Puedes Retirarte

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Ella me besó, no estaba loco, no estaba alucinando, pues ella me besó, sus labios, sus suaves y perfectos labios hicieron contacto con los míos, besaba tan perfectamente, me provocaba cosas que ninguna otra chica provocó, ella es una princesa, es tan hermosa, no se merece a alguien como yo.

— Jack — Murmuro entre el beso.

Pero de tan hipnotizado que estaba con sus labios, no logré escucharla, no volvía a la realidad, con mis manos en sus caderas la atraje hacia mi, besándola tan suavemente.

— Jack — Murmuró otra vez.

Pero de nuevo no la escuché... su beso fue como un hechizo del que no podía salir, sentía que si en este momento despegaba mis labios de los suyos acabaría todo.

Pero hasta que ella me llamo más fuerte que las anteriores 5 veces.

— Jack — Dijo y la solté.

— Hay Elsa — Le dije — Perdóname por favor, pensaras que soy un loco, un violador, perdón si no te solté, o si no te dejé de besar, no quería hacerte nada, pues yo... — Ella me interrumpió.

— No importa — Dijo y rió — Yo sólo interrumpí el beso, porqué — Pausó — Cómo verás solamente estoy en toalla — Me besó dulcemente la mejilla — Y si me permites, me cambiaré y seguiremos hablando — Sonrió.

Sin poder reaccionar o responder, ya estaba fuera de su habitación, mientras ella se vestía "Yo solo interrumpí el beso, porque como veras solamente estoy en toalla" ósea, que si ella estaría vestida ¿no hubiera parado el beso? ¿Estaba insinuando que le gustó?

— ¡Si! — Dije emocionado — La besé — Suspiré y me recargué contra la pared, colocando mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

Aunque me doliera debía aceptar la realidad y allí fue cuando la sonrisa de mi rostro desapareció... es la hija de mi jefe, la hija del señor, no la puedo besar ¿Qué tal si ella le cuenta? No, no, no, ella no es capaz de eso y además ¿Por qué le contaría? Si su padre se llagará a enterar que la besé, me despediría, porque su hija se estuvo besando con un pobre y sucio sirviente, ella es demasiado hermosa, hasta perfecta tal vez, se merece a alguien mas lindo que yo, alguien que la pueda hacer feliz y ayudarla a pasar sus malos momentos, yo solo era el ex vagabundo que vivía en las calles que pasó a ser el sirviente en una mansión y enamorarse de la preciosa hija del señor.

Esto es tan injusto, definitivamente no perderé mi empleo, porque esto no va a volver a pasar.

— Jack — Sentí su dulce voz.

Yo estaba de espalda, discutiendo con la pared como un loco... pero cuando sentí su voz, volteé, ella estaba vestida con un casual pero hermoso vestido, aun tenía su cabello mojado debido a la ducha y en su bello rostro, su sonrisa que me hechizaba.

— Bueno — Dijo — Ya me cambie — Rió y yo también — ¿Quieres pasar?

Asentí y la seguí hasta adentro de su cuarto, me guío hacía lo que parecía ser un sillón blanco, al sentarme lo sentí muy cómodo, y comencé a mirar a Elsa sin poder creer que la había besado, había sido el beso más perfecto y prohibido que había experimentado.

— Bueno — Dijo un poco nerviosa — Yo quería disculparme...

¿Disculparse? ¿Por qué?

— ¿Por qué? — Pregunté confundido.

— Por el beso — Dijo y se ruborizó un poco.

"No te preocupes por el beso cariño, fue el mas perfecto de todos" — Pensé.

— No hay porque disculparse — Le sonreí —  Bueno, no te mentiré Elsa — Dije llevando mi mano detrás de mi cabeza — Me gustó.

— ¿Enserio? — Pareció sorprendida.

— Si — Le sonreí — Pero...

— ¿Pero?... — Dijo preocupada.

— Esto no esta bien — Dije triste mientras negaba con mi cabeza — Yo sólo soy un empleado Elsa, un sirviente — Suspire.

— Oh — Bajo la mirada — Es eso.

— ¿Qué pasaría si tu padre lo descubriera? — La miré — Me despedirían y yo necesito el dinero.

— Yo puedo darte el dinero que necesites — Dijo — Yo sólo quiero que estés conmigo — Pausó — Te necesito.

— No — Dije — No puedes darme el dinero, por qué es de tu padre.

— Mi padre — Río irónicamente — Estoy cansada de él — Me miro — Siempre arruina todo lo bueno que me puede llegar a pasar.

— Yo... — Intente decir.

— Si no te molesta — Dijo — Ya qué ese beso no fue nada, puedes retirarte.

— Yo no dije eso... — Traté de tomar su mano.

— Como sea — Me miró — Sólo ve a terminar tus tareas.

No podía hacer nada, por que ella también, si quería me daba ordenes, debía cumplirlas, si ella quería que me valla, lo debía hacer, a pesar de quedarme fuera lo que más deseo.

Con la cabeza baja. Salí de su habitación, demasiado triste, por un momento la tenía en mis brazos... pero la dejé ir.

La dama y el vagabundo (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora