Discusiones

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—Mañana iremos a una fiesta de negocios —me anunció mi papá cuando entrábamos a la casa.

—Pero papá...

—Nada —dijo y entró.

—Papá mira... —dije valiente.

—¡Cállate! —me gritó.

—¡No! —grité—. ¡Esta vez vas a oírme!... ¿Por qué rayos quieres llevarme a todos lados? Me la paso mal y me aburro, ¿por qué tan sólo no me puedo quedar aquí?

—Porque en el futuro tú vas a estar a cargo de la empresa —me gritó.

—¿Y si yo no quiero? —me crucé de brazos.

—Quieras o no; lo vas a hacer... no sabes otra cosa qué hacer —dijo.

—Perdón, yo sé hacer muchas cosas —dije confiada.

—¿Segura? —río—. ¡No sirves para nada! —me gritó y fue escaleras arriba.

Lágrimas se acumularon en mis ojos.

—¡Te odio! —grité y me lancé al suelo a llorar.

Esa era mi triste verdad, mi padre nunca me trató bien, siempre pensé que el deseo que nunca debí haber existido, siempre me obligaba a sonreír y yo le obedecía por miedo a que me deje en la calle, la única que sabía este secreto era mi nana, ella siempre me consolaba y me daba palabras de aliento, pero a veces no era suficiente, me sentía sola, sin nadie que pueda comprenderme, me sentía en la cárcel, sin poder ser libre como una chica normal, nunca podía opinar, nunca podía salir, nunca podía hacer nada...
Me levanté del suelo limpiando mis lágrimas y me dirigí hacia las escaleras, otro día, otra discusión, en la que siempre él tiene la razón... yo no sirvo para nada.

—Elsa —me llamó una dulce voz. Volteé y vi a mi nana.

—¿Qué pasa? —le respondí.

—Vamos a tu habitación y cuéntame esta vez qué es lo que pasó — me abrazó y nos dirigímos a mi habitación.

Nos sentamos y le comencé a contar, cada vez estaba más cansada de que mi padre me trate así, juro que algún día escaparé de mi casa para poder ser libre y feliz, al contarle todo a mi nana, estallé en lágrimas como siempre lo hacía cada noche, aunque me cueste pensarlo ella no siempre estará para mí, por eso debo ser fuerte y enfrentar mis problemas por mí misma, debo mantenerme fuerte.

Jack.

Es raro, todavía no puedo sacarme a esa chica de la mente, era tan hermosa.

Sentado sobre una calle, recostando mi espalda sobre una pared intentaba dormir, nadie sabe lo duro que es vivir en la calle, yo sé que algún día podré vivir mejor y tener lo que merezco, no olvido el día en que terminé en la calle, todo a causa de mi padre.

FlashBack.

—Jack, ¡¿cuándo aprenderás que harás todo lo que yo te diga?! —me gritó.

—¡Yo tengo dieciocho años, ya soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera —le grité aún más fuerte—. Estoy cansado de que siempre me grites y me digas qué hacer.

—¡Y yo estoy cansado de ti, vete, si quieres vete, no me importa, has tu vida, vete y no vuelvas! —gritó. Reí.

—¡Eso haré! —le grité y volteé a mi costado para ver a mi mamá llorando—. Escúchame madre —la abracé—. Me iré, pero no para siempre, yo te prometo que volveré por ti mamá —besé su frente.

—Cuídate, Jack —ne abrazó.

—Nunca olvides lo que te dije... volveré por ti —al decir eso corrí hacia la puerta, y por fin estaba libre.

Fin del FashBack.

Y eso fue lo que pasó, luego de escaparme, olvidé que no tenía dinero, casa o comida, no quería volver después de todo, entonces traté de buscar un trabajo... pero se me hizo difícil, poco a poco fui convirtiéndome en un vagabundo que rondaba por las calles, pero sé, que a pesar de ello, volveré por mi madre, cueste lo que cueste, encontraré trabajo, tendré dinero... y volveré.

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora