Parte 15

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ADVERTENCIA: Hay un poco de violencia, no mucha, pero la hay

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Por más que Temo tallara el piso, la mancha morada de jugo no salía de la baldosa morada. Intentó con todo metodo existente; agua, jabón, cloro, desinfectante, alcohol, limón, bicarbonato, pero la maldita mancha no se quitaba.

Al rededor de las 5 de la mañana y tras mucha insistencia y combinación de todo lo que anteriormente había usado, por fin había salido la mancha en el piso que habia hecho el hijo de su poseedor.

Muy agotado y muriendo de sueño, Temo se acostó en la alfombra en la que dormía junto a la chimenea, pero cuando estaba a punto de caer en el sueño escuchó pisadas que bajaban por las escaleras y supo que debía levantarse para prepararle el desayuno a su poseedor.

El señor era un empresario y salía siempre de la casa muy temprano.

Temo sintió como su cuerpo se movía por pura inercia hacia la cocina, quedándose en el marco de la puerta, cómo todas las mañanas, esperando recibir órdenes. Realmente se sentía como si fuera un zombie y como si su cabeza estuviera llena de algodón.

"805, esta mañana quiero mi batido de vainilla" dijo el señor hablándole a Temo y sentándose en la barra del desayunador. Temo se movió despacio al refrigerador y sacó los ingredientes.

El joven esclavo movía sus manos por pura costumbre, y cuando llevó el batido a su poseedor, podría afirmar que no recordaba como había hecho la bebida.

Pero el señor todas las mañanas tomaba el mismo batido de chocolate, así que confiaba en que había hecho la bebida correcta.

Para cuándo Temo regresaba hacia el marco de la puerta, sintió como su cabello era agarrado en un violento jalón y pronto tuvo la cara roja de su poseedor pegada a la suya.

"¿Quién mierda te crees para desobedecerme?" gritó el señor y Temo pudo sentir como la saliva de aquel caía en su cara.

El señor traía el batido en su mano libre y lo arrojó en la cara del esclavo, casi ahogandolo por la sorpresa "Te pedí de vainilla, asqueroso bicho."

Su poseedor lo lanzó con fuerza hacia el suelo y Temo inmediatamente se acomodó de rodillas para esperar el castigo. Sin poder controlarse, sintió como las lágrimas ardían por sus ojos.

El miedo lo invadió por completo al ver a su dueño tomar el bate de béisbol de su hijo y caminar hacia el.

Tenía tanto miedo, que incluso se atrevió a suplicar.

"¡P-por favor señor no lo haga!¡Le prometo que nunca más volverá a pasar pero por favor señor no lo haga se lo ruego!"

Temo sintió como lo tomaban de los hombros y lo sacudían, pero él solo seguía suplicando por su vida.

"¡TEMO!" el ojimiel escuchó y frunció su ceño; llevaba muchos años sin escuchar su nombre y sabía que su poseedor no conocía su nombre "¡Maldición Temo, despierta ya!"

¿Despertar...?

"¡Maldición Temo, despierta ya!" Temo escuchó de nuevo y abrió sus ojos rápidamente. Las lágrimas que inundaban su mirada no le permitían ver nada y se empezó a sacudir para soltarse de las manos que lo tomaban por los hombros "Shhh pequeño, tranquilo, soy yo, todo está bien."

Temo inmediatamente dejó de sacudirse al reconocer aquella voz; era la voz de su ángel, de su Ari.

Las lágrimas aún no le permitían ver con claridad pero pudo sentir como aquellas fuertes pero suaves manos lo jalaban y sintió como su pequeño cuerpo era rodeado por unos fuertes brazos.

"Sólo fue un sueño, pequeño. Estás conmigo, estás a salvo" Temo sintió como su cabeza era recostada sobre un pecho sólido y como una mano comenzó a acariciar su cabello.

Un aroma dulce y varonil inundó sus fosas nasales y al reconocerlo como el aroma único de su Aristóteles, aferró con fuerza sus manos a la camisa de su dueño y dejó su cuerpo sacudirse por los sollozos.

"Mi pequeño, mi pobre pequeño" susurró Ari y apretó a Temo aún más en su pecho. Las lágrimas le ardían en los ojos, pero la noche anterior, al ver a Temo dormir pacíficamente sobre su cama, se había prometido ser fuerte por él y así ayudarlo a sanar.

Después de una largo rato de sollozos por parte de Temo y de palabras de aliento y caricias por parte de Aristóteles, el ojimiel empezó a calmarse y ahora su cuerpo sólo temblaba por los pequeños espasmos e hipos que quedaban después del fuerte llanto.

Muy despacio, Temo se separó del cuerpo de Aristóteles y lo miró directo a los ojos.

Ari sintió que moría al ver aquellos ojos terriblemente irritados por el llanto.

"M-mi A-ari" murmuró Temo y Ari sintió como su corazón se estrujaba al escuchar las palabras interrumpidas por los espasmos "E-res real... creí que había imaginado q-que me habías salvado."

"No, pequeño" susurró Ari y con una mano acarició la mejilla del menor "Soy real y estás a salvo."

Increíblemente, una sonrisa iluminó el rostro del joven esclavo y se lanzó sobre el cuerpo de Aristóteles para abrazarlo.

Iba a ser muy difícil y probable iban a tener muchas madrugadas como aquella, pero Ari sabía que todo valía la pena.

Aquí había una N.A. pero te la perdiste, lo siento, sigue leyendo ❤️

Liberame - Aristemo ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora