Kilian era el siguiente Alfa de la manada Stärke, una manada fuerte y poderosa, gobernada por un Alpha justo y amado.
El día que Kilian encontró a su mate fue el día más feliz de su vida, después de muchisimos años, había encontrado a su compañera...
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Afilo una vez más mi espada, reviso el filo una vez y luego me levanto, la guardo en el estuche en mi espalda. Camino mientras me coloco la capucha, junto al pañuelo, cubriendo mi rostro.
Miro a lo lejos como la manada se acerca, me apoyo en el arbol, cruzandome de brazos.
— ¿Nerviosa? — Giro mi cabeza, levanto una ceja hacia Bill
— ¿Alguna vez lo estuve?
— No, pero tranquila, mi espada te cubrira la espalda.— Se acerca, frunzo el ceño y me alejo
— ¿Porque mejor no te la clavas en la tuya?, me harías un favor.— Empiezo a caminar
Si no estuviera prohibido, lo mataría.
— ¡Empiecen a caminar!— Escucho al capitán ordenar, lo obedezco — Recuerden rodearlos antes de atacar. Y lo más importante, dejen al Rey vivo.— Demanda, con voz firme
Suspiro.
Miro hacia atrás, observando cuantos somos. A pesar de la poca cantidad, siempre ganamos, así empezó hace dos años, gracias a...
Me detengo abruptamente, al sentir algo.
— ¿Qué sucede?— El capitán se acerca, notando que me estoy quedando atras
Cierro los ojos, mientras ladeo la cabeza.
— Brujas.— Murmuro, al sentir vibraciones rodeandonos. Tomo rápidamente un cuchillo de mi cintura y lo lanzo hacia arriba, específicamente a un árbol
Segundos después una mujer cae, le di en el hombro.
Se queja, mientras presiona la herida. Me acerco a ella para después agacharme, sonrio.
— No tienen con que darnos que ya mandan a sus inútiles brujitas. — Ladeo la cabeza, me mira mal
— N-No nos subestimes, tenemos más de las que crees, y una muy poderosa.— Habla con dificultad, levanto una ceja
— ¿A qué llamas poderosa?— Siento a los demás rodearnos, mantengo mi mirada en ella
— Lo averiguaras, incluso más poderosa que sus luces rojas.— Sonrio más, a pesar de que no la vea
— ¿Quién está subestimando ahora?—Murmuro. Escucho un estruendoso sonido, segundos después, giro mi cabeza
Maldigo cuando veo a un lobo, me levanto con intenciones de atacar, pero un filo atraviesa mi estómago.
— ¡Ah!— Clavo mi mirada en ella, utilizó mi propio cuchillo
— Se que tu eres el arma secreta, muchacha.— Frunzo más el ceño
Saco el cuchillo de mi estómago, estiro mi mano y de un rapido movimiento lo deslizo por su cuello.
La observo caer, mientras lo guardo en mi estuche. Me giro y me levanto, observando a los lobos ya luchar con los nuestros.