Behind The Wall.>> •[Yoonmin]• >> 윤민

O N E

—Este es el plan, necesito que corras lo más rápido posible y...-

—¿Estás loco? No pienso irme sin ti. —Interrumpió él rubio Omega con las saladas y pesadas lágrimas recorriendo sus mejillas, se encontraba temblando. Un enorme grupo de contaminados los tenían acorralados y sin muchas opciones de cómo escapar. Solo podía sentirse aterrado, le costaba respirar y su pequeño no dejaba de patear gracias a lo alterado que se encontraba su lobo, conteniendo el inmenso brote de feromonas de miedo que no dudaban en salir a la luz en pocos minutos.

Llevaban semanas afuera, tratando de sobrevivir después de que el Refugio en Busán fuese atacado y consumido en su totalidad. Provocando devastadoras muertes de personas con las que habían convivido y empatizado. Gente que ahora se habían vuelto parte de los infectados. Convirtiéndose ellos tres de los pocos sobrevivientes de aquella aterradora catástrofe, siendo perseguidos por los contaminados y su insaciable apetito, logrado seguirlos hacia dónde sea que se dirigiesen, teniendo que escapar y moverse hacia diferentes zonas de país, huyendo en autos robados e invadiendo casas en busca de provisiones que asegurasen su propia supervivencia.

Llevaban días intentando encontrar el refugio más cercano, buscando desesperadamente la forma de llegar hasta el centro de Daegu, creyendo firmemente que éste se había mantenido en pie y a salvo.

—Yo iré detrás de ti cariño, pero necesito que tú y nuestro pequeño estén a salvo, ¿de acuerdo? —Taemin se encargó de limpiar con delicadeza cada declaración de dolor que brotaba de los ojos de su Omega, tratando con todo su ser y la energía proveniente de su lobo, que éste lograra reconfortar al pequeño e indefenso ser que se encontraba en medio de ellos, creciendo con suma tranquilidad. Inconsciente de el mundo que se desmoronaba lentamente en diminutos pedazos, un lugar hostil y demacrado, al cual tendría que enfrentarse próximamente.

—¿Prometes que estarás detrás de nosotros? —Sus hinchadas y rojizas pupilas no dejaban de trabajar, expulsando más y más lágrimas a su paso. No quería que llegase el momento en el que tuviesen que separarse, la última vez que lo hicieron, exactamente hace 3 semanas desde que él Refugio fue invadido, su cuñado y su Omega no habían regresado, dejándolos sin conocimiento de lo que les haya sucedido.

—Te lo prometo, no dejare que nada les pase. —Él Alfa tomó las regordetas mejillas de su Omega y las besó con delicadeza, deseando sentir al menos una vez esa profunda y deliciosa corriente de la que todos hablaban cuando besaban a su pareja, aunque nuevamente la imagino, creyendo que había logrado sentirla y engañándose una vez más.

Jimin asintió y no muy convencido se obligó a sí mismo a realizar lo pedido, forzó a su mente a pensar que era lo correcto y que lo haría por su futura familia. Porque si, Jimin estaba convencido que todo era una eterna pesadilla de cuál despertaría y podría regresar a su vida normal, una donde el mundo seguía su curso con tranquilidad.

Ansiaba ser despertado por su esposo y descubrir que todo había tratado de un terrible sueño, pero los sueños así no suelen durar más que unos cuantos minutos, y este había permanecido ahí, presente durante ya seis largos y tormentosos meses.

Comenzó a trotar con urgencia, no sabía en donde terminaría o si realmente lograría proteger a su cachorro, deseo con desesperación el poder transformarse y pasar imperceptiblemente entre los contaminados, manteniéndose Justo al lado de su esposo, sin que éste viniese detrás de él protegiéndolo y arriesgando su propia vida, sin embargo, esto no era posible, ya que en su estado le era impensable la idea de transformarse.

El primer sonido de una de esas cosas acercándose logró hacer que el lobo de Jimin se altérese en milésimas de Segundo, contrayéndose en su interior, propagando una inestabilidad a lo largo de su cuerpo. Él Omega interior comenzó a chillar con desesperanza, imaginando una mordida o rasguño en alguna parte de su cuerpo, terminando infectado, entristecido profundamente por no haber estado al lado de su Alfa.