29: primera parte.

1.7K 163 102
                                    


Cuando te acuestas por la noche en tu cama, listo para dormir y piensas varias cosas que te sucedieron alrededor del día, te ríes cuando recuerdas alguna cosa graciosa o hablas contigo mismo para luego finalmente quedarte dormido, ¿que te asegura que a la mañana siguiente despertaras?

Los seres humanos tenemos un día límite en el cual el mañana no existirá para nosotros. Por eso me di cuenta qué hay que hacer las cosas lo antes posible porque después no habrá tiempo de llegar hacerlas. Y para cuando me quedé a la deriva en este planeta que jamás llegue a pensar que se transformaría en soledad absoluta, me lamenté no haberlas hecho.

Para cuando abrí los ojos lo primero que llega a mi campo de visión es una luz cegadora que provoca que suelte un quejido y los vuelva a cerrar. Una vez que logró acoplarme a la luz me siento a cuestas en lo que parece una camilla, escaneo la habitación topándome con un lugar absolutamente blanco, pero frente a mi hay una abertura que casi cubre toda la pared que hace la función de una ventana, por lo polarizada que esta no logró ver a través de ella.

Están observándome.

Y de repente, todo parece llegar de golpe.

Me sobresalto y gimo de dolor cuando siento como si me estuvieran quemando en la parte de mi abdomen. Con los ojos llorosos por el dolor, muevo mis temblorosas y pálidas manos hasta el lugar que arde y levantó la fina sabana que me cubre de la cintura hasta lo pies y subo la bata que me cubre de la desnudez topándome con una gruesa venda alrededor de mi abdomen y una fina línea roja. De pronto me siento mareada y llevo mi mano a mi cabeza por autoreflejo, pero terminó asustándome cuando siento una gasa cubriéndome la frente y el sien.

Limpió las lágrimas que se me salen por los costados de mis ojos y tengo que quitarme la intravenosa de mi mano cuando siento que el estómago se me revuelve. Pateo la sabana lejos de mí y me levanto bruscamente de la camilla, como consecuencia jadeo al caer al suelo y sentir cómo se me desgarra la herida de mi abdomen al no ser posible mantenerme por mi misma de pie.

Me trago las quejas y me arrastro hasta la pared donde hay un bote de basura y al tenerlo en mis manos, finalmente, vomito.

Toso sangre antes de terminar y me limpio la comisura de los labios con el cuello de la bata.

Alejo el bote de basura y apoyo las palmas de mis manos en la pared para tratar de levantarme. Las piernas me flaquean en el intento y nunca me había sentido tan débil y mareada al intentarlo. Una vez de pie, alzó la vista y me topo con el reflejo de mi cuerpo en la ventana polarizada.

Luzco pálida y enferma. Estoy delgada y a simple vista se notan las venas verdosas en mis piernas y brazos. Mi cabello a la altura de mi barbilla y la parte de mi frente y sien vendada. Mi rostro luce enfermo. Hay bolsas oscuras debajo de mis ojos y sombras de moretones en mi rostro.

El mundo me da vueltas.

Mi labio inferior tiembla por las ganas de llorar que me invaden pero camino hacia la ventana torpemente y la veo fijamente porque sé que me observaban del otro lado. Mis ojos lucen rojizos y tengo el aspecto más decaído y desastroso que jamás llegue a tener.

—¡¿Donde están?! —exclamó golpeando el cristal con impotencia— ¡¿Donde están mis amigos?! ¡¿Donde?! ¡Sáquenme de aquí! ¡Sáquenme! —la voz se me quiebra al decir lo último y solo veo mi reflejo y las lágrimas que se deslizan por mis mejillas enrojecidas— ¡Se que me están viendo, imbéciles! ¡Sáquenme de este maldito lugar! ¡No quiero estar aquí!... por favor... se los ruego.

Dejo de golpear el cristal cuando las palmas de mis manos pican y me tengo que alejar cuando escucho el familiar sonido de algo abriéndose. Giró el rostro solo para ver a dos hombres entrar completamente vestidos de blanco y con el rostro cubierto por unas máscaras. Mis ojos se desplazan hacia lo que trae el último hombre en entrar, una camilla de metal.

Restart | #1 Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora