22. Lost on you

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NATALIA POV

22 Diciembre

La música atronaba en el interior de Tucán. Julia había organizado una cena de equipo para celebrar que acabábamos el cuatrimestre segundas en la liga interna del campus de la universidad de Valencia, y a la vez, para despedirnos antes de las fiestas de Navidad. Al día siguiente, cada uno de nosotros volvería a sus ciudades y casas hasta el comienzo de exámenes, una vez finalizadas las fiestas. Es decir, se avecinaban unas dos semanas separados.

Con la ventaja que me daba mi altura, podía ver a Miki liándose con Joan al final de la barra. Parecía que estos dos iban poniéndose de acuerdo. Lo mismo pasaba con Damion y África, su relación estaba más que consolidada. Por su parte, a Julia se le estaba resistiendo Carlos. Aunque cada vez que coincidían Troya acababa ardiendo, la gaditana no nos acababa de confirmar si iban en serio o sólo follaban. La cuestión era verla feliz y lo parecía.

Mi rubia bailaba con la Mari y Sabela a ritmo de "Tu sicaria". Cerca de ellas, Marta y Marilia perreaban con Gotzon y Dave. Yo estaba apoyada en la barra, esperando a que la camarera me sirviera otra ronda de Heineken para todos.

Pensar en regresar a Pamplona me alegraba por una parte pero me ponía en tensión por otra. Tenía algunos asuntos pendientes con Álvaro e Ici. También suplicaba internamente que mis padres se tomaran bien lo de Alba. Además, tenía muchísimo que estudiar y no tenía claro si sería capaz de dormirme sin Albi a mi lado.

Alfonso se afanó por ayudarme con las cervezas y llevarlas entre los dos hasta el centro del pub.

Alba se me acerca para bailar conmigo y coger su botellín de cerveza. Le da un trago.

-¿Nos acabamos esta y nos volvemos a la resi? –Me pregunta cerca de mi oído.

-Vale, como quieras. –Le respondo y bebo yo también de mi fría cerveza.

Bailamos juntas un par de temas de reggeaton, apuramos los tercios y nos despedimos de todos los demás. Les deseamos feliz navidad, feliz año y mucho ánimo con el estudio. Posiblemente mañana ya no coincidamos.

Al llegar a la residencia, entramos en mi 423. Nos quitamos los abrigos.

Alba coge mi guitarra y me la da.

-¿Me cantas mi canción? –Me pregunta con una dulce sonrisa. ¿Cómo voy a resistirme? Me siento en mi cama con ella y hago sonar los acordes de la canción que compuse para ella. Canto mirándola tímidamente. Alba está completamente en silencio, observándome, escuchando mi voz. Cuando acabo le pregunto si le gusta de verdad. Ella asiente repetidas veces moviendo su cabeza.

-Mucho. –Me dice.

Dejo la guitarra en el suelo y me acerco a ella sentada en la cama.

-¿Qué te pasa? ¿Estás temblando? –Le pregunto con cierta preocupación.

-No... Nada. –Hace una pausa y me busca la mirada. -Estoy cansada y un poco agobiada por estos días que vienen. –Me confiesa con los ojos vidriosos.

-Alba, todo va a ir bien, créeme. –Le digo sinceramente mientras mi mano busca su pierna para acariciarla. –Tenemos que estudiar mucho y nos echaremos de menos. –Río y ella sonríe. –Y te prometo que mis padres van a desear conocerte muy pronto. –Me mira en silencio con una expresión diferente. No es la Alba risueña que tanto me gusta.

Se levanta para empujarme suavemente por los hombros, tumbándome en la cama y se coloca a horcajadas encima de mí. Dobla su cuerpo inclinándose hacia mi cara y me la llena de besos. Está asustada y busca refugio. Lo noto. Creo que es la primera vez que percibo a una Alba vulnerable, expuesta, con miedo a que le haga daño.

De ti, de mí, del mundo. (Albalia)Where stories live. Discover now