Último capitulo

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narra Eduardo

Por las mañanas de lunes a viernes siempre me levanto sin ganas, me ducho, me visto, desayuno, me cepillo los dientes y me voy a estudiar. Al medio día regreso y como algo para después dormir una larga siesta en mi cuarto, sin nadie que me moleste ni que me hable. Por las tardes me dedico a hacer todos los deberes pendientes de hacer para el resto de días.

Los sábados y domingos son un poco distintos, pero tampoco demasiado; me levanto más tarde y desayuno también más tarde, sin embargo como más temprano y mis siestas son más largas, mucho más largas. Cuando no duermo juego a pokemon, solo hasta que ya no pueda más. Muchas veces me aburro y por lo tanto duermo o juego, o simplemente no hago nada y doy vueltas en mi habitación, en cualquier caso no encuentro nada que me saque de ese estado.

Hay días buenos y otros días malos, a veces me parece que los malos son más abundantes, pero no necesariamente es así, solo es mi impresión. En los días buenos todo va sobre ruedas dentro de mi rutina, pero en los peores días tengo la sensación de que todo es aburrido y que la vida no me aporta nada. Precisamente esos días tengo un malestar que me impide levantarme de la cama y que hace que no pueda pensar con claridad: incluso me tiemblan las piernas. Casi siempre estoy solo, pero para entretenerme me gusta pensar en un pikachu que al contrario que a mi siempre le suceden cosas. Es mi pokemon favorito. Por la noche siempre pienso en una historia en mi imaginación antes de dormir y luego, al día siguiente se me olvida: y se me olvidan siempre las cosas en casa o en clase, no tengo remedio. Tampoco tengo remedio a la hora de organizarme, pero eso no sería cierto del todo, no sé...

Es de noche y tengo que acabar la historia que un día comencé sea como sea, pero antes de dormir. El motivo por el que Pikachu cree ser yo es por el simple motivo de que tiene mis mismos recuerdos aparte de los suyos propios. La puerta de la calle se cierra con fuerza y eso no es una buena señal, apago rápidamente la pantalla de la computadora y corro hacia mi cama para cubrirme con sus mantas y hacerme el dormido. Se escuchan un par de gritos y luego se presenta en la puerta de mi cuarto ,como siempre, para vigilar que yo estoy ahí dormido. Yo solo puedo ver la sombra proyectada en la pared, la sombra de aquella persona que estaba a mis espaldas y a la que yo no le importaba. En poco rato se va y yo me levanto y voy de puntillas a cerrar la puerta, nadie me descubre. Necesito acabar la historia y enciendo la pantalla y sigo o intento seguir con el relato. La historia trata de Pikachu y Zoroark, mis pokemon favoritos, pero eso da igual. El sonido de las teclas al ser pulsadas es demasiado fuerte y podrían descubrirme, no puedo continuar y decido imaginar  el final durante aquella noche y acordarme lo mejor que pudiera para el día siguiente. Era importante.

narra Pikachu...

Zoroark y yo estábamos sentados debajo del árbol bajo el cielo de medio día, yo sin saber nada le explicaba lo que creía necesario sobre mi.

—Zoroark, no sé quien soy...-dije yo Pikachu

—Yo si lo sé, tu eres Ed.. —no tuvo tiempo de terminar la frase cuando yo le interrumpí

—¡Si es así no me siento como tal! Me llegan todo el tiempo imágenes de una persona, una persona que no sé si soy yo, creo que me necesita.

—Me da igual, dime quien eres tú y con eso tengo suficiente, de lo contrario me volverás loco. —dijo enfadado, no le culpo— Dame una respuesta verdadera esta vez.

—¿Verdadera?

—¡Sí, verdadera!

No supe que decir, pero no podía posponer más mi respuesta.

—Yo soy un pokemon eléctrico, y al igual que tú y todos los demás pokemon un objeto para combatir... —esa fue mi respuesta

—No te entiendo. ¿Ahora vienes con esas?

—No Zoroark, ni siquiera somos reales.

No quería seguir por ahí, pero no pude parar de dar vueltas al mismo tema.

—Ya estamos igual, eso no aclara nada.

Zoroark se levantó de su sitio y me miró unos instantes, no parecía contento. Yo también me puse en pie sin saber lo que sucedería a continuación.

—Dime algo que me convenza ahora o... —no se atrevió a decir lo que seguía

—¿O qué?

Zoroark suspiró, y fijó su mirada en mi.

—Está bien...te lo diré. —dije yo, Pikachu, con la mirada en el suelo.

Zoroark seguía mirandome y aquello no me gustaba, parecía que comenzaba a hartarse.

—¿Y bien? —dijo Zoroark

No sabía que decir.

—Soy un pokemon. —dije yo, Pikachu

Zoroark negó con la cabeza y me atacó con todas sus fuerzas enviándome a varios metros de mi anterior posición, supe que esa respuesta no era buena. Me costó recuperarme del golpe. Yo no podía creer que me hiciera daño, pero él necesitaba una contestación a su pregunta por encima de todo, era la única manera de salir de aquel atolladero. Él me miraba y se disculpaba, yo lancé un rayo contra él y sin dificultad alguna lo esquivó.

—Necesito que digas algo mejor que eso...—dijo zoroark con un gruñido.

—Está bien; mi siguiente respuesta es que salgo en videojuegos que los niños utilizan, y tu también.

Zoroark corrió hacia mi y asestó otro ataque que yo recibí con los ojos cerrados, dolió. No tuve reparo en devolver su ataque con ataque rápido, acerté de lleno.

—Mi siguiente respuesta es: soy un personaje televisivo, y tú más de lo mismo.

Zoroark me atacó otra vez y yo volví a dedplazarme varios metros arrastrándome por el suelo. Empecé a notar que me faltaban las fuerzas.

—Vale, la siguiente respuesta es —dije yo, Pikachu, llorando— que soy un instrumento para obtener beneficio.

Zoroark volvió a atacarme entre gemidos y gruñidos y se acercó a mi, no pude ni ponerme derecho.

—Última oportunidad, te suplico que me digas quien eres realmente.

Mi amigo se puso a llorar conmigo y a mi no se me ocurría que más decir, aquello era lo que sabía de nuestra verdadera existencia.

—Zoroark, esta va a ser mi última respuesta y la más real de todas: yo soy un pikachu que no existe pero que te quiere. —dije yo, Pikachu, con una sonrisa de Pikachu y con lágrimas.

Zoroark sonrió y asintió; y como yo estaba tan débil que no podía ponerme en pie él se tumbó a mi lado y comenzamos a mirar las nubes blancas que atravesaban el cielo azul.

Después iríamos otra vez con Tami y ella me llevaría al centro pokemon, al menos eso íbamos a hacer. Los árboles de alrededor comenzaron a desaparecer y yo pensé que estaba pasando otra vez. Desapareceriamos de nuevo, Zoroark y yo intercambiamos una mirada y luego volvimos a mirar las nubes blancas sobre un claro fondo azul. Yo para mis adentros me dije que ojalá no volviera a comenzar de nuevo, no tenía ganas de otra aventura con Zoroark. Aunque no estaría mal volver a estar con mi amigo y con Tami, pero eso sí, que sea la última vez. ¡Aaah, y que no descubra nunca la verdad, porque no me gusta! Eso estaría bien.

Fue todo muy tranquilo y precisamente con tranquila lentitud nosotros nos volvimos tenues. No teníamos ganas de hablar ni de pensar, solo mirábamos las nubes que todavía permanecieron cuando ya habíamos desaparecido del todo.

FIN

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⏰ Última actualización: Oct 11, 2014 ⏰

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La Aventura de Pikachu y el Zoroark TristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora