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– ¡Increíble! -exclamo emocionada. Me dirijo a Sabrina- ¡mamá va a casarse!

– Sí, sí, ahora cálmate -dice relajada. Dejo de bailar en mi asiento para mirarla atentamente-. Debemos ir a New York, ya que vas a conocerlo a él y a sus hijos.

– ¿Tiene hijos también? -asiente.

– Dos hijos, Andre de diecisiete años y Hans de 12 -explica-, te pido por favor que cuando los conozcas seas lo más amable posible.

– Pff, claro mamá -termino de desayunar y Sally recoge mi plato.

– Es que son insoportables -se queja Sabrina, rodando los ojos.

– ¡Sabrina! -la regaña mi madre.

Río mientras escucho un "es la verdad".

– Oye, cambiando un poco de tema, tu hermana tiene novio -la mira pícara. Abro los ojos como platos.

– ¿¡Qué!?

– Mamá, ya lo hablamos, es solo un amigo -Sabrina la mira fastidiada, al notar mi profunda mirada solo se encoge de hombros.

– ¿Cómo se llama? -le pregunto curiosa- ¿cómo se conocieron? ¿qué edad tiene? ¿de dónde es?

– Se llama Eric, tiene 14 al igual que yo, nos conocimos en una de las pasarelas de la marca, es de Singapur y es hijo de uno de los asistentes de mamá. Siempre salimos, pero solo es mi amigo -alzo una ceja mientras miro a mamá.

– Yo también decía "solo es mi amigo" cuando salía con Justin, y mírame ahora.

Luego sacaron el tema de Justin, querían verlo.

Esperen, Justin.

Había olvidado por completo que Justin seguía dormido en mi habitación. Miré la hora y eran las 11:49a.m. Luego de decirles que Justin estaba en mi habitación, subí a ver qué estaba haciendo y seguía dormido.

Este chico si duerme.

Me arrodillé para quedar a su altura, comencé a darle pequeños besos en sus mejillas y cuello, al cabo de unos minutos tomó la sábana y se cubrió completamente, ya estaba despierto.

– Justin, ya son las doce del mediodía, levántate -lo moví ligeramente.

– No quiero -habla con su voz ronca.

Qué sexy se escucha.

– No hables así, me dan ganas de besarte -muerdo mi labio inferior.

– Y a mí me dan ganas de hacerte el amor hasta la noche -río ligeramente ante su "delicadez".

– Pero no podemos, mi mamá está abajo con Sabrina y quieren verte.

Luego de hacerme miles de preguntas con respecto a mi mamá se dirigió al baño. Yo fui a mi armario y me cambié, al igual que busqué ropa para Justin, que por alguna razón tenía aquí.

Lo esperé unos minutos sentada en la cama, hasta que salió sin camisa y con unos shorts. Le tendí la ropa y se acercó a mí para besarme.

– Felices once meses, hermosa -suelta. Me separo de él y lo miro a los ojos.

– Igualmente, cariño -sonrío.

Cuando terminó de cambiarse, bajamos las escaleras. Justin estaba nervioso, pero le dije que solo tenía que ser amable y mi mamá lo amaría.

Sabrina y mamá estaban en la sala, carraspeé para llamar su atención, ellas nos miran y Justin aprieta mi mano algo nervioso.

– Mamá, él es Justin, mi novio -lo señalo-, Justin, ella es mi mamá, Rebecca.

Ellos ya se conocían, ella había diseñado ropa para él pero nunca habían hablado frente a frente. Estos se saludaron cortésmente, Sabrina lo saludó y nos sentamos a charlar sobre cualquier cosa.

A las dos de la tarde Justin tuvo que irse a una reunión importante para una nueva publicidad.

– Me cayó bien -comenta mi madre, la miro sonriente.

– ¿En serio? -asiente.

– Se ve que es bueno para ti.

– Por favor mamá, es Justin Bieber -dice Sabrina obvia, lo que me hace sonreír.

Cómo la había extrañado.

Después de unos cuantos minutos debatiendo sobre qué haríamos, mamá se decidió porque saliéramos. Llamó al conductor del auto, el cual vendría a recogernos en unos cuantos minutos. Yo me estaba arreglando.

– Tengo algo para ti -frunzo el ceño, me giro para mirar a mi mamá a través del espejo mientras me terminaba de maquillar.

– ¿Ah sí?

– Termina, vamos -terminé de colocarme la máscara para pestañas.

Me puse mis tacones, tomé mi bolso y bajé las escaleras junto a ella. Sabrina me tapó los ojos con sus manos, de una manera delicada para no arruinar mi maquillaje, y me guió hacia afuera de la casa.

No entendía nada.

– Sé que no tienes auto, por eso tengo esto para ti.

¿Qué?

– Mamá, ¿me compraste un auto? -Sab me destapa los ojos y mi vista se dirige a un auto deportivo de lujo frente a mi casa. Tapo mi boca con mis manos. Miro a mi mamá, esta se dedica a sonreír- no puede ser, ¿cuánto debió haber costado? No, no, no.

Era hermosísimo, cada detalle, cada rueda, las puertas.

– Sahara, en serio -me hace una seña para acercarme pero niego.

– No lo aceptaré, debió haber costado mucho dinero -ella ríe.

– Te lo compré de la herencia de tu padre -la miro sin creerle lo que había dicho-, te estoy diciendo la verdad Sara, era mucho dinero y debía gastarlo en algo.

– Podías gastarlo en algo para Sabrina.

Señalo a la menor, quien solo me fulmina con la mirada.

– Ya lo hice, le compré muchos aparatos y ropa que necesita, ahora anda y pruébalo -me extendió las llaves y caminé con algo de miedo.

Abrí la puerta y entré en él, la cerré acto seguido. Era hermoso también por dentro. Pasé mis manos por el volante y lo encendí con cuidado, hice rugir el motor un poco, lo cual me hizo sonreír.

Gracias.

Bajé el vidrio.

– ¿Vamos a dar una vuelta? -cuestiono ya emocionada.

– No hay asiento trasero para ir las tres -dice Sabrina, mamá le dice algo que no logro escuchar, esta viene corriendo y se sube.

– ¿Y mamá?

– Esperará al chofer, anda -señala la calle y sube el vidrio.

Piso el acelerador y hasta yo me sorprendo, nunca había manejado un auto tan rápido. Recorrimos las calles de Beverlly Hills por unos 15 minutos hasta que volvimos, pero entonces mis ojos se dirigen a mi madre quien está abrazando a un hombre.

Frunzo el ceño mirando a Sabrina.

– Él es Benjamin -dice al ver mi expresión.

Needing you | Justin BieberWhere stories live. Discover now