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Al despertar a la mañana siguiente Anet ya se encontraba despierta e irradiaba alegría y emoción. Ayer luego de estar con los chicos y verificar por mi misma que ambos se encontraban en perfecto estado, hice las pases con ella. Ahora Anet me lleva a un lugar donde pueda darme una ducha, lo cual no lo hago desde hace mucho tiempo.

Una vez que estoy limpia de pies a cabeza y vestida con el traje que es obligatorio llevar, Anet me lleva a la cafetería donde se molesta en llevarme el desayuno.

Sigue siendo raro ver personas, todavía no me acostumbro y no puedo evitar sentirme cohibida porque no conozco absolutamente a nadie (a excepción de Niall, Rust y al parecer a Anet), pero tampoco es como que necesite amigos para poder sobrevivir.

— ¿Desde cuándo estás aquí? —me atrevo a preguntar, ella termina de comer su desayuno rápidamente para responderme.

— Cuatro años, o tal vez más, no lo sé —contesta distraída, abro los ojos y comienzo a preguntarme si este lugar que se hace llamar Refugio lleva más tiempo antes de que sucediera todo esto.

Como ya era de costumbre me hallaba yo misma armando una teoría conspirativa ya que eso era lo que más hacia desde que comenzó todo esto y al parecer mi único pasatiempo por el momento.

¿Y si el Proyecto Restart no comenzó hace 5 años? ¿Y si este llevaba más tiempo de lo planeando? ¡Por qué vamos! Este lugar no se ve como algo que se construiría en tan solo 5 años por el modernismo que aparenta.

Además ahora que lo detalló más, noto que en cada puerta hay dos guardias a cada lado. Deduzco que hay alrededor de unos cien adolescentes o tal vez más en El Refugio, el lugar esta repleto y sin contar que tal vez haya más en las otras áreas. ¿Cómo podrían a ver demasiadas personas si la llamada catástrofe había ocurrido hace 5 años? ¿Cómo?

— ¿Es cierto lo que dicen de la semana? —indagó tratando de saciar mi curiosidad sobre el tema.

— ¿Te refieres a los Elegidos? —asisto en respuesta— Si, es cierto, pero para ser uno de ellos tienes que destacar entre los demás —comenta como si eso fuera algo imposible.

Me inclino más hacia adelante con curiosidad e intriga.

— ¿Nunca has quedado entre ellos? —inquiero interesada por su respuesta.

Niega.

— No —se encoge de hombros.

— ¿Y qué tienes que hacer para que te elijan?

— Debes comenzar a entrenar —responde—. Tienes que ser muy, muy buena en alguna habilidad como tener una gran puntería, ser buena con las armas de fuego, saber pelear cuerpo a cuerpo y otras más. Si ven que dominas con facilidad uno o dos áreas de estas, es probable que quedes elegida. Yo siempre entreno, pero al perecer no soy una de las afortunadas.

— ¿Dónde los llevan a los Elegidos?

— Solo ello los saben —de pronto Anet parece acordarse de algo y se inclina más cerca de mí con aire de confiabilidad, mira a todos lados verificando que nadie esté pendiente de nuestra conversación y procede a hablar—. Hace 5 o 4 años un chico logró salir de aquí, no sé cómo lo hizo y logró burlar la seguridad, pero lo cosa es que logró salir de aquí. Nos dimos cuenta a la semana cuando su compañero de habitación corrió el rumor. Nunca volvimos a saber de él —cuenta como si esta fuera una leyenda, lo cual me da un poco de gracia la forma en que lo dice—. Nadie sabe que hay afuera de aquí, Logan. No nos dejan salir, pero yo creo que debe de ser un lugar mejor que este.

Saber esto me hizo un lío en la cabeza y pronto me pregunté si yo también podría burlar la seguridad. No se miraba nada fácil por lo que se veía ya que siempre habían alrededor de seis guardias en cada lugar. Antes de levantarme de la mesa, suelto una pregunta más a Anet.

— ¿Sabes cómo se llamaba el chico?

La castaña asiste dudativa, entrecierra los ojos y parece pensar en algo, luego me mira y asiste con frenesí.

— Even, su nombre era Even.

***

Niall toma la botella de agua que tiene al lado dándole un gran trago, lo miro expectante por su respuesta y luego desvío la vista al pelinegro que aunque este golpeando el saco de boxeo sé que me presto atención a todo lo que dije.

— No lo entiendo —murmura Niall, lo observó con el ceño fruncido.

— ¿Qué no entiendes?

—Si el tal Even —hace un raro movimiento con sus manos—, escapó de aquí, ¿por qué lo haría? Mira todo esto, Logan. Lo tienes todo. ¿Por qué huir de aquí? —me pregunta. Lo observó y por un momento me pierdo en la pequeña gota de sudor que recorre su mejilla, estoy tentada en quitartesela pero sacudo mi cabeza al escuchar a Rust hablar, aún golpeando el saco.

— ¿Y si descubrió algo? —articula deteniendo sus acciones para vernos a ambos.

— ¿Qué pudo hacer descubierto? —devuelve la pregunta el rubio.

No sé porque les encanta tanto contradecirse ambos.

— ¿Tú qué crees? —retoma el de ojos azules.

— Yo pregunté primero.

— De hecho fui yo, Niall.

— Me importa una mierda si preguntaste primero, Rust —réplica el susodicho frunciendo las cejas.

Me aproximo a intervenir antes de que ambos se vean envueltos en una pelea de insultos que probablemente no llegue a su fin si hablamos de ellos.

— ¿Qué tal si este lugar no es lo que aparenta? —opino, ganándome la atención de ambos— No lo sé, pero no me siento a gusto es este lugar, chicos. Y ciertamente prefiero estar allá afuera que aquí dentro encerrada.

Rust termina de acortar la distancia para tomar asiento en la banca donde estamos Niall y yo, toma un trapo para limpiarse el sudor y luego coloca su mano en mi hombro.

— Mejor cambiemos de tema antes de que comiences a armar todas tus teorías conspirativas que creas en esa cabecita —con su dedo índice golpea mi sien.

— Te apuesto que ya las creo —comenta Niall ganándose una mirada fulminante de mi parte—. No me sorprende que piense que El Refugio nos lava el cerebro —se burla.

— Ya cállate —siseo.

— Oh, Logan, te lavaré el cerebro —dice el pelinegro imitando la voz de un robot mientras extiende sus manos hacia mi cabeza.

— ¡Puede que sea verdad! —me defiendo con la voz chillona al decir esas palabras.

— Si, claro —se burla el rubio—. Seguramente nos lavan el cerebro para ser unos súpers soldados en busca de hacer justicia —no sé si les he dicho, pero he notado que si Niall habla es para atacarme con su ya familiar sarcasmo.

El rubio y el pelinegro ríen de manera burlista, estoy tentada en agarrar la botella de agua y estampárselas a ambos.

— Los odio a los dos.

Restart | #1 Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora