Capitulo 23

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Hasta la proxima semana los quierooooo :****

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 Camila pensaba que el culpable de que la cabalgata hasta la fiesta fuera una de las experiencias más inusuales que había tenido en la vida era el abrigo del cocinero. La suave piel del ribete interior le provocaba una sensación muy extraña sobre la piel desnuda que cubría. Cada vez que el caballo la sacudía, por poco que fuera, la piel le rozaba el pecho, endureciéndole los pezones. El brazo de Lauren le rodeaba con fuerza la cintura. Era como si supiera que la caricia de la piel la estaba excitando y quisiera aumentar las sensaciones. Pero, por supuesto, no podía saberlo. Solo quería evitar que se apartara de ella, de modo que la pegaba con fuerza contra su pecho… y vuelta a empezar.

Estaba muy acalorada y alterada cuando llegaron. Tuvieron que rodear una cabaña antes de subir a una alta planicie. El camino estaba limpio de nieve gracias a las carreteras, los carruajes y los caballos que se dirigían hacia la fiesta, pero en esa zona del país y a esa altura, saltaba a la vista que había caído mucha más nieve que en la capital. Se amontonaba a ambos lados del camino y también rodeaba el arroyo que discurría cerca del pueblecito donde se celebraba la fiesta.

La enorme carpa dispuesta en el centro de la explanada estaba llena de gente: mercaderes que vendían comida y bebida, y personas de todas las edades que comían, bebían y reían, algunas sentadas en largas mesas. Unos risueños niños estaban reunidos delante de un escenario improvisado donde se llevaba a cabo una representación de marionetas. El ambiente de la abarrotada carpa estaba tan cargado que Camila se temió que tendría que quitarse el abrigo si seguían allí. Sin embargo, Lauren se limitó a comprar dos picheles de cerveza antes de salir de nuevo para recorrer los alrededores.

Se estaban celebrando juegos y competiciones hasta donde alcanzaba la vista. Había dianas para concurso de tiro con arco, con pistolas y con rifles; también había estacas clavadas en el suelo para el juego de la herradura y otros similares, así como plataformas para lucha. Había concursos de habilidad: una pista de obstáculos que los participantes tenían que cruzar, ¡con un pichel de cerveza en la cabeza! Y concursos de fuerza: una carrera por la nieve, pero cada participante debía cargar con otra persona a la espalda. Eso, según Camila, suscitó buenas carcajadas entre la multitud de espectadores. La mayoría de los juegos parecía destinada a entretener a la audiencia, no a los competidores, pero al parecer eso era parte de la diversión.

Lauren no le quitó el brazo de la cintura mientras paseaban. Muy consciente del papel que había accedido tácitamente a interpretar, no intentó apartarse pese a la extraña tensión que le provocaba su cercanía. Los efectos de la sensual cabalgata seguían presentes, y no creía que desaparecieran a menos que se quitara el abrigo. Sin embargo, eso era impensable, ya que la ropa que llevaba debajo era muy reveladora. Aunque, por culpa de esa agitación, ¡era demasiado consciente de la mujer que tenía al lado!

Bebió un poco de cerveza, con la esperanza de calmar sus alterados nervios. Lauren inclinó la cabeza hacia ella para decir:

--No tienes que bebértela. Solo es un detalle que nos ayuda a mezclarnos con la gente.

--¿Es normal beber tan temprano?

--Generalmente, no—Lauren sonrió—pero en una fiesta es normalísimo.

--En ese caso, creo que beberé un poco más, si no le importa—tomó un trago más grande.

Lauren soltó una carcajada.

--No puedes hablar como una dama estirada y beber cerveza al mismo tiempo, muchacha. Pero tampoco necesitas mi permiso para divertirte.

No, no lo necesitaba. A Lauren le gustaba considerarla su prisionera, pero iba a encontrar la horna de su zapato en cuanto Camila se reuniera con su padre. Bebió otro sorbo. La bebida ayudaba a calmar el nerviosismo que el afán posesivo de su abrazo estaba provocando. También se sentía expuesta. En fin, era la verdad, porque Lauren estaba llamando la atención sobre sí misma, lo que hacía que muchas personas también la mirasen a ella. Cierto que Lauren quería que las personas se sintieran cómodas en su presencia, y parecía estar consiguiéndolo, a que le dirigían muchas sonrisas y saludos, pero todos sabían quién era.

Las reglas de la pasión - CamrenWhere stories live. Discover now