Su cuerpo quemaba, agotado y desorientado comenzó a retomar la conciencia sobre su propio ser y los recuerdos que lo atormentaban. Abrió lentamente los ojos, comenzando a parpadear repetirás veces en un intento por adaptarse a la impenetrable oscuridad en la que se encontraba. Inhaló aire desesperadamente, deseando invadir sus pulmones de el necesario oxígeno.
Frío, lo primero que logró sentir era realmente frío, helaba su espalda hasta provocarle un temblor ligero sobre los hombros. No lo graba observar nada y eso lo asusto, sin embargo, no se comparo al terror que lo invadió al no percibir la presencia de su Alfa.
Se levantó con suma rapidez hasta terminar en el frío suelo de rodillas debido a lo lánguido que se encontraba en ese momento, perdido y confundido trato de levantarse, sujetando su prominente vientre con una de sus manos y apoyándose sobre la blanda superficie en la que se encontraba anteriormente recostado.
Su vista había logrado acoplarse a su momentánea situación, permitiéndole de esa forma buscar superficialmente una salida de aquel lugar que lo mantenía en confinamiento y lejos de su amado esposo.
Logró tomar asiento sobre la mullida cama, abrazando y protegiendo su vientre con una de sus manos y sujetando con firmeza un viejo marco fotográfico que encontró encima de un pequeño tocador que se encontraba al lado de la cama.
No sabía donde estaba ni que había sucedido con exactitud, pero no pensaba quedarse quieto y menos sin tener en claro la ubicación de su Alfa.
El escozor en sus ojos le obligaba a cerrarlos por más tiempo de él que consideraría necesario, ardían y dolían, al igual que toda su anatomía, exigiendo un descanso prologando.
La tristeza invadió su ser, percibiendo el interno llanto de su lobo.
Recordó con nostalgia los días más tranquilos y relajantes que había tenido desde el inicio de la epidemia, estos habían terminado y debía aprender a aceptarlo, manteniéndolos como un recuerdo melancólico.
Todo había sucedido con extrema rapidez, la comunidad había sido invadida cuando el sol descendió y sin razón alguna, terminando con las vidas de cientos de sobrevivientes que simplemente se encargaban de el mantenimiento de el lugar.
Su esposo había llegado por él, corriendo a toda prisa y con un arma en la mano.
Por un momento deseo el haberse atrevido a unirse a uno de los grupos de búsqueda como lo había hecho él Alfa, el poder saber cómo defenderse y sobrevivir sin sentirse una carga para su mayor.
Realmente creyó que era muy tarde para él, un Omega embarazado y que simplemente se mantenía oculto detrás de su Alfa, esperando el ser rescatado.
Lastima que el mundo cambia constantemente y de maneras inexplicables, transformándose día con día en un lugar más dañado en su propia miseria. Un lugar donde todos debían aprender a protegerse y pelear desde cientos de diferentes perspectivas, manteniéndose a salvo en un mundo inhóspito.
En algún punto de sus pensamientos, mientras su mente divagaba y viajaba a sus más preciados recueros, se percató que su lobo se mantenía oculto y alerta, escuchando con claridad el sonido de un desconocido aproximándose hacia la habitación en la que lo mantenían contra su voluntad.
Su mente conectó la situación con lo que había sucedido anteriormente al ser sujetado contra su voluntad por el grupo de hombres uniformados.
Tenía miedo, no se consideraba valiente ni mucho menos rudo, no sabía nada de peleas y mucho menos la manera de cómo defenderse en él mundo podrido en el que se encontraba viviendo en la actualidad.
Escucho una suave risa por fuera de la habitación y un susurro que realmente no logró codificar.
La puerta comenzó a moverse con lentitud, haciendo parecer que la persona que se encontraba abriéndola no deseaba importunar el delicado sueño de él Omega.
Velozmente el Aroma a mantequilla de maní invadió sus sentidos, mareándolo gracias a lo potente que era.
La puerta fue abierta en su totalidad y sin prisa, dejando ver a otro Omega de cabellos castaños, cuál traía consigo una pequeña mesa de cama que contenía un desayuno nutritivo para él Omega rubio.
Sonriendo saludo al chico que había llegado con el grupo de búsqueda.
Sin embargo su sorpresa al notar como el marco de fotografía de su hermano había sido arrojado fríamente cerca de él, estrellándose en pequeños pedazos contra la pared, provocó que soltase el plato y comenzara a temblar por él susto provocado, protegiendo a su cachorro que se encontraba a pocas semanas de nacer.
—¿Qué demonios fue eso? —Pregunto con brusquedad, molesto por la comida regada por el suelo y los pedazos de vidrio roto esparcidos por la habitación.
—¿Dónde está mi Alfa? —Exigió saber. La molestia estaba impregnada en su voz. —Dime ahora o no dudaré en lanzarte otra cosa. —Mentira, jamás lo haría de nuevo al notar el estado de él chico frente a él. Después de todo él también esperaba con ansias a su cachorro.
—Bueno... él líder dijo que debías descansar y...- Se vio interrumpido.
—Eso no fue lo que te pregunté, necesito saber que le ha sucedido y donde está.
—Deberías descansar primero y...- El Fuerte golpe que recibió su cuerpo contra la puerta logró nublar su vista por un segundo.
Jimin jamás actuaría así, pero el miedo y los instintos dominaron su cuerpo por un momento, necesitando con desesperación conocer la ubicación de su Alfa, incluso si no se trataba de él Alfa en quien Jimin pensaba.
—¿Donde está mi Alfa? —Grito con furia, ciertamente no lograba averiguar de donde obtuvo tal valor para gritarle a un desconocido. Quizá el hecho de que fuese un Omega Justo como él lograba inspirarle cierta confianza.
—Él... está en el laboratorio.
Yui-Chan. ❤️
BINABASA MO ANG
Behind The Wall.>> •[Yoonmin]• >> 윤민
FanfictionEl mundo está condenado, la amenaza de los "Infectados" los a atacado. ¿Cómo podría sobrevivir un pequeño Omega embarazado en un mundo que se encuentra totalmente contaminado? La humanidad está contraatacando, él Lider Min Yoongi dirige uno de los...
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