5 - Dos chicos

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Emily

Dos chicos lindos.
Mis días de ahora en más se reducirán a pasar mi tiempo con dos chicos que me gustan.
Debo trabajar con Lucas para luego llegar a casa y trabajar con Matteo.
Mi corazón no va a resistirlo, y mi ropa interior tampoco.

— Hola Pollito ¿Cómo estuvo el día? — pregunta mi amigo en cuanto cruzo la puerta.

— Intenso — respondo dejando mi mochila en el suelo y arrojándome al sofá.

— ¿Mucho trabajo?

— Demasiada testosterona.

Liam se levanta del sofá y levanta mi mochila para dejarla en el perchero.

— Lo siento — me disculpo por el pequeño desorden.

A Liam no le gusta el desorden, se encarga de la mayoría de las actividades domésticas, pero me tiene prohibido contárselo a nadie.
Dice que nadie querría tener sexo con un amo de casa.

— Lucas trabaja conmigo ahora — me paro en puntitas y tomo un paquete de galletas dulces de la alacena.

— ¿El amigo de Emma?

— Sí, el amigo sexy de Emma. ¿Puedes creer que solo tiene 17?

Liam se ríe ruidosamente.
— Te persiguen los bebés en pañales.

— Y después de trabajar toda la tarde con Lucas, Matteo pasó a recogerme para tomar helado — lo cuento y ni siquiera yo lo puedo creer aún.

No es como que fuera una cita o algo así, pero de todas formas no puedo dejar de emocionarme.

Liam frunce el entrecejo.
— ¿Matteo? ¿Te invitó a salir?

— No en realidad, solo quería pedirme ayuda para programar una aplicación para el colegio. Vendrá a casa por las tardes y Noah no puede saberlo.

Su rostro se torna serio.
— Me pides mucho Em, no le miento a Noah.

— Lo sé Li, sé que te pido mucho, pero de verdad me hace ilusión pasar las tardes con él, y Noah nunca estaría de acuerdo — pongo grandes mis ojos y lo miro con mi mejor cara de niña tierna.

— No me mires así, eso es jugar sucio — se queja meneando la cabeza.

— Por favor — hago un puchero.

— De acuerdo manipuladora, pero si se entera diré que me obligaste.

Me arrojo a su cuello para envolverlo en un abrazo y él me empuja.
— No quiero tu cariño solo porque hago lo que tú quieres.

— Siempre tienes mi cariño, no seas dramático — me río —. Gracias, te debo una.

— Sí, me debes una grande. Mira que mentirle a Noah...

— No es mentir, es omitir información nada más.

— Dignas palabras de una manipuladora.

Vuelvo al sofá, pero él se queda de pie.

— Lo siento, te acompañaría en la merienda, pero tengo tarea de pedagogía — se disculpa y se da media vuelta.

— ¡Espera! — lo freno — Es que quería que me dieras tu punto de vista.

— ¿Sobre qué? — vuelve a sentarse.

— Es que Matteo se comportó extraño hoy.

— Explica extraño — me pide poniéndome toda su atención.

— Tonto, es raro porque él nunca es tonto. Siempre luce tan seguro y prepotente y hoy no podía juntar dos palabras sin perder la concentración.

Piensa por un momento.
— ¿Dijiste que fueron a comer helado? ¿En cono?

Tontas palabras [Serie Tontamente #2]Where stories live. Discover now