Armar un Plan

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Narra Elsa.

—Gracias chicos —dije y corrí a abrazarlos.

—¡Oh! Vaya que te extrañábamos —dijo Eugene.

—Y yo a ustedes —sonreí.

—Vamos prueba un poco de pastel, nosotros mismos lo hicimos —rió Mady.

Era un pastel realmente bello, que el medio decía «Felices dieciocho Elsa ¡Te queremos!». Mi Nana lo corto en varias porciones y nos entregó en platos.
Allí estábamos comiendo pastel.

—Realmente está rico —les dije—. Gracias.

—Por nada —respondieron al unisono y luego todos largamos una risa.

Ni una mosca se escuchaba, ni nadie hablaba... se notaba que todos teníamos hambre y el pastel estaba muy rico.

—¿Aún es mi cumpleaños? —pregunté mirando hacia la ventana, viendo el atardecer—. Pensé que era el otro día.

—Sólo has dormido una siesta —dijo mi Nana—. Te hizo bien —me sonrió.

—Me siento mucho mejor, creo que luego voy a darme una ducha —me desperecé.

—Oye Elsa —sentí que me llamaban.

—¿Si? —pregunté mirándoles.

—¿Dónde estuviste estos días? —me preguntó Punzie—. Digo... si no quieres hablar de eso, lo siento, sólo queríamos...

—No hay problema Punzie —le sonreí.

Estaba por comenzar a contarles, pero antes los miré con curiosidad.

—Descuida —dijo mi Nana—, él no está.. digamos que está en el trabajo —dijo mientras comía un pedazo de pastel.

—¿Y Melanie?

La verdad es que hace bastante no la veía.

—Ella está en Perú con sus amigas —dijo Mady.

—Oh... ¡Pues se la pasa bien! —reí un poco.

Todos asintieron mientras reían y yo largué un suspiro.

—Todos estos días estuve con Jack —sentí como clavaban la mirada en mí—. En casa de su madre.

—¡Oh dios mío! —gritó Mady—. ¿Estabas con Jack? ¿Dónde está él? ¿Cómo pasó esto?

—Mady... —sentí la voz de mi Nana.

—Oh sí, lo siento Elsa —dijo Mady.

—Está bien —suspiré—. Sí, estaba con Jack, no sé dónde está él —bajé la mirada... ya sentía las lágrimas aproximarse a mis ojos—. Fue hoy mismo... estaba en la sala de su casa, durmiendo una siesta, había comido muchísimo, Maura, su mamá me había preparado un desayuno jodidamente genial —sonreí recordándolo—. Cuando en eso siento que golpean la puerta, exaltada me levanté y fuí hacia allí... la madre de Jack no sé dónde estaba... tampoco él —tragué en gordo—. Abrí la puerta y allí estaba él, me tomó del brazo y me metió hacia el auto, en eso llego Maura —largué un sollozo—. No sé qué le ocurrió a ella pero uno de los hombres que estaba con mi padre se la había llevado —tapé mi rostro—. Gritaba y pedía ayuda... ¡Los vecinos ni siquiera me ayudaron!

Oficialmente estaba llorando.

—Ya —sentí un abrazo—. Ya está, solo tranquila —dijo mi Nana—. ¿Qué te parece irte a dar una ducha?

Asentí todavía largando un par de lágrimas, pero antes de salir de allí, me volví a los chicos.

—Gracias —les susurré, ellos asintieron sonriéndome y luego salí de allí, subiendo por las escaleras con mi Nana, a mi habitación.

—Voy a prepararte un baño muy relajante —dijo mi Nana cuando entramos a la habitación.

Asentí y me senté en mi cama, esperando para poder tener un tiempo a solas en el baño.
Luego de unos minutos, mi Nana salió del baño con unas toallas.

—Está listo —me dio una sonrisa—. ¿Necesitas ayuda? —me preguntó.

—No, solo quiero estar a solas —bajé la mirada entrando al baño y luego cerré la puerta detrás de mí.

—Llámame si me necesitas —escuché como me decía detrás de la puerta.

—Si —dije y luego caminé hacia el espejo.

Me miré y largué un sollozo. ¡Me veía terriblemente mal!
Tenía el cabello despeinado, ojeras... ¿Pero qué más daba?
Olí el rico aroma a rosas que tenía el baño, y luego suavemente comencé a quitarme la ropa, luego de unos minutos, ya estaba dentro del caliente baño, solté un suspiro y cerré los ojos, disfrutando de la temperatura del agua y las burbujas.

Abrí los ojos rápidamente.
Recuerdo la ultima vez que estuve aquí.
Me sumergí debajo del agua y dejé que los recuerdos me llegaran...:

«—Mira —me agarró de las muñecas—. Me colmas la paciencia Elsa, eres un simple error —gritó.

Al decir eso se fue por donde había venido, estoy harta de esto, yo no soy feliz viviendo aquí, mi papá casi me pega, en realidad no merece que le llamen papá.
Suspiré y tomé una decisión, pues si era un error, este error nunca tendría que haber nacido, no te preocupes "Papá" a este error no lo verás nunca más...
Limpiando mis lagrimas con brusquedad, corrí al baño, prendí el agua de la bañera, y comencé a desvestirme, cuando ya estaba llena me metí, sin apagar la canilla.
Odio mi vida, la odio, soy sólo un simple error, nunca tendría que haber nacido, estoy cansada de todo, vivo en un infierno, lo único que quiero es tranquilidad, y supe que de esta manera lo iba a encontrar.

—Hasta nunca desgraciados —susurré y me metí debajo del agua.

Y luego, cuando pensé que ya todo había acabado, sentí que alguien me cargaba, y finalmente volví a ver esos ojos de color azules que tanto me gustaban...»

Salí del agua respirando rápidamente; mientras sentía como comenzaba a llorar.
Me salvaste aquél día Jack, fuiste mi ángel... ¿Dónde estás ahora?
Necesito que me salves en este mismo instante.

Narra Jack.

Por fin había llegado a Londres, manejando rápidamente, llegue a la casa de Elsa, me sorprendí al ver lo que había allí, hombres disimulados caminaban de un lado a otro por cada extremo de la casa... ¿Esto es en serio? ¿Acaso él puso guardias de seguridad?

—Ni sueñes que con esto vas a detenerme —susurré y estacioné el auto, bajándome de éste, pero caminando hacia la dirección contraria a la casa... iba a rodearla.

Cuando llegué a la parte trasera, me oculté tras un árbol, justo más arriba estaba la ventana que daba a la habitación de Elsa, cuando estaba por subir me detuve por un momento.
Esto no puede estar pasando. ¿Dónde está la ventana? ¿Son ladrillos los que veo?
¡NO NO NO!
Maldito hijo de puta.

Tiré de mis cabellos y me paré a pensar.
Puso Guardias.
Tapó su ventana.
¿Planeaba dejarla allí toda la vida?
¿O esperaba que yo la busque para hacer algo contra mí?
¿Y si la estaba manteniendo allí para luego sacarla y mandarla a un internado?
¡Joder, NO!

Ese momento en donde pensé que estaba por perder la cabeza, una puerta cerrándose me sorprendió, me oculté rápido detrás del árbol, y como todo un espía, miré de dónde venía el sonido.
Vi a Cristina, con una bolsa de consorcio negra, ella salió hasta el jardín y la dejó junto a unas muy idénticas.
¡Allí estaba Cristina, ella estaba ahí!

Será hora de armar un plan... Iba a entrar allí cueste lo que cueste.
Y todo por ti Elsa, sólo por ti.

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora