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Nunca le había temido a la muerte, lo veía algo normal y natural que a todo ser humano le debe pasar en algún momento de su vida, pero cuando el cinco de julio llego y vi como innumerables personas morían ante mis ojos por causas desconocidas, le temí.

Cada día le temía más. Me la pasaba atormentándome con diferentes escenas en las que me implicaba a mí y la muerte. Me traumaron todas las veces en las que presencié la muerte de alguien o en la que veía una escena explícita y no, no eran las sexuales, estaban muy lejos de serlas. Pero cuando aquel animal se abalanzó contra mi sentí demasiadas emociones acumuladas, la principal era el miedo y era normal. Y después estaban las otras; pánico, terror, ansiedad, frustración y impotencia, pero sobre todas estaba el miedo. Lo podía sentir en cada poro de mi piel y crecer más y más.

No mentiría, mi vida prácticamente había pasado en un minuto frente a mis ojos. Recordé cada recuerdo que había vivido antes y ahora después de la catástrofe. Recordé cuando bote mi primer diente, cuando fui por primera vez a clases, cuando me caí de la bicicleta mientras papá me enseñaba a andar en ella, cuando hice mi primer amiga, cuando cumplí diez, cuando di mi primer beso, mi primer novio, cuando fui a una fiesta, cuando llore porque me rompieron el corazón, las peleas con mamá y las reconciliaciones, la muerte de papá, las palabras antes morir de mamá, la muerte de Micky, la depresión que sufrí, los traumas y gritos, las pesadillas, el mapa en el auto y después ser atacada por aquel animal.

Me remuevo en mi lugar tratando de buscar algo a lo que aferrarme, pero termino abriendo los ojos y con el ceño ligeramente fruncido. Soñolienta me reincorporo en la superficie cómoda que resulta ser una cama hecha de ramas y me sorprende lo cómoda que es. Tallo mis ojos y dejó que mi mirada viaje por todo mi contorno. Me encuentro con un lugar pequeño, el piso es de madera y las paredes igual, hay un tronco cerca de donde estoy que hace la función de una mesa y en el hay hojas esparcidas de una manera demasiado desordena y en una esquina hay como una canasta de ramas y en el hay flechas. Me levanto de la improvisada cama pero siento una punzada que logra hacerme soltar un quejido, bajo la vista para observar mi mano izquierda vendada y con una mancha de sangre en el centro.

Alzó mi vista para notar un espacio en donde estoy un cien por ciento segura que debe ir una puerta allí, pero no lo hay y así logró ver las hojas de lo árboles y el cielo teñido de azul oscuro; la noche. Comienzo a caminar con cautela por todo el lugar observándolo como si en cualquier momento algo me llegara a pasar y alguien saliera de la nada dispuesto a matarme. El tronco que se supone que es una mesa logra llamar mi atención y me encuentro a mí misma caminando hacia él, hay una vela en una de las orillas del tronco iluminado un poco los papales.

Siento un picoteo en mis dedos y alargó la mano para quitar una hoja en blanco, la cual, me da a conocer lo que había debajo de ella. Hay un gran mapa que parece ser toda el área y tiene en total cuatro puntos señalados en un círculo rojo, de lado a estos hay unos apuntes y con curiosidad los tomo entre mis dedos y procedo a leerlo.

Proyecto Restart, sobresale de la hoja y las dos palabras se encuentran subrayadas y después un pequeño párrafo debajo.

«El proyecto Restart, como su significado lo da a conocer, el proyecto Reinicio. Este se basa en comenzar a reiniciar la vida en la tierra a partir del 5 de julio, la fecha que fue prevista para dar inicio al pro...»

Un brusco movimiento me arrebata el papel de la mano y me empuja hacia la pared acorralándome, siento en mi cuello algo helado y punzante y no tardó en darme cuenta de que es un cuchillo. Me quejo del empujón y alzó la vista solo para encontrarme con unos ojos celestes mirarme a la defensiva.

Prácticamente me vuelvo una piedra al verlo y olvido que tengo un cuchillo presionado en mi cuello. Mi rostro seguramente expresa sorpresa e incredulidad, mis ojos no asimilan todo y mi boca se entre abre. Frente mío tengo al chico de la foto que había visto hace un par de días, el mismo chico que salía con su hermano en aquella fotografía. No luce como en la foto, luce más maduro, sus facciones son más marcadas y su cabello más largo.

— Eres... eres, Niall —susurro incrédula y el chico frunce más él ceño y me mira con una pizca de confusión y desconfianza—. Estas vivo —suelto en un hilo de voz.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —demanda y siento cómo la fuerza que ejercía en el cuchillo se afloja y lo aleja un poco, pero no tanto— ¿Quién eres y como sabes mi nombre? Responde —vuelve a preguntar con exigencia.

Alzó las manos en forma de rendición.

— Te lo diré si me sueltas —murmuró lentamente y él parece dudar sobre soltarme o no, pero finalmente cede y se aleja de mí.

Toso un poco y me alejo de la pared y le lanzó una mirada rápida. El chico tiene el cabello rubio en todas la direcciones, su rostro está sucio y en su mejilla derecha presenta un raspón. Viste una sudadera que a simple vista se ve sucia y descuidada y en sus mangas hay pequeños hoyos y nos jeans demasiados gastados y deteriorados. También me doy cuenta de que lleva un arco en forma diagonal en su pecho y el pequeño cuchillo que tiene en mano lo guarda en un funda de su pantalón.

Dejó escapar un poco de aire que no sabía que había contendió y me llevo el cabello detrás las orejas.

— Me llamo, Logan —comienzo a decir y él me sigue viendo de una forma en la que casi puedo sentir su mirada celeste perforarme los ojos—. Y se tu nombre porque hace unos días estuve en tu casa y me encontré una libreta con tu nombre escrito —concluyó lentamente.

— ¿Estuviste en mi casa? —sus palabras salen temblorosas pero trata de disimularlo, asisto ante su pregunta pero él parece perdido en sus pensamientos— ¿Qué estabas haciendo en mi casa? —interroga y su voz suena firme, como si le disgustara la idea de tan solo pensarlo.

— Uh —vacilo—, pase la noche ahí.

Niall pierde su vista en algún lugar y pasa así absortó en sus pensamientos por unos minutos, hasta que sale de su trance y me mira fugazmente, comienza a caminar a la esquina de lo que tal vez pueda llamar habitación y deja su arco junto con las flechas para después dejarse caer en el suelo y apoyar su cabeza en la madera viendo hacia el techo.

— Apaga la vela y duérmete —ordena y yo en silencio hago lo que dice, me inclino hacia la vela y la apago y me a recuesto en la cama de ramas sumergiéndome en la oscuridad y solo soy capaz de ver la débil luz de la luna entrar por el espacio abierto y después escucho la respiración del rubio bajamente, ese es el único sonido que soy capaz de escuchar.

Me remuevo en la cama improvisada, adquiriendo una posición de lado y soy capaz de distinguir el cuerpo del chico del otro lado.

— ¿Qué era ese animal? —pregunto bajo pero lo suficientemente alto para que él lo escuche— ¿Qué era eso? —esta vez me digo a mí misma y pasó la yema de mis dedos por mi brazo lastimado.

— Ese animal es una mutación —murmura—, y esa mutación es un cazador —su voz sale ronca al pronunciar las palabras—. Y sino te molesta voy a dormir —escupe con sequedad y a pesar que el chico sea atractivo, no me agrada su actitud hacia mi.

Pasa un largo silencio hasta que decidí volver a hablar.

— Niall —llamo esperando que no se haya dormido.

— ¿Qué? —escupe irritado las palabras.

— Gracias por salvarme.

Restart | #1 Niall HoranWhere stories live. Discover now