capitulo 12

130 4 1
                                    

Una mañana muy soleada, tanto Kit como yo, nos levantamos temprano.

-¡Me alegro de verte!-exclamó Kit como si no me hubiera visto desde hacía años...

Me achuchaba con fuerza, me empecé a sentir un poco molesto, pero por ser él aguanté

-Hoy tenemos que hacer un montón de cosas, así que levanta. -me dijo.

Yo asentí y no pude apenas separarme de él porque no me soltaba.

-Oye, sé caminar por mi mismo ¿sabes?-dije yo, pikachu.

Él rió y me soltó, le di las gracias. Después fuimos a la habitación de su madre para avisar de que nos íbamos, pero sorprendentemente no estaba en ningún sitio.

-Seguramente haya salido.-dijo él un poco dudoso.

-Eres un genio, desde luego que ha salido.-me burlé yo, pikachu, con una sonrisa socarrona.

-Vale, no hace falta que te metas conmigo.

Reí porque realmente le molestó y además le dio la espalda.

-Ya no somos amigos-dijo él con una mueca

-¡¿De verdad?!-exlamé yo, pikachu, fingiendo habérmelo creído hasta la cola.

-Nooooo, que va. Tu y yo vamos a ser amigos siempre.-dijo

-Lo sé, lo sé.-corroboré yo, pikachu.

-Y estaremos siempre juntos, ¿Verdad?-siguió Kit.

Asentí con la cabeza...

No tuve claro que aquello fuera cierto porque he aprendido que nunca sabes lo que va a pasar. La madre llegó, un poco triste tal vez y nos vio levantados.

-¿Que hacéis levantados tan temprano?-preguntó ella

-pues nos dio por ahí...-respondió él

-Escucha Kent, ¿Me harías un favor?-preguntó la madre. Kent era su verdadero nombre, la verdad es que a mi me gustaba mucho más que como se hacía llamar...

-Claro, ¿Cual?-siguió Kit

-¿Darías un partido conmigo?

-¡Vale! Pero dime porque has llorado...-exigió Kit.

-¿Llorar?

-Si, llevas un pañuelo en las manos, tus mejillas están rojas y tus ojos están brillantes y enrojecidos ¿Por que?

La madre suspiró con una mueca de incomodidad. Estaba un poco temblorosa y a mí me daba un poco de pena.

-cada día te das más cuenta de todo, y llegará algún día en que me descubrirás. No tengo claro si contartelo , pero lo haré. Estoy un poco malita, voy al medico todos los días, pero si te soy sincera no me sirve de mucho.-explicó la madre.

-¿Cuando pensabas decírmelo?-pregunto Kit.

-Cuando ya no hiciera falta...-contestó ella.

Sobrevino un tiempo de silencio.

-Pues tienes razón, me doy cuenta.-afirmó Kit-Todas las pastillas que solías esconder en tu cuarto, las descubrí, también se exactamente las horas en las que tienes que tomarlas, justamente cuando desaparecias sin más por las tardes que merendabamos juntos, incluso sé que algunas veces disimuladamente te las tomabas delante mío cuando tomábamos un refresco o un chocolate caliente el pasado invierno. Lo sospeché y lo confirmé vigilando que cada día guardabas una sola pastilla en el bolsillo del abrigo que solías tener colgado en la misma silla que utilizabas siempre.

-Ya veo, te he estado tratando como si no hubieras crecido desde el día que salistes de mi vientre.-dijo la madre sonriente con una débil mueca.

-Sí, pero es normal, es porque te importo.-dijo Kit-Yo te seguí el juego, pero por una parte querías quitarte la carga de encima y contarmelo, así que te ahorré y quiero que sepas que no me importa que me hayas mentido, y que seguiré creyendo en ti.

Yo, me quedé impresionado de lo que acababa de pasar entre Kit y su madre, y me emocioné muchísimo.

Al final, jugamos con el balón de Kit los tres, pero la madre no estaba precisamente para trotes y no duramos demasiado. Así que Kit y yo hablamos un rato hasta comer, mientras comíamos vi el telediario y vi a zoroark combatir en directo junto a su entrenadora.

-¡Mira!-exclamé yo pikachu, sin palabras

-¿ese es el zoroark del que me has hablado tantas veces?-preguntó Kit

-Así es...-contesté yo, pikachu

La Aventura de Pikachu y el Zoroark TristeWhere stories live. Discover now