INTERLUDIO

4.8K 213 9
                                    

NATALIA POV

No sabía lo que buscaba hasta que te encontré a ti.

Las dudas siempre habían sido mis compañeras de viaje en ese crecimiento personal que es la adolescencia. Esa búsqueda de quién eres, qué quieres ser, cómo te ves y cómo te sientes. La creación de un autoconcepto adecuado a tus propias expectativas.

Nunca supe rodearme de la gente adecuada. Cuando pensaba que estaba acertando, algo acababa por darme un golpetazo contra la cabeza para que abriera los ojos. No fue aquella chica de la que me encoñé aquellos Sanfermines y que pocas semanas después ya no tenía ni el más mínimo interés por mi vida. No fueron aquellos colegas de la ESO, que aunque me lleve bien con algunos, no removían nada en mí.

No fue Maik.

Tampoco su grupo de amigos al que me aferré pensando que había encontrado un lugar donde desenvolverme. Y lo pensé porque transgredía con lo que mis padres esperaban de mí. Intromisión. Es difícil saber qué buscas cuando la gente de tu alrededor te impone unos cánones o estereotipos. Esta es la ropa de moda, no vistas así que pareces un tío, déjate el pelo más largo, este es el estilo musical que lo rompe, esta discoteca es a la que tienes que ir para ser ese alternativo al que la vida le importa entre 0 y nada. Sube fotos a tus redes sociales, colecciona likes. No sonrías, demuestra que estás por encima de los demás. Fúmate este cigarro. Qué suerte tía, sales con el guapo del grupo.

Pero por dentro todo eran gritos en silencio. ¿Eilan Bay? ¿Por qué crear un alter ego? ¿Dónde está Natalia?

No es lo que quiero pero lo estoy haciendo.

Mis padres me propusieron Valencia, el CEU San Pablo. Renegué porque hubiera preferido dedicarme a la música, seguir con mis estudios en el conservatorio y haberme pasado la vida entera haciendo audiciones y cástines para ganarme la vida. A veces me dejaba embaucar por las ideas de Maik de convertirme en actriz.

Entonces hice la Prueba de Acceso a la Universidad y la idea de largarme de Pamplona, de Maik, de todos ellos, empezó a convencerme. Empece a imaginar cómo sería empezar de cero mi vida. Valencia está casi siempre soleada, ¿no? Pues adelante porque adoro el sol.

Lo que no sabía es que allí me iba a quemar de lleno con el mismísimo sol. Con esa chica de los ojos tristes, la mirada cansada, la nuca rapada y la risa áspera.

Alba había irrumpido para colocar cada parte de mi desordenado pensamiento en su sitio. Había pulsado el interruptor para que Natalia Lacunza, de una maldita vez, alzara el vuelo.

Quería conocerla, quería arriesgarme, quería tirarme a la piscina pero para ganar.

Ella era alguien que quería conocerme por dentro, de verdad, donde nunca nadie antes se había interesado. Y lo mejor es que, afortunadamemente para mí, le gustó lo que encontró. Alba no ha tenido miedo a adentrarse en mi mundo interior, aunque yo me hubiese empeñado en colocar un cartel luminoso enorme avisando del peligro de derrumbe. Que ame mis rarezas, que entienda lo que me ha hecho daño y lo que aún me duele, que vea que a veces me ha costado respirar por culpa de mi anterior entorno, de verme atrapada entre una familia clásica y poderosa y unos amigos extravagantes. Ella ha querido conocer todo, lo bueno y lo no tan bueno. Saca lo mejor de mí, me cuida, me escucha, me admira, me hace reír y me enseña a ver la vida de manera bonita. Ella es mi compañera perfecta, la quiero tanto que la miro y me entran ganas de llorar, es mi niña y la quiero proteger de todo, toda mi vida.

Y luego está lo cotidiano y lo doméstico, lo que tanto adoro. Es que yo no sabía que dormir con ella sería una de mis cosas favoritas en el universo. Cocinar, limpiar nuestro piso, llevar a Queen al veterinario, tumbarnos en el sofá, hacerle cosquillas en su espalda recorriéndola con las yemas de mis dedos, hacer la compra, encargar pizzas, cantar canciones con la guitarra o el teclado, ver una serie, verla pintar sobre el lienzo, ir al gimnasio, quedar con nuestros amigos, ducharnos, hacer el amor. Todo juntas.

-Alba. –La llamo en un susurro en la oscuridad de la habitación. Noto su calor sobre mi brazo enredado en el suyo y su respiración cerca de mi cuello.

-Dime.

-¿Duermes?

-No, Naaaat, te estoy respondiendo. –Se ríe con su voz ronca porque estaba cogiendo el sueño.

-Te quiero muchísimo.

-Y yo a ti, una barbaridad.

Capítulo corto. Se vienen los dos últimos.

Muchísimas gracias por leer como siempre y por la paciencia hasta que actualice.

Os leo los comentarios, gracias ;)

De ti, de mí, del mundo. (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora