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BLANCA

El jueves empezamos con los ensayos en el plató del programa y ya llevo viviendo aquí en el piso de Broadway desde el martes. En teoría aún no podía entrar hasta el miércoles, pero el director me hizo el favor. No podía aguantar más en casa de Wade escuchando como decía esas gilipolleces, las cuales había escuchado mil y una veces en Alejandro.

Estuve más de tres años en una relación con Alejandro y él llegó a controlar mi vida como mi madre. Cómo a él no le gustaba que yo estudiara Bellas Artes porque creía que no tenía salidas, me obligaba a dejarlo. Yo seguí estudiándolo sin que él se enterara, le dije que estudiaba historia del arte. Quería que me fuera a vivir con él y no viviera con Soraya porqué "me corrompía". Hasta que no me puso el anillo al dedo, no pensé en mudarme con él. No quiero volver a pasar por lo mismo y que nadie controle mi vida. Tengo veintidós años, joder.

Por eso le pedí un tiempo a Wade. No quiero ser controlada. No vine a New York sólo por eso. Vine porque necesitaba un cambio en mi vida y el cambio me lo está dando este trabajo, porque sin él, debería volver a Barcelona en Septiembre. Wade me ha llamada cada día, cinco veces cada tres horas. Y no se lo he cogido. Si necesito un tiempo, necesito un tiempo. Lo quiero, estoy enamorada de él, pero no quiero que llegue a ese punto de controlarme la vida.

Soraya llegó el miércoles con un montón de maletas con nuestra ropa. Además, nos van a llegar cajas con más cosas a lo largo de la semana que viene.

El piso en el que vivo es muy bonito y he podido decorarlo a mi gusto. Es un piso de una sola habitación, una pequeña lavandería, una cocina con despensa, un baño y un salón. Tampoco necesito más. Soraya está justo encima de mí. Aquí también viven cinco bailarines más, uno de los productores con su familia y no sé quién más. El edificio es del director del programa en el que trabajamos. Aparte de que nos paga un dineral, nos da alojamiento.

Hoy estamos a sábado y en vez de salir a tomar algo con los bailarines, Soraya incluída, me he quedado en el piso. No tengo ánimos de salir para nada. Prefiero quedarme tumbada en el sofá leyendo uno de los libros que me ha traído Soraya de nuestro piso de Barcelona.

Mientras leo, escucho un gran estruendo fuera. Un trueno. No,joder, ahora no. Me levanto con el libro en la mano y veo que empieza a llover fuertemente.

¿Esto es verano, joder? Vaya mierda, de verdad.

Bajo las persianas para aislar lo máximo el ruido de los truenos y vuelvo a sentarme en el sofá. Los truenos se siguen escuchando, e incluso los relámpagos se cuelan a través de las separaciones que tiene la persiana. Si tuviera los auriculares podría ponérmelos, pero los dejé en casa de Wade.

Wade...

Me tumbo en el sofá, de caras al respaldo y me hago una bolita, con los ojos cerrados y deseando que la tormenta se detenga. Creo que escucho más el golpeteo de mi corazón contra el pecho que la tormenta. No, mentira. Escucho los truenos como si sonaran en mi cabeza.

No sé cuanto tiempo paso así, hecha una bolita con mis manos en los oídos, cuando el timbre de mi piso suena. Dios, que sea Soraya. Me levanto rápidamente y cuando abro la puerta, me quedo parada al ver a Wade empapado de arriba a abajo.

-He pensado que... a lo mejor querías compañía con este tiempo. -murmura y justo se escucha un estruendoso trueno que me hace sobresaltar.

-No tendrías que haber venido.

Él baja la mirada a sus pies y luego me mira de nuevo, desarmándome por completo. Siento mi labio inferior temblar y mis ojos aguarse, a la vez que el pecho se me llena un poquito más. Wade me mira como si me pidiera permiso, pero sin que yo se lo dé, entra y me abraza. Hundo mi cara en su pecho mojado y me permito sollozar en él. Escucho como la puerta se cierra. Me separo un poco de él, mientras me limpia las lágrimas del rostro.

Cuestión de memoria {FBTNY #2} ©Where stories live. Discover now