Capítulo 3

4.1K 280 10
                                    

Había pasado por lo menos tres semanas desde que partí de Esparta, no había pasado nada interesante por el camino ni me asaltaron, había pasado las ciudades de Argos, Micenas y Corinto. La provisiones que llevaba me sobraban al igual que el dinero que llevaba encima. El camino estaba tranquilo, nada alteraba la paz que reinaba, el cantar de los pájaros, la brisa que corría... Espera un momento, este silencio es sospechoso, tenía la sensación de que alguien me seguía, pero no escuche pisadas a mi alrededor. Puse al trote mi caballo, miré alrededor y no vi nada pero tenía que estar alerta en cualquier momento, pinché al caballo al galope y entonces lo vi. Al mirar mi sombra, vi proyecta otra sombra proyecta y era la de un hombre volando detrás mía. Entonces frene el caballo en seco y miré hacia arriba y lo vi.

Vestido con su icónico casco alado, sus sandalias aladas y en su mano portando el caduceo, Hermes.

—¡Hermes!— Exclamé al verle, nunca lo había visto en persona pero he oído hablar de él.

—El mismo.

—¿Se pude saber porque me estabas siguiendo? ¿Y desde hace cuanto?— Dije con un tono serio.

—Bueno te llevo siguiendo desde que partiste de Esparta, Mariam—Dijo mientras descendía enfrente de mí —Los dioses me pidieron que te vigilará durante tu camino hasta Atenas.

—¿Solamente eso?— Dije levantando la ceja, me extraña que dijera eso sabiendo que era un dios.

—Solo eso—Respondió con una sonrisa.

—Bueno si solo es eso, pues continuemos con el camino—Dije mientras me ponía en marcha.

Hermes me siguió a mi lado, me sorprendía como un dios me acompañaba en este viaje que se cuando terminaría.

—Hermes.

—Dime.

—¿Como es el Olimpo? Se que hay muchas descripciones que han sido contadas por los mortales como yo pero quiero saber como es realmente.

Hermes se quedó un rato pensativo y luego me miró con una sonrisa.

—Ooh... El Olimpo... Hogar de los dioses, palacios y jardines construidos sobre las nubes, palacios de gran belleza y de admiración... Todos los dioses se reúnen en una misma sala y se sientan en sus respectivos tronos, cada trono es diferente y desde allí debaten y observan a los mortales sus acciones y vidas, en otra sala se encuentran las moiras, tres mujeres hieráticas, de aspecto severo y vestidas con túnicas: Cloto, portando una rueca; Láquesis, con una vara; y Átropos, con unas tijeras. Ellas son respetadas por los dioses del olimpo, en sus manos están la vida y el destino de los mortales.

—¿Y el inframundo?

—¿Estás segura de que saber como es el inframundo?—Dijo Hermes con duda como si yo no estuviera preparado para algo perturbador.

—Si, estoy segura— Respondí.

—Bueno, esta bien... El inframundo... Un lugar lúgubre y oscuro donde los muerto vagan en el reino de Hades. El inframundo, está dividido en dos regiones principales: el Érebo y el Tártaro. El Érebo es la primera entrada de los muertos al inframundo. Caronte, cobrando un óbolo, ayuda a los muertos a cruzar la laguna Estigia llegando así al Tártaro,La otra orilla era vigilada por el Cerbero, el perro guardián de tres cabezas, quien cuidaba la puerta de entrada al inframundo y se encargaba de que los espíritus de los muertos pudiesen entrar y que nadie saliera. Además, vigilaba que ninguna persona viva entrara al Hades. El Hades es la zona del inframundo donde los muertos deben pasar toda la eternidad, siendo enviados al lugar para el cual hayan sido juzgados. El inframundo está dividido en tres subsecciones: los Prados Asfódelos, el Erebo y el Tártaro. El Tártaro es el lugar donde las almas malvadas y traicioneras son enviadas para sufrir horribles castigos eternamente.

Esposa de la GuerraWhere stories live. Discover now