– Tu mamá es una amor de persona – dijo sonriendo – Se ve que es de armas tomar pero es muy amable, me dijo que subiera que seguro no habías bajado porque estabas holgazaneando – Shikamaru chasqueó la lengua, ahora su mama le jugaba en contra también – Y por lo visto no se equivocó.

– No estaba holgazaneando, estaba hablando por teléfono.

– ¿No es lo mismo? – el Nara no supo que contestar – Bueno, da igual. Ya estoy aquí – caminó hasta la cama y se sentó, mientras sacó su computadora portátil que hasta ahora el pelinegro se dio cuenta que traía – Tengo algunas ideas de lo que puede ser nuestra historia erótica, pero también quiero escuchar las que tú tienes, podemos mezclarlas y hacer una combinación.

Shikamaru la escuchó y asintió después de que terminara, fue a su escritorio y de un cajón sacó una libreta, Temari estiró su mano para que se la diera pero el pelinegro no se la entregó. En cambio, el pelinegro la tomó con más fuerza, algo que la rubia entendió de inmediato.

Esa libreta, o era algo muy importante para él o tenía algo dentro que no quería que nadie viera.

– ¿Y bien? – preguntó ella con una ceja alzada.

– Ah, si... – abrió la libreta en una página en específico y se la mostró a la chica. Ésta leyó por unos segundos mientras asentía – ¿Qué piensas? – inquirió dudoso.

– Son ideas muy buenas – sonrió halagadora – ¿Quién diría que en esa cabeza no solo se piensa en estar acostado todo el día? – molestó.

El chico rodó los ojos, ya era algo rutinario que le molestara de esa forma, ella siempre decía que era una flojonazo que no sabía hacer nada, y que si seguía así, iba a terminar solo y miserable. Algo que el Nara ignoraba cada que salía ese tema.

Ambos jóvenes se acomodaron mejor en la cama, sentados respaldados en la pared, con Temari con la portátil en las piernas y Shikamaru a lado de ella viendo lo que hacía o con las manos detrás de la cabeza contemplando las nubes desde su lugar.

Pero lo tenía que hacer de vez en cuando, pues tenía miedo de que la rubia se diera cuenta que estaba holgazaneando a media tarea. Aunque lo que más pasaba por su mente era por qué su profesor encargaría este tipo de trabajo y por qué se empeñó en que los equipos estuvieran conformados de un hombre y una mujer.

– ¿Por qué crees que Kakashi nos dejó esta tarea? – preguntó sin pensárselo mucho.

Temari no dejó de mirar la pantalla de su laptop, sin embargo respondió.

– Por qué es maestro de literatura y puede dejar lo que se le pegue la gana, sin importan que tan extraño sea – encogió los hombros.

– Si eso lo sé, pero... ¿no se te hace extraño que él mismo se haya tomado la molestia de hacer las parejas? Regularmente no le importa, y para serte sincero, hizo parejas que no se hubieran visto nunca.

– ¿A qué te refieres? – esta vez lo miró de lleno, pues eso que estaba diciendo Shikamaru le llamó demasiado la atención.

– Piénsalo, ¿Cuándo iban a ponerse en pareja Suigetsu y Karin? Esos dos se pelean cada 2 segundos, Neji y Tenten son amigos, pero el Hyuga preferiría hacer equipo con su prima... y que decir de la pareja de Naruto y Hinata...

– Ellos se gustan entre sí, otra cosa es que sean demasiado tímidos – dijo defendiéndolos.

– Exacto, y por lo mismo no estarían en el mismo equipo por su propia voluntad.

– ¿Qué me dices de Sai e Ino? – preguntó más interesada en la conversación.

– De ellos no te diré nada, porque ellos si harían pareja, pero ¿Sasuke y Sakura? – abrió los ojos tratando de obviarlo – Ellos apuradamente y se miran durante clase, y sin ofender, pero tú y yo no hubiéramos hecho equipo ni aunque nos pagaran.

𝙺𝚊𝚔𝚊𝚜𝚑𝚒'𝚜 𝚂𝚑𝚒𝚙𝚙𝚎𝚛 Where stories live. Discover now