UN POKEMON INTROVERTIDO

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Lo que voy a contar ocurrió mucho después de nuestro encuentro con flaaffy y el rescate de amparos...

Un minccino salvaje vivía en un agujero en el suelo, una madriguera. Allí guardaba todas las cosas y objetos que encontraba ordenadamente y solía darle especial trato a una pelotita verde de unos 10 cm de diámetro, que limpiaba constantemente con su hacicalada cola, más que cualquier otra cosa en su posesión. No tenía amigos y hablaba poco con otros, tal vez las pocas palabras empleaba se dirigieran a su pelota.

El vivía felizmente en su madriguera hasta que llegamos yo y zoroark y caí en su agujero y de alguna manera esa pelotita salió botando y bajó velozmente por la cuesta que subimos con tanto esfuerzo zoroark y yo.

Al ver que yo salía de su madriguera, Minccino, enfadado como nunca, nos miró y pasó por delante nuestro sin decir una palabra. Nosotros lo miramos un poco extrañados...

Comenzó a dejar todas las cosas que guardaba allí en medio, que eran muchas, y las comenzó a limpiar con su acicalada y suave cola para luego devolverlas . Zoroark y yo no nos movimos del sitio y permanecimos a 4 metros de él. A mí me dio pena y me acerqué...

-Siento haberte fastiadiado.-dije yo, pikachu

-No, es igual.-respondió secamente el minccino-Gracias, hasta luego

Yo me quedé estupefacto, no encontré ninguna razón por la que me tuviera que dar las gracias.

-Hasta luego.-dije yo, pikachu, con una sonrisa.

Me di la vuelta para irme pero él mismo me detuvo.

-¡Espera! Creo que me falta una pelota verde.¿Dónde está? No la encuentro por ningún sitio.-dijo el minccino.

-Lo siento, es que salió botando y...-dije yo, pikachu. La buscaré y la daré.

Cuando me di cuenta los ojos del minccino estaban lagrimosos y sentí una pena terrible.

-No hace falta, probablemente no vuelva a aparecer.-dijo el minccino.

Yo no entendía lo mucho que se entristeció, y menos su reacción, que hasta llegó a sonreirme. Claro, yo no sabía que no podía expresarse, debía ser algo muy frustrante para él no saber como darme a entender su enfado y su tristeza, pero yo no le entendía...

-De todas maneras te la buscaré, no te preocupes.-prometí yo, pikachu.

El minccino no dijo nada y siguió con lo que estaba haciendo, así que me fui con zoroark en su busca.

Después de buscar mucho, me di cuenta de que no sería fácil encontrarla, pero le puse todavía más empeño, porque aquel peculiar pokemon estaba triste por mi culpa. Pero a pesar de rebuscar por los sitios por los que ya había mirado, no estaba en ningún sitio.

-Pikachu, creo que no va a aparecer.dijo zoroark, que me acompañaba todo el rato.

-Tal vez, tengas razón.-dije yo, pikachu, un poco desesperado-Sólo haremos un solo intento, pero nos separaremos.

Fuimos donde sucedió todo, y vimos a Minccino en su "hogar", en posición fetal, con los ojos semicerrados, mirando hacia un punto fijo y la baba emanando de su boca abierta. Me asusté por la impresión que me produjo aquella imagen, parecía inmerso en un pozo de amargura.

-Es peor de lo que pensaba, deberíamos encontrar esa pelota...-dije yo, pikachu

-Hemos seguido en la dirección por la que botó la pelota, pero pudo chocar con un árbol o una piedra y desviar su trayectoria.explico zoroark.

-Entonces es imposible saber donde no está-dije yo, pikachu.

-No, está claro que bajó la pendiente, porque la gravedad es lo más determinante en la dirección de la pelota, solo que pudo desviarse unos metros a derecha o a izquierda. Aunque cabe la posibilidad de que quedara atrapada en algún lugar, o incluso que otro pokemon la haya cogido.-dedujo zoroark.

-¿Entonces que hacemos?-pregunté yo, pikachu.

-buscar en todos los lugares sin desnivel-dijo zoroark

Eso hicimos, tardamos mucho, pero encontramos a un graveler que jugaba con ella.

-Perdone, esa pelota es de un amigo nuestro-dije yo, pikachu

-Pues ahora es mía.-dijo el graveler.

-Creo que no...-dijo zoroar asestándole un potente golpe y cogiendo la pelota.

El graveler se enfadó pero no dijo nada, y nosotros nos fuimos.

Creo que minccino se puso contento cuando le dimps la pelota verde, y nos dio las gracias. Nos dejó entrar en su "agujero", que era bastante grande se mostró muy afectuoso.

-Hoy habrá una lluvia de estrellas, ¿os gustaría venir a verla?-preguntó minccino.

-Claro.-dije yo, pikachu, sonriente.

-Me muero por verla, y me gustaría ir con vosotros y mi pelotita -dijo minccino con una sonrisa que llegaba a mostrar los dientes.

Dijo que era hermoso ver las miles de estrellas fugaces que caían por el cielo, y la verdad es que comencé a impacientarme porque nunca vi ninguna.

-Ya casi se hace de noche,¿buscamos algún buen lugar desde donde estar?-siguió minccino.

-Sí.-dije yo, pikachu, mirando como limpiaba la pelota con su cola constantemente.

Llegó la noche y todo estaba plagado de un montón de pokemon, sobretodo en lo alto de una montañita con muchos acantilados. Sin embargo encontramos al graveler de antes y nos vio, minccino iba con su pelotita y no tardó en acercarse para arrebatársela. Yo me interpuse y me apartó.

Nunca podría haber imaginado lo que iba a pasar a continuación, se la quitó y esta salió rodando hasta caer por uno de los alcantilados. Minccino se lanzó tras ella y la  consiguió coger y agarrarse al mismo tiempo a un saliente...

Yo corrí todo lo que pude y lo cogí de su manita izquierda, mientras que con su derecha aguantaba la pelota, fue entonces cuando comenzó el espectáculo de miles de estrellas muriendo una tras otra. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que zoroark no estaba en ninguna parte y yo era incapaz de salvarle por mi mismo...

La pelota de minccino se escapó y cayó, vi que minccino lloraba y se soltó. Yo di un alarido inmenso y me lancé tras él, y lo alcancé y me sujeté a él porque su abundante pelaje le hacía caer minimamente más lento que yo. Él estaba bastante más tranquilo que yo, pero al final él se apartó y solo yo fui rescatado por zoroark que esperaba pacientemente la caída de minccino.

-¡Serás imbécil!-me gritó zoroark-¡Lo tenía todo planeado!

Yo me callé e intenté no gemir, ni gritar, ni llorar y me acerqué a minccino, estaba tendido en el suelo sin apenas poder hablar.

-L-lo siento mucho-dijo minccino antes de morir.

La lluvia de estrellas seguía, pero ninguno estubimos mirándolas...

La Aventura de Pikachu y el Zoroark TristeDär berättelser lever. Upptäck nu