¿Lista?

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Abrí mi boca con sorpresa ¿Él de verdad me estaba pidiendo esto?

—Pero Jack...

—Vamos amor, ambos sabemos que tú no estás bien aquí —acaricio mi mejilla—, tú no eres feliz, no eres libre.

Él tenía razón, lo miré y él tuvo oportunidad de seguir hablando..;

Ven conmigo, seamos libres, vayámonos lejos —pronuncio suave, lo cuál me enterneció.

—¿Pero dónde? —pregunte asustada.

—Tengo suficiente dinero, para volver con mi madre... pero no me iría sin ti.

—Es que esto es una locura ¿Qué pasa si nos encuentran?

—Yo me aseguraré de que no te encuentren —besó mi frente—. Lo juro.

Respiré hondo y asentí, estaba más que dispuesta a hacerlo, más que dispuesta a irme con él

—¿En que iremos? —le pregunté dudosa.

—Emm bueno, sólo nos queda en ir en autobús —sonrió de costado.

—Está bien —sonreí.

Caminé despacio hasta mi habitación y tomé mi maleta.

—¿Cómo es que ya la tienes hecha? —me preguntó mientras me abrazaba por la cintura.

—Mi padre quería que lo hiciera —dije asustada—, quizás, me quería mandar a un internado.

—No lo permitiría —susurró—. Tú te vienes conmigo, estoy cansado de ver cómo te golpea —dijo con rencor.

—Shh —bese sus labios—. Vámonos de aquí Jack... llévame lejos.

Me dio una de sus encantadoras sonrisas y suavemente tomó mi mano, conduciéndome hacia la ventana, cuando llegamos al balcón, el bajó primero; despacio, sin hacer alboroto, luego le pasé mi maleta, y finalmente seguía yo... suspiré profundamente, ya no había vuelta atrás... Jack me ayudó a bajar y ambos ya estábamos en el suelo.

—No le dije nada a mi nana Jack —le susurré.

—Yo creo que es mejor que nadie sepa a dónde fuimos —besó mi mano.

—Pero ella es como mi segunda madre... siempre estuvo para mí —baje la mirada.

Con una de sus manos, levanto mi mentón, dejándome ver sus ojos, y el los míos—. Ella siempre estará para ti, yo creo que sabrá donde fuiste... y estará feliz —me sonrió y yo también le sonreí—. Ahora  —tomó fuertemente mi mano, conduciéndonos hacia la puerta trasera.

La abrí y salimos... ya estaba fuera de mi casa, ya no estaba dentro... mientras caminaba y caminaba, miraba mi casa, donde crecí, donde llore, donde sonreí, donde lo conocí...
Miles de recuerdos están allí, recuerdos que, debo dejar ir, y enfocarme en algo nuevo.
Quité la mirada de mi casa, susurrando en mi mente «hasta siempre».
Lo único que quería, era irme lejos; con Jack, con mi Jack... que jamás suelte mi mano... nunca.

Luego de caminar y caminar, habíamos llegado a la parada de autobús, allí nos sentamos y esperamos.

—No te preocupes, en unos cuantos minutos vendrá el próximo —me susurró mientras acariciaba mi cabello.

Asentí mientras apoyaba mi cabeza en su hombro y cerraba los ojos, estaba exhausta... y ni siquiera sentía mi mejilla, de tantas cachetadas... maldito vie...
Deja de pensar en él, ya no está más en tu vida, sácalo.
No puedo.
Si puedes, estas con Jack, estarás bien, deja de pensar en él que te hacía sufrir.

Suspiré profundamente y alejé todos los pensamientos de mi pasado, mi padre, mi sufrimiento... todo tiene que quedar atrás.
Cuando menos me di cuenta me quedé dormida, teniendo un extraño sueño... más bien, un viejo recuerdo:

—¿Dónde estamos mamá? —le pregunté.

—En la playa —me sonrió—. Como sé que a mi pequeña le encanta, me pareció que podríamos pasar un bello día.

—¿A la playa? —pregunte emocionada—. Gracias mamá

Ese día fue hermoso, recuerdo que con mi mamá siempre donde vayamos, la pasábamos realmente bien.
Mi mamá era como mi mejor amiga, mi hermana, ella era todo, siempre estaba para mí cuando la necesitaba, aún recuerdo cuando me traía dulces luego de su trabajo y siempre me contaba un cuento nuevo, antes de dormir...

—Elsa, mi amor —susurraron en mi oído.

—¿Si? —dije abriendo los ojos.

—Lo siento por despertarte —besó mi mejilla—, pero el autobús llegó.

Asentí y me levanté, tomando su mano, él tenía en su brazo una mochila... con lo que debo suponer que son sus cosas... y con su otra mano libre llevaba mi maleta.
Entramos al autobús, mientras Jack pagaba al chofer, yo buscaba un lugar para los dos.
El autobús no estaba tan vacío, habían niños con sus madres, parejas y un par de personas solas... cuando encontré un lugar me senté y seguido de mí se sentó Jack junto a mí.

—¿Lista? —me preguntó.

—Más que lista —le sonreí.

Tomó mi cara entre sus manos y me dio un dulce beso... en ese momento el autobús se puso en marcha, dejándome en claro, que ya no había vuelta atrás.

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Where stories live. Discover now