de Hyoga con una mano, con la otra subió un poco más la parte superior de la pijama, bajó la pijama inferior y ropa interior del menor dejando ver más de su delicado cuerpo.

- Quiero a mi omega... - Informó de nueva cuenta sobre su deseo, el alfa volteando al rubio, a lo cual el más joven reaccionó e intentó voltearse nuevamente pero el fénix lo tenía acorralado, sin notarlo ni él mismo, se estaba dilatado y desprendía un olor dulzón siendo una maravillosa mezcla de vainilla y jazmines, el de cabellos violeta lo notó y decidió que era hora de dejar de jugar, obligó al rubio a ponerse en cuatro, seguidamente introdujo uno de sus dedos en la rosada entrada del pequeño haciéndolo suspirar y tensar su cuerpo. No pudo evitar soltar quejidos y gemidos al sentir al invasor, jamás le habían hecho algo así, se sentía extraño, una mezcla de dolor y placer. Sintió emanar un líquido de su cavidad, suspiró una vez más antes de sentirse vacío.

Los ojos ahora verdes del Alfa observaban con asombro la anatomía del más pequeño, su cuerpo estaba siendo sometido por él. ¿Qué estaba haciendo? ¡¿Qué le estaba haciendo?!

El hombre de cabellos violetas detuvo sus movimientos en seco, la respiración del menor era agitada, su rostro estaba totalmente sonrojado, su piernas, manos no dejaban de temblar, sus ojos mostraban una extraña mezcla de excitación y miedo.

En silencio Ikki comenzó a moverse lentamente, su mirada se oscureció.

- Lo siento... - Dijo al fin, luego de un par de minutos de silencio que a Hyoga le resultaron eternos. Y sentándose así sobre la cama, dejó de mirar al cisne para seguidamente centrarla en algún lugar de la habitación.

- I-Ikki, yo... - El blondo intentó hablar, expresar lo que sentía en realidad y se quedó sin palabras, no sabía que decir ante tal situación.

- No estoy dispuesto a sentir nada por ti. Declaró el mayor. - Sin embargo, nadie merece pasar por lo que yo, hace un momento te hice pasar. -

Hyoga quedó de piedra, un dolor inexplicable se alojó en su pecho. "No tendré ni la más mínima oportunidad." Pensó. Lo que el mayor le expresó le dolió mucho más que la situación actual.

- Lo entiendo. - Susurró el chico incorporándose en la cama, acomodó sus prendas, en un intento por levantarse cayó al suelo. Ikki reaccionó de inmediato al oír el impacto.

- ¡Hah! - Fue una sorpresa para él, toparse con los orbes azules del pequeño inundados de lágrimas.

- I-Ikki... L-lo siento mu-mucho. Yo no deseaba... ésto... Nunca quise ser una carga para ti, para nadie. ¡En serio que no! - Entre sollozos confesó.

- Hyoga... - El moreno susurró su nombre viendo como el dueño del mismo se alejaba.

Las semanas pasaron demasiado lentas para todos, la tensión del lugar se podía cortar con cuchillo, la idea de los progenitores del fénix era que este lograra entablar una amistad con el pequeño cisne, lo cual no estaba dando buenos resultados, comenzaron a dudar sobre la boda arreglada, pero al fin llegó el día.

A pesar de Todo [a.b.o] [Ikki x Hyoga]Место, где живут истории. Откройте их для себя