25: segunda parte.

2.1K 185 380
                                    



—¿Qué demonios es eso?

Del otro extremo del lugar, una pared de piedra se desplazaba hacia arriba dando un acceso a lo que habían denominado la "Caja de las Almas". Claro que eso no era lo más relevante, si no que era lo que salía de aquella singular entrada.

Primero fue oscuridad, pero después sentí el suelo temblar bajo mis pies y retrocedí temiendo a lo que me iba a enfrentar. Desconfiada y cautelosa observe mi entorno antes de volver a centrar mis ojos en aquella entrada que me transmitía mala espina y cuando el suelo volvió a temblar, esta incremento.

Sostuve firmemente la varilla, lista para defenderme como sea, hasta que pasó.

El suelo tembló una tercera vez y seguido de esto un gran rugido se escucho salir de aquella entrada y en un dos por tres un gran animal salió gruñendo de allí.

Se sostenía en ocho patas del tamaño de una persona, era de color rojo oscuro, casi negro, su cabeza era grande y cuando nos gruño nuevamente supe que su boca se abrió tanto que me pregunté cómo fue que no se la había dislocado la mandíbula (si es que tenía) sus dientes eran amarillentos combinados con negro, filosos y uno encima del otro. Al parecer no tenía ojos ya que no le vi ninguno, pero tampoco me podía fiar de esa cosa.

Y salió otro más.

Eran dos.

Esos eran Cazadores.

Esos se pararon en dos patas y lanzaron un fuerte gruñido al aire para que segundos después se avecinaran hacia nosotros.

—¡Corran!

Y alto.

Antes de todo, te preguntaras qué demonios está pasando, así que retrocederé siete horas atrás para que logres entender cómo fue que termine con un animal cerca de tres metros dispuesto a matarnos.

Primeramente salimos de las instalaciones de entrenamiento especiales para soldados de La Monarquía y para después llevarnos a las instalaciones suroestes de estas. No sabíamos el motivo de nuestro llamado, pero estaba claro que tenía que ver con lo de la pelea de la noche anterior en la que la castaña y yo nos vimos envueltas.

Nos transportaron a un auto blindado, este no tenía ninguna ventana para saber a dónde nos llevaban, pero luego de lo que pareció un largo tiempo llegamos al presunto lugar. Al bajar del auto casi todo estaba oscuro a excepción de unas tenues lámparas que iluminaban desde el techo, era un gran pasillo ancho y poco transcurrido, pero al final de este donde se veía un poco opaco, una figura sobresalía.

Greger se encaminó hacia ella con nosotros seis siguiéndole desde atrás. Hubo un momento en donde los siete nos planteamos frente aquella figura que se convirtió en una figura imponente de un hombre con genes asombrosos.

Era alto, más alto que el especialista por unos centímetros, de contextura delgada pero trabajada, su cuerpo estaba enfundado en una camisa azul con la ya familiar «M» bordada y los pantalones militares. Su cabello rubio, casi castaño estaba largo de forma masculina perfectamente peinado, llevaba barba y sus ojos eran marrones: con un destello indescifrable.

Aquel hombre nunca nos dirigió una sola palabra o mirada, como si fuéramos cosas insignificantes que no están ni de cerca de estar a su altura. Con aire frío y crítico, imponente y ambicioso.

—Ya sabes que hacer Kristof —la forma informal en hablarle al especialista destello una chispa de inquietud en mi—. Nos vemos en la noche —Greger le dio un asentimiento, el hombre desconocido para mí por primera vez se digno a vernos, fue rápido pero su mirada persistió en mi por algún momento.

Restart | #1 Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora