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En un lago algo alejado del campamento se encontraba Jisoo sentada en la extensa hierba de su entorno. Tomó una piedra, la tiro contra el agua y respiro hondo antes de que aquel objeto se sumergiera hasta lo más bajo del lago.

Cuando supo que ya se hacía tarde decidió pararse y abrirse camino hasta su cabaña o terminaría siendo regañada por la coordinadora.

Otra vez.

La ruta fue tranquila hasta que a lo lejos del punto de encuentro de las competencias encontró a Lisa y Rosé.

Frunció su ceño cuando la australiana le proporcionó una cachetada a su contraria, ladeó su cabeza en dirección de ambas chica sin poder entender lo que había pasado.

Quiso intervenir pero estaba demasiado lejos, ademas... cuando se recuperó del pequeño transe que le provocó aquella escena, ambas chicas ya se habían ido.

- Ahora que es lo que hiciste Lalisa - Susurro para ella misma ya asimilando que la tailandesa tenía algo que ver.

Volvió a retomar su camino pero esta vez hasta la cabaña de Rosé, tenía que saber si se encontraba bien, no podía quedarse con la duda de que probablemente ahora su mejor amiga esté llorando, ella era como su hermanita por lo cual protegerla era más un deber que cumpliría sin réplica alguna.

POV JISOO

Cuando finalmente llegue pude lograr escuchar un sutil sollozo. Toque la puerta para solo segundos después escuchar pisadas hasta donde me encontraba.

- ¿Quién es? - Esa era la voz de Rosé, la cual se veía algo quebrada, sin embargo creo que trataba de ocultarlo. Cualquiera pasaría esto por alto, pero yo la conocía como la palma de mi mano.

- Soy Jisoo, ábreme.

- Quiero estar sola - Respondió en un tono seco, para solo segundos después escuchar otros pasos, pero esta vez alejándose de la puerta.

Ni crea que iba a librarse de mí a sí de fácil. Saque un pin que tenía en el bolsillo del pantalón y lo introduje en la cerradura. Una de las tantas cosas que aprendí de este campamento cuando te olvidabas las llaves dentro de las cabañas.

Tengo muy malos recuerdos respecto a eso.

Tarde un poco en abrirlo, para este entonces Rosé ya se habrá dado una idea de que estaba tratando de entrar a la fuerza, pero en vez de gritarme o tratar de impedir mi ingreso no escuche nada de su parte.

Cuando finalmente se abrió entre con cautela, la vi tirada en su cama, su cabeza enfocaba la pared mientras que ella se encontraba boca abajo sobre el colchón. Me acerqué hasta sentarme a una orilla de la cama y extender mi mano hasta el cuero cabelludo de Rosé, para de esta manera acariciarla con ternura.

- Dime que es lo qué pasó... - Musité en un tono aterciopelado. Me acerqué más para ver su cara pero me lo impido - Vamos... no es bueno guardarte las cosas en ciertas...

- No es nada, solo... estoy pensando, nada más.

- Sí claro, eso suena muy creíble - Me impulse con mis manos hasta quedar acostada junto a ella - Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea - Hable en un tono bajo para después esconder mi cara entre su cabello - Recuerda que siempre nos tendremos una para la otra.

Luego de pronunciar esas palabras finalmente volteó a verme, su rostro estaba rojizo, una que otra lágrima resbala por sus mejillas y su respiración se notaba algo errática.

Se me estrujo el corazón al verla de tal manera. Deslice mi mano hasta su mejilla y le retire algunas lágrimas con la yema de mis dedos.

Le iba a preguntar que era lo que había pasado, pero creo que será mejor preguntárselo mañana. Otras veces hubiese seguido insistiendo, pero esta será una excepción.

CAMPAMENTO DE LESBIANAS | JENSOO & CHAELISA Where stories live. Discover now