Kageyama 🖤 Hinata

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໒ཷ⃟ᤡ❜⃟.   Clandestinos

Su pasion danza en secreto, complices de cada instante, disimulando en publico, ese es su unico diamante,
y antes de que este sol se ponga y las calles duerman, escapan a otra velada de amor eterna.
Se conocieron, sin pensar las consecuencias,
no opusieron resistencia lo que deparo el destino,
pero, cuando el amor existe y esta prohibido,
el amor es triste porque es clandestino.
Cuando el amor esta oculto, es injusto resistir
la represalia y el insulto,
y cuando grito el silencio, y en el silencio para hacer camino hay que pagar un precio,
si el corazon arde y es indomable, la verdad siempre buscara un culpable

                                                               Nach


— Te ves muy bien, hermano. — soltó la pequeña pelirroja mientras acomodaba el ramillete en el saco del mayor.

Era bonito y brillante y lo etiquetaba como el dueño de la noche; el novio. Giró al espejo de cuerpo completo que había en la habitación y se sorprendió al no reconocerse. Era el día más importante de su vida, entonces. ¿Porqué se sentía tan miserable?  Suspiró y se dispuso a salir. La ceremonia comenzaría pronto y debía esperar en el altar.

Invoco su mejor sonrisa y caminó por el pasillo seguido por su hermana.

— No tienes que hacer esto, hermano. Puedes...

— No, Na-chan. No puedo, papá lo dejó bien claro cuándo toqué el tema. — Pasó su mano entre el perfecto peinado que traía y bufó. — Sólo... Prométeme que, pase lo que pase, nunca dejarás de verme como tú hermano.

— Nunca dejaría de quererte, hermanito. — Sus ojos se aguaron y le dio un apretado y necesitado abrazo.

No sentía nervios o miedo. No había nada, sólo dolor. Se había imaginado estar parado en ese lugar muchas veces cuando niño y siempre creyó que sería increíble. Ahora, se sentía pesado y no había emoción en su mirada. No podía hacer una sonrisa sincera y ni siquiera recordaba la última vez que la esbozó frente a su familia.

Levantó la cara al escuchar la musica y vio a la chica que caminaba hacia él, tan lentamente. Como si rogara que el suelo se partiera y la tragara para evitarle cumplir la ceremonia. Hinata la comprendía, él pensaba lo mismo. Estiró la mano cuando la novia estuvo a escasos sentimientos de él y le ayudo a subir los escalones. Daichi, quien la entregó a Hinata, le dio un apretón en el hombro y le sonrió con tristeza.

— Luces hermosa. — susurró al retirarle el velo de la cara, dejando ver unos irritados y rojizos ojos. Deslizo sus dedos por la mejilla de su futura esposa y atrapó una lágrima que escapó sin permiso.

— Gracias, Shōyō. — apretó su agarre en modo de apoyo.

No quería estar ahí, ninguno de los dos. Pero su farsa había ido muy lejos y no les quedaba más que cumplir con las expectativas de sus padres. Querían que vivieran juntos, que se casarán y les dieran nietos pronto y aunque Hitoka amaba a los niños y esperaba ser madre algún día, no lo había querido de esa forma.

Al ser rechazada por Kyoko el pelirrojo fue su mayor consuelo y ella lo apoyó del mismo modo cuando Kageyama se alejó del él por la confusión de sus sentimientos. Eran tan unidos y pasaban tanto tiempo juntos que decidieron comenzar una relación cuando se cansaron de escuchar a sus padres  decirles que debían comenzar a salir y tener parejas. Fueron el escape de otro y la perfecta coartada cuando arreglaron las cosas con los morenos y les abrieron su corazón.

A la cartaWhere stories live. Discover now