⇝Capítulo 28.

2.3K 264 40
                                    

Nadie escoge su amor, nadie el momento...

—Juan Rulfo.

¸.*☆*.¸

Ambos estábamos sentados el uno frente al otro, mis piernas estaban cruzadas y mis brazos abrazándolas, no sabía dónde esconder mi rostro de la vergüenza. A cada rato sentía la mirada de Jungkook sobre mí, mis mejillas se volvían rojas al momento de alzar la vista y hacer contacto visual con él. Parecía que estaba manteniendo una pelea interna con su mente mientras lo único que hacía era mirarme de a ratos, aún no creía que él me había besado estando consciente, tendría que ser un sueño.

— Debo irme a trabajar. — Susurré levantándome del suelo dispuesta a irme a la habitación sin pensarlo dos veces, estaba asustada por lo que podría decir antes de irme, pero finalmente no dijo nada. 

Apenas cerré la puerta de mi habitación lo único que pude hacer fue echarme en la cama boca a abajo sin saber qué podría venir después. Bufé mientras abrazaba una almohada y me daba vuelta para mirar al techo, estaba totalmente confundida con todo lo que estaba pasando entre nosotros, ¿Con qué expresión lo miraría de ahora en adelante?

Quedaba media hora para irme al restaurante, seguramente Hale vendría a buscarme para irnos juntos, pero no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado en la sala. Era una estúpida mirando al techo con el ceño fruncido pensando en porque el chico que me gusta me beso sin contexto, un escalofrío corría por todo mi cuerpo de sólo pensar en el roce de sus labios con los míos, sus sedosos y rojizos labios en forma de corazón. Quizás sólo estaba fantaseando y en realidad sólo había sido un accidente, sólo no podía dejar de tocar mis labios manteniendo aquel beso. 

Mi corazón comenzaba a latir sin parar sí sólo pensaba en sus ojos, Jungkook era la simple razón que hacía que todo mi cuerpo se descontrole de sólo verme a los ojos. El único aterrizaje a la Tierra era su inquietante voz, de vez en cuando, lo miro por varios minutos y cuando él me habla vuelvo a la realidad. Con sólo su presencia en el ambiente hace que me vuelva débil a cualquier cosa, como sí tuviera una energía que sólo sirve con otras personas y no conmigo. 

Me levanté de la cama, me coloqué mis jeans negros, mis tenis bajos y una camisa para irme a trabajar, borré la mancha de pintura de mi nariz con fuerza antes de salir, até nuevamente mi coleta y me dirigí a la sala para tomar mi mochila e irme por completo. Antes de que pudiera dar un solo paso hasta la puerta principal, Jungkook tomó mi muñeca haciéndome retroceder lentamente hasta enfrente de él.

— ¿Puedo ir contigo? — Una sonrisa se extendió en sus labios pero yo aún permanecía con una expresión seria, sabía perfectamente que él estaba jugando con mi cabeza, sólo que no lo quería admitir por miedo.

— ¿No tienes que trabajar? — Respondí rápidamente con una voz que realmente no parecía ser la mía, traté de huir con un poco de velocidad pero sólo volvió a tomar mi muñeca y acercarme a él.

— ¿Podemos hablar? — Respiró pensado mientras insistía con una sonrisa de cansancio.

— Ve a un psicólogo, permiso. — Dije irónicamente tratando de escapar nuevamente, pero su sonrisa se volvía cada vez más grande con cada tomada de pelo. — Estoy llegando tarde al trabajo, dime ya qué quieres. 

Él permaneció con sus ojos puestos en los míos, debía resistirme con la poca fuerza que me quedaba, el orgullo de mirarlo a los ojos me ganaba. Necesitaba que me suelte con rapidez, no podría resistir por mucho tiempo, no faltaba mucho para que me quedará viéndole como una estúpida enamorada, sólo quedaban segundos para que finalmente cayera a sus pies otra vez.

𝙏𝙄𝙀𝙍𝙍𝘼... ¡𝙏𝙍𝘼𝙂𝘼𝙈𝙀! | 𝙟.𝙟𝙠  ©Where stories live. Discover now