19 - No

4K 466 48
                                    

El sábado llego a casa de Matteo cerca del mediodía y me cruzo con Dante en la entrada.

— ¿Dónde está tu hermano? — le hablo en voz baja porque no quiero explicarle a Noah por qué estoy aquí.

— Noah en el jardín, Matteo aún duerme.

Miro hacia el jardín y está de espaldas a la casa hablando con alguien.

— Gracias — murmuro mientras me apresuro a subir las escaleras.

Veo a Emma en la puerta de su habitación.
— Tengo que despertarlo, pero no me escucha, no me animo a entrar porque no quiero ver algo que no debería.

Es gracioso que de verdad piense que puede despertarlo solo golpeando su puerta.
— Yo entraré — aseguro dando vuelta la perilla.

Está tiernamente dormido sobre su cama, boca abajo con un brazo bajo su almohada.
Le tomo la mano a Emma y la meto a la habitación conmigo.

— Matteo — murmura empujando su hombro.

El día que durmió en mi casa no fui capaz de despertarlo ni siquiera gritando, y ella cree que sacudiendo su hombro va a conseguir algo.

Levanto mi mano contando hasta tres con los dedos, ella me entiende a la perfección y cuando llego a tres las dos saltamos sobre él en la cama.

— ¡Matteo! ¡Despierta!

Sus ojos se abren con mucha pereza, y los vuelve a cerrar para frotarlos con su mano.

Su voz suena muy sexy cuándo recién se despierta.
— Que bonita manera de despertar — me ve con una sonrisa de lado.

No trae camiseta.

Emma se aclara la garganta.
— Feliz cumpleaños Matt, te esperamos abajo con Noah, él tiene una sorpresa para ti.

Lo dice tan rápido y sale de la habitación que no le da tiempo de responder.

— Hola — me dice sentándose en la cama haciendo que las sábanas caigan dejando el descubierto sus abdominales y la parte de arriba de su bóxer.

Palabras Emily, sirven para hablar, para comunicarse con otros seres humanos.

Me acerco al borde de su cama.
— Feliz cumpleaños — le doy un pequeño y tímido besito, no sé por qué, pero me pone nerviosa que tenga poca ropa.

— ¿Ese es mi beso de cumpleaños? Qué triste — hace un puchero mientras me acerco y lo vuelvo a besar, está vez con más ganas.

Abre sus sábanas invitándome a meterme con él, así que me quito los zapatos utilizando solo los pies y me meto en su tibia y cómoda cama.

Apoyo mi cabeza en la almohada poniéndome de lado junto a él, nariz con nariz.

Él esboza una sonrisa confiada.
— Mira que no muerdo — se burla al notar que estoy evitando el contacto físico.

— ¿Tú? Claro que muerdes — se ríe y asiente.

— Es verdad, pero a ti te encanta — sonríe de lado como a mí me gusta —. Puedo morderte justo ahora.

— Bla, bla, bla, bla, bla — ruedo mis ojos y siento sus manos en mi cintura.

Se acerca a mi oído para susurrar.
— La última vez que me dijiste que hablo mucho te deje semidesnuda y con las piernitas temblando adentro de un probador, no me provoques Emily.

Paso mi dedo índice por sus abdominales.
— Tal vez quiero provocarte.

Me jala contra él dándose media vuelta haciendo que quede tendida sobre su cuerpo y me besa, su lengua entra en mi boca como si le perteneciera recorriendo cada rincón de una forma que solo él sabe hacerlo. Dejo que mis manos recorran los músculos de sus brazos mientras presiona su erección contra mí. Listo, no hay forma de parar esto, sucederá aquí.

Tontas palabras [Serie Tontamente #2]Where stories live. Discover now