Shh... nos pueden escuchar

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⚠️ contenido explícito

Se postró justo en frente de la gran puerta de madera, no tendría por qué estar nervioso, pues solo es hacer una tarea en pareja, entonces, por qué sentía que sus piernas temblaban y sus manos sudaban peor que cuando estás en verano.

Traía consigo una flor, para ser exactos un tulipán, había escuchado por ahí que eran las favoritas de Ino, y según su libro "Cómo aprender a socializar con los demás" no era muy bien visto llegar con las manos vacías al hogar de otros, así que se decidió por llevar un pequeño detalle a la rubia.

Optó por tocar el timbre y el sonido retumbó por todo el lugar, sintió el corazón acelerarse, no sabía porque pero saber que vería a Ino le hacía sonreír como un idiota. Y no tuvo que buscar en ningún libro para saber que esa rubia le gustaba, más de lo que una vez le gustó alguien.

Del otro lado de la puerta se escuchó que llegaban para abrir, respiró hondo y levantó la flor dispuesto a dársela mientras sacaba una de sus mejores sonrisas.

– ¿En qué puedo servirte, jovencito? – un hombre que le sacaba como 20 centímetros estaba frente a él, rubio y tenía el peinado igual que Ino, pero definitivamente las facciones de su rostro eran diferentes, mientras que Ino lo miraba siempre con una sonrisa, el hombre casi lo quería fulminar con la mirada.

Sai tragó duro y sintió como su espalda sudaba frío, la sonrisa se le esfumó completamente al igual que las intenciones de regalar la flor, inmediatamente la escondió pero fue un intento en vano, pues el hombre ya la había notado.

– Ah... – balbuceó no sabiendo muy bien que decir – Buenas días. Mi nombre es Sai, soy compañero de la universidad de Ino – se presentó rápidamente casi atragantándose con sus propias palabras, ese hombre le hacía sentirse demasiado intimidado.

– Oh... tu eres el chico que viene a hacer tarea con mi hija – comentó mientras miraba al pelinegro de arriba hacia abajo – Soy Inoichi, el padre de Ino – le ofreció la mano y Sai respondió al saludo, se dieron un fuerte apretón –o más bien el señor casi le revienta la mano– pero no dijo nada al respecto – Pero pasa, te estaba esperando... es decir, mi hija te está esperando – se hizo a un lado para que el chico entrara y así lo hizo.

El pelinegro entró lentamente hasta la sala, la casa por dentro era muy bonita, y lo mejor de todo, el olor de Ino estaba impregnado en todas partes.

– Toma asiento mientras esperas, Ino está arriba en su habitación, no tarda en bajar – a Sai esto le agrado demasiado, se sentía muy incómodo y lo único que quería era que la rubia lo sacara de ahí, pero igualmente se sentó en uno de los sillones, el padre de Ino también lo hizo.

– Y bien... ¿Qué es lo que quieres con mi hija? – el pelinegro se sorprendió por la pregunta tan directa.

Ino era muy hermosa, no cabía duda que haría babear a cualquiera, incluyéndose él, desde hace tiempo sentía una atracción muy fuerte, definitivamente quería hacer muchas cosas con ella, pero eso no lo tenía porqué saber su padre. Si es que quería seguir con vida.

– Solo hacer tarea, señor – respondió robóticamente, omitiendo todo lo anterior. Si respondía erróneamente, seria hombre muerto.

– ¿Qué planeas hacer con tu vida, después de graduarte? – el rubio entrecerró los ojos, sospechando, el chico no se veía mal hombre pero ninguno le iba a quitar de sus brazos a su niña, sin saber que iba a estar en buenas manos.

– Mi meta es convertirme en un artista reconocido por todo el mundo – Inoichi levantó una ceja.

– ¿Qué clase de artista? – quiso saber.

𝙺𝚊𝚔𝚊𝚜𝚑𝚒'𝚜 𝚂𝚑𝚒𝚙𝚙𝚎𝚛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora