Pequeñas pinceladas

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Hola! Pongo otro de este fic porque tengo debilidad por esta historia la verdad, y porque se lo queria dedicar a Team Irenés porque tenemos una amistad super GOALS y aunque hace poco que la conozco es genial y adoro tenerla en mi vida.
Disfrutad.

CAPÍTULO 8: PEQUEÑAS PINCELADAS

Los cafés se enfriaban sobre la mesita de caoba, los ojos color otoño de Inés temblaban ante su inesperado achaque de sinceridad, todas sus murallas se tambaleaban, su máscara se quebraba ante la cercanía de Irene, el miedo se aferraba a su pecho y su corazón se detuvo unos instantes, el silencio bailaba entre ellas, acosándolas, cautivándolas, los sonidos de la cafetería habían perdido la importancia mientras mantenían sus miradas alzadas, sin quebrar el choque de chocolate y café, intentando descifrar qué hay más allá, las verdades que las pupilas gritan sin pretenderlo.

Para Irene nada tenía sentido, no comprendía cómo podía causar miedo en alguien a quien no conocía, como podía causar miedo de alguna manera, ella que no era nadie, una simple mujer anónima dedicada a su trabajo y a su pequeño terremoto castaño, mas ante ella tenía a una de las escritoras más brillantes de su época, una mujer reconocida y cuya obra era catalogada como sensacional, una mujer cuyos ojos gritaban en silencio, gritaban por ser leída entre líneas, por no aferrarse a la simple vista, escarbar más allá y descubrir qué encierran esos muros que estratégicamente había decidido colocar a su alrededor.

Un enigma extremadamente difícil de resolver, una situación que no le concernía y mil preguntas aflorando en su garganta sin atreverse a pronunciarlas en voz alta. Cuando sus miradas se separaron, turbadas, la joven reportera clavó sus ojos chocolate en la taza de café intacta sobre la mesita, ¿por qué Inés Arrimadas quería conocerla? ¿Por qué la había llamado? Quizás le estaba pidiendo a su manera una ayuda que ni sabía necesitar.

Suspiró pues sabía que tras su confesión la joven no abriría la boca, sus barreras se habían tambaleado durante unos instantes mas las había reconstruido a gran velocidad. Volvió a mirarla y las preguntas fueron tomando forma, pronunciándolas a tientas pues no quería asustarla, solo comprenderla.

-Si te doy miedo ¿Por qué conocerme? No lo entiendo.

En cuanto su voz rompió el silencio, pudo ver como Inés se tensaba, como su mirada se volvía fría, como su mente encajaba las piezas de una respuesta estudiada y, exasperada, decidió tomar el toro por los cuernos ya que de otra manera no habría manera de llegar a la joven de ninguna manera. Cambiando su posición corporal y mirándola directamente a los ojos se adelantó a su respuesta premeditada con un ultimátum que esperaba surtiera efecto.

-Dime la verdad Inés, sino saldré por esa puerta y no miraré atrás...

La joven escritora miró sus ojos, durante unos instantes pudo leer en sus pupilas el debate interno que mantenía hasta que, suspirando derrotada, contestó desde su alma, quizás por primera vez en demasiados años se abría a alguien, por lo que Irene escuchó sin juzgar.

-Me aterra que desestabilices mis defensas, me llevó mucho tiempo construirlas para sentirme a salvo del mundo y a la vez, cuando me miras, cuando ves más allá... siento que por primera vez en toda mi vida me he cruzado con una persona que no huirá al conocer lo que llevo dentro y eso me empuja a querer conocerte.

-¿Por qué crees que no huiré?

-Porque sigues aquí, podrías haberte levantado, haberte machado, pero sigues aquí mirándome, intentando entenderme sin conocerme de nada, eres una mujer especial.

Irene permaneció en silencio unos instantes, observando a la joven escritora que había fijado su mirada más allá del gran ventanal de la cafetería, le pareció muy tierna su convicción, confiaba en ella sin conocerla de nada, confiaba lo suficiente para mostrarse vulnerable , para mostrarse a sí misma sin máscaras, aunque solo fueran pequeñas pinceladas era un avance y sin saber exactamente por qué, una sonrisa adornó su rostro, sonrisa que desapareció de pronto cuando se fijó en la hora y se dio cuenta de que llegaba muy tarde, que su descanso había terminado hacía ya diez minutos. Se levantó de un salto, exclamando como loca asustando por unos instantes a Inés que no se esperaba dicha reacción.

Tras las huellas de tu nombreWhere stories live. Discover now