Capitulo 13

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— No es ella, Elena

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— No es ella, Elena.— Le repito lentamente, bufa

— ¿Viste su cara?, ¿sus ojos?

— No tiene su aroma.— Me cruzo de brazos

— Puede haber una explicación.— Frunzo el ceño

— Intentó asesinarte.

— También puede haber una explicación para eso.— Se encoje de hombros, niego con la cabeza

— Katerina murió hace ocho años, yo mismo vi como enterraban su cuerpo.— Hablo seguro

— Bueno, tal vez hay una forma de averiguarlo.— Entrecierro los ojos

Arqueo las cejas, niego con la cabeza al ver lo que planea.

— Estas loca si crees que escabare su tumba.— La miro  incrédulo

— Es la única forma, si tengo razón, tenemos que hacerla recordar. Y si no, la liberaremos.

Me acerco y la miro serio.

—No haremos nada, dejaras la tumba en paz y no liberaras a esa mujer, es parte de los Ferox, puede darnos información.— Me alejo, encaminadome hacia arriba, la escucho gruñir

— ¿¡Porque te niegas ante la posibilidad de que sea ella!?

— ¡Porque no lo es!— Grito, girandome hacia ella— ¡Ella no es mi Katerina! Cuando me vio a los ojos supe de inmediato que no era ella, ahi no estaba su brillo, no estaba la inocencia que siempre estuvo.— Niego lentamente— Mi Katerina, ni en un millón de años lastimaria a alguien, ¿acaso no viste todo lo que hizo?, asesinó sin pestañear a varios de mis hombres, e iba a hacer lo mismo contigo.

Suspira, me mira unos segundos, para luego apartar la mirada.

— Ocho años es un largo tiempo, Kilian. Y si paso todo ese tiempo con ellos...—Niega con la cabeza— no me sorprendería que terminara así.

La miro por nos segundos más, suspiro y me giro, volviendo a caminar.

— ¿Adónde vas?— Me sigue, la ignoro

Termino de subir las escaleras, me dirijo a la habitación.

— No le haras daño, ¿verdad?— Se detiene en frente mío, mirándome suplicante

— Depende de cómo se comporte.— Un cosquilleo me atraviesa al decir eso, pero lo ignoro

— Por favor, Kilian. Dejame demostrarte que si es ella.—Murmura, frunzo el ceño

— ¡Basta!, no es ella, y punto.— Paso por su lado, abriendo la puerta

Me detengo en el umbral, observandola. Se mantiene sentada en la cama, mirando con atención el vaso con jugo de naranja.

Parpadeo, aún con el ceño fruncido.

— ¿Qué haces?— Me mira por un segundos, me ignora y vuelve a mirar el jugo

 Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora