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Jimin quería decir con todas sus fuerzas que YoonGi aprendió la lección y había cambiado, y sí, en algún momento quizás si lo hizo, pero mientras veía al alfa con el cual había decidido casarse, pelear con una cajera porque no había fresas con cho...

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Jimin quería decir con todas sus fuerzas que YoonGi aprendió la lección y había cambiado, y sí, en algún momento quizás si lo hizo, pero mientras veía al alfa con el cual había decidido casarse, pelear con una cajera porque no había fresas con chocolate, solo pudo desear que en ese preciso momento, un gran agujero negro apareciera y le transportara a otra dimensión.

¿Por qué YoonGi tenía que ser tan... Especial?

Esa era una pregunta que rondaba en su mente siempre que lo veía comportarse de esa forma, está bien podía perdonarlo, es que su hombre era tan caliente como las llamas del amateratsu, oh sí, su chico era tan ardiente como el sol de verano, solo su toque le hacía suspirar de placer y revolotear feliz con el hormigueo incesante que se creaba en su pancita, pero bueno se estaba saliendo del tema, no tenía que dejarse llevar por sus pensamientos impuros y por la calentura que el embarazo estaba ejerciendo en él, como diría la madre Carlota de la novela de las cuatro, de la cual el omega era muy fan cabe destacar, tenía que enfocarse en pensar quien había dañado tanto a su esposo para que éste estuviera armando escándalo por no conseguir su antojo.

—Ps, YoonGi. —Llamó de forma nada disimulada el rubio. Su esposo pareció escucharlo y volteó rápidamente hacía él.

—¿Qué tienes? ¿Pasa algo? —Le observó preocupado. —¿YoonGi Junior pateó su casita por primera vez? — Le brillaron sus ojos con toque de emoción y su lobo interno no pudo evitar rodar emocionado dentro de él.

Es que su alfa era tan tierno a veces.

Y tonto, muy tontito también.

Jimin quiso rodar los ojos ante todas las preguntas, pero más por el nombre que su esposo estaba empeñado en darle a su hijo, que ni siquiera sabían si era niño o niña.

—¿Quién te dañó tanto amor? —Le preguntó abrazándolo fuertemente. YoonGi suspiró gustoso al tener su cabeza enterrada en el lugar en donde el adictivo aroma de su omega y el propio se fusionaban, no lo culpen, aquel lugar era como su nirvana, su paraíso, su oasis en medio del desierto. Pero luego de un rato, frunció el ceño ante la pregunta, separándose un poco de su esposo lo observó confundido.

—¿Qué? —Preguntó. Jimin lo observaba con algo parecido a ¿lastima? — ¿Qué dijiste Minnie?

—Amor, ¿si te das cuenta que la chica no tiene la culpa de que se acabaran las fresas con chocolate? — Preguntó de forma tierna dejando libre un poco de su olor y relajando al alterado alfa. YoonGi asintió. — Entonces, ¿por qué insistes en pelear con ella? —Lo vio fijamente. — ¿Quién te hizo tanto daño amor? —Preguntó preocupado pensando en algún trauma infantil que su esposo pudiera tener.

—Tú. —Respondió rápidamente ganándose un ceño fruncido por parte del rubio.

—¿Cómo? —Alzó un poco el tono de voz. Ambos se habían olvidado que estaban en medio de una cola a las 11:45 de la noche. — ¿Qué dijiste? —Volvió a preguntar. —No te escuché bien. — Fingió limpiarse los oídos.

—Tú. —Respondió tranquilo nuevamente. —T-Ú. —Volvió a decir, esta vez deletreando para dejarlo más claro. Los ojos del rubio empezaron a aguarse y YoonGi palideció rápidamente.

No me quieres. —Susurró.

—Oh, no bebé, espe...

—Yo sabía... ¿Es por qué estoy gordito y rechonchito como un osito de peluche? —Puchereó mientras algunas lágrimas caían por su rostro. —Te he visto viendo los programas de las delgaduchas esas que desfilan lencerías. ¡Dime que tengo que hacer! —Chilló llamando la atención de todos los presentes en el lugar. –Que eran pocos, pero igual estaban escuchando con detalle todo lo que decían la pareja de esposos. — ¿Desfilo en lencería roja como tanto te gusta? —Aunque la imagen se le hacía bastante provocativa, él realmente solo quería hundirse nuevamente en los brazos de su esposo y dormir.

Anhelaba tanto poder descansar ocho horas seguidas, y no pararse cada 3 x 2 para complacer los antojos de su omega. Pero no, no lo malentiendan, él adoraba a su esposo, Jimin era el motor de su vida, pero es que a su cachorro se le antojaban cosas tan normales y a la vez tan extravagantes. Pasaba de una galleta de chocolate con pizcas de colores, a... Sardina con chocolate y gotas de miel.

Según el pequeño omega, jodidamente sabroso y nutritivo.

Según él, un asco total.

Todavía recordaba todo lo que tuvo que hacer aquel miércoles a las tres de la mañana para conseguir a su esposo feliz, comenzando con sacar pescado de la nevera, y pelear con la mugrosa bola de pelos que su esposo había traído a casa, el omega cariñosamente lo había llamado Holly, pero él estaba tan seguro como el infierno, que ese animal de raro cabello ondulado lo odiaba, y era mutuo el sentimiento ¡Joder! Todavía sentía escalofríos al recordar que tuvo que tocar al animal unas cuantas veces, sin olvidar su alergia al chucho mugroso.

Pero los ojitos llorosos de su omega, y la promesa de que tendrían un momento intimo a solas, lo había convencido completamente.

Claro, siempre pensando con la segunda cabeza y no con la cabeza coherente, pero bueno, había disfrutado una noche entera, pero estaba jodido todos los malditos días con el maldito animal moviéndose de esquina a esquina.

—Hey, pequeño omega. —Un indeciso alfa se acercó a ellos. —Yo compré estas fresas antes, pero viendo que es usted un omega embarazado, se las regalaré, solo falta el chocolat... —Jimin saltó encima del hombre mientras sonreía alegremente.

—Gracias, gracias, gracias. —Repetía muy emocionado. —¿Quiere ser el padrino de mi bebé? —Preguntó emocionado. —Señor, joven, uh...

—Hobi. — Le guiñó el ojo divertido. YoonGi gruñó a su lado. — Aunque mi nombre es Hoseok. — Jimin asintió sonriendo.

—Bien, muchas gracias, ahora tú. —Señaló fríamente a YoonGi, dejando atrás la actitud tierna de antes. El mencionado tragó duro ante la mirada fría y determinada de su esposo. —Vamos a casa, debo tener chocolates guardados en algún lado, así que muévete. —Salió rápidamente de la tienda sin esperarlo, Hoseok sonrió ante lo gracioso de la pareja frente a él.

—Tu omega es muy lindo, me recuerda a mi hijo cuando le digo que no puede tener dulces.

YoonGi rió y asintió, no sin antes agradecerle mil y un veces por salvar su vida. — Muchas gracias, Hobi.

Y aquella noche, Hoseok sintió una extraña sensación en su pecho después de aquel extraño encuentro con aquella para nada normal, pareja.

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Fin capítulo 8.

¡Hola!

Feliz semana santa super atrasado, esto era para el domingo, but estaba el capítulo de GoT y entro en ansiedad cada vez que son los domingos y lunes.

Saludos cordiales y muchísimas gracias por leer.

Disculpen cualquier pequeño error.


We're pregnant! » Omegaverse YM.Where stories live. Discover now