7. Pienso en tu mirá

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NATALIA POV

La mañana del sábado me la pasé metida en la cama. La noche anterior había estado mejor de lo que esperaba. El Phen ya me había conquistado. Esos aires de cuchitril de poca monta, el olor a cerveza y lejía o la música de Marea de fondo, creaban una atmósfera de antro en el que por alguna extraña razón, te sentías a gusto.

El grupito que estaba creando junto con Damion, Marta y Marilia me hacía sentirme reconfortada. Era novata, sí, pero ya tenía amigos novatos. Además, los veteranos demostraron ser súper cercanos, estuvimos hablando de un montón de anécdotas. Sin duda, intentaban integrarnos, ya no solo a la vida universitaria y de la residencia, sino que también intentaban que nos sintiéramos parte de su grupo.

Y después estaba Alba Reche.

Las palabras de María no se me iban de la cabeza. Y yo cada vez que cerraba los ojos, veía los de la rubia.

Después de comer junto con Damion, me disponía a ver qué hacía con el audio de Maik. Tenía el móvil en mi mano, dudaba muchísimo. Mi cerebro no paraba de darle vueltas a sus palabras porque yo no estaba tan segura de querer dar ese paso. ¿Le quiero? Es evidente que tenemos cosas en común y siempre me apoya en mis decisiones. Pero también es verdad que pasamos muy poco tiempo juntos, que necesitamos conocernos más. Su grupo de amigos sigue sin acabar de gustarme. ¿Intento parecerme a ellos para agradar a Maik? No sé lo que es pero algo me falta. Y tengo que darle una respuesta. Pero necesito aclarar mi cabeza. Esta distancia física puede ayudarme a poner en orden mis sentimientos.

Unos golpecitos en la puerta de mi habitación 423 me sacaron de mis pensamientos. Con el móvil todavía en mi mano y meditando una respuesta ambigua, abrí la puerta sin más. Mi corazón se paró en seco. Pensaba que el aire no iba a ser capaz de llegar a mis pulmones.

-¿Te molesto? –Me pregunta con su voz tan característica, con un tono realmente bajo.

-Emm, no no, pensaba que sería Marta o Dam... –Medio respondo prácticamente balbuceando. La rubia está guapísima.

-Si esperas a alguien no quiero importunar. –Me interrumpe con su voz áspera.

Sus ojos se clavan en los míos y es algo que no puedo soportar. Me he puesto muy nerviosa y ni siquiera entiendo por qué.

-No, no espero a nadie, ¿es por lo de los datos para lo del equipo? –Pregunto.

Me mira vacilante.

-En parte sí. –Carraspea. –Verás, creo que no he empezado con buen pie contigo y quería disculparme. Para mí es muy importante llevarme bien con mis jugadoras.

Esto sí que no me lo esperaba.

-No te preocupes, está todo bien. –Le digo mientras sonrío y siento como mi corazón se acelera.

-¿Te apetece bajar un rato al salón? Tengo unos Nesteas fresquitos. ¿Te gustan? –Ahora tiene una sonrisa en la cara aunque sus ojos siguen siendo tristísimos.

-¿Ahora? –Me está descolocando de nuevo. Tiene un poder sobre mí que no sé en qué momento se ha instaurado. –Vale, sí, me gusta el Nestea. –Sonrío.

-Así me apunto tus datos y, de paso, intento ser un poco más agradable contigo. –Me clava esa puta mirada que me deja embobada.

Al salir de la habitación con Alba, me pide que la siga hasta la suya. La 414 está en mi misma planta, a la derecha del pasillo. No sabía que vivía tan cerca. La espero en el quicio de su puerta mientras saca las dos latas de té. Carga con ellas, una libreta y un boli BIC azul. Entonces nos bajamos por las escaleras al salón que está en la segunda planta del edificio.

De ti, de mí, del mundo. (Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora