Tontas palabras [Serie Tontamente #2]

34 - Despedida

Nota: Este capítulo contiene una escena sexual explícita y fuerte, por lo tanto, si no te gusta este tipo de contenido te recomiendo dejar de leer en cuanto comience y esperar el próximo capítulo.

Emily

— ¿De verdad le pediste a Matteo todas esas cosas? — me pregunta Liam por lo bajo luego de que Matteo se fue.

— Sí, es que empezamos a hablar de comida y no me di cuenta. ¿Él sospecha algo? — Liam niega con la cabeza.

— No, me dijo que tal vez tenías ansiedad por todas las cosas que pasaron hoy — suelto un suspiro largo y cierro mis ojos.

— No estoy pensando bien, hay demasiadas cosas en mi cabeza.

— La próxima vez que tengas un antojo me lo pides a mí, solo falta una semana y podrás decírselo, todo saldrá bien.

Cuando abro mis ojos hay una persona extra en la conversación.
— ¿Cuándo tengas un qué? — pregunta Noah con sus ojos muy abiertos.

— Nada — miento, pero con mucho nerviosismo.

— ¿Estas embarazada? — sus ojos se llenan de lágrimas de inmediato.

Mierda, él no le mentirá a Matteo, no importa el motivo que yo tenga.

No puedo hablar, mis ojos también se llenan de lágrimas y no puedo mentirle, no otra vez, ya lo hice muchas veces y no quiero perderlo.

— ¿Es de Matteo? ¿Mi hermano tendrá un bebé? — Liam yo permanecemos en silencio, pero las respuestas están en el aire — ¿Por qué no me lo dijo? ¿Aun no confía en mí?

Dios, su pregunta me rompe el corazón, así que finalmente hablo.
— Él no lo sabe.

— Pero es suyo ¿Verdad? No es de Lucas, lo que había pasado fue un malentendido.

— Es de Matteo, pero no pude decírselo después de lo que pasó con Lucas. Él no me creerá, así que no se lo diré hasta la próxima semana, que ya podremos hacer una prueba de ADN.

Su mirada se pierde por un momento, sé lo que dirá y no quiero escucharlo.
— Lo siento Em — dice meneando su cabeza y limpiando sus lágrimas con su mano—. No le ocultaré esto a mi hermano.

— Noah, por favor, solo son unos días, solo complicarás las cosas — Liam habla por mí porque yo no puedo hacerlo, sé que cualquier cosa que tenga para decir no hará que Noah cambie de opinión. Solo hay una cosa más importante que nosotros para él, y son sus hermanos.

— ¿Desde cuándo lo sabes? — me pregunta directamente a mí.

— Lo supe a las dos semanas.

— ¿Y cuántas tienes ahora?

— Ocho.

— Un mes y medio, le estás mintiendo desde que regresaron...

Intento alejar las lágrimas de mi rostro pero no da resultado.
— No le estoy mintiendo, solo estoy esperando el momento oportuno.

La emoción inicial de la noticia de que será tío ha desaparecido, ahora está molesto, en su rol de hermano protector.
— ¿Y cuándo será? ¿Cuándo ya no puedas ocultar la panza? ¿O cuando nazca?

— La próxima semana, tendré nueve semanas y podremos hacer una prueba de paternidad.

Sus cejas se juntan con confusión.
— ¿Necesitas una prueba de paternidad? ¿Tú estuviste con alguien más?

— ¡No! — respondo de inmediato — No la necesito, pero seguramente él sí.

— ¿Y qué crees que pasará en una semana cuando se lo digas? ¿Crees que dirá “Oh, claro, me ocultaste por dos meses que tendré un hijo, me mentiste, pero iré felizmente a hacerme esa prueba de paternidad porque te amo”? ¡Claro que no! El enloquecerá, y se irá, y para cuando regrese la fecha en la que se puede hacer esa prueba habrá pasado.